Por Rafael Guevara Chacón, Esfera de Asuntos Económicos de la CTC
Dentro de la estrategia de desarrollo cubano, uno de los objetivos fundamentales es el fortalecimiento de la empresa estatal socialista, eslabón esencial y actor más importante de nuestro modelo económico, como lo establece el Artículo 27 de la Constitución.
Desde el 2019 se han adoptado medidas para su transformación y ponerlas en práctica significa ser capaces, en toda entidad, de ejecutar las decisiones aprobadas, profundas y con un carácter innovador, cuyo objetivo es avanzar en medio de las condiciones adversas por las que atraviesa el país.
Se trata de ejercer el verdadero papel de la empresa y para ello es imprescindible que, en cada caso, los colectivos sean protagonistas de un cambio radical en la forma de gestionar la economía de la entidad desde la concepción del plan, y para ello, empresarios, dirigentes sindicales y trabajadores tienen que laborar en real unión de acción e intereses, sin importar complejidades o carencias.
Primero hay que profundizar en el conocimiento de todo lo aprobado y legislado al respecto. Solo con el conocimiento de cada medida, proyección u objetivo, se puede ser realmente proactivos, eficientes, creativos y gestores de la vida económica de la empresa.
Se aprecia desconocimiento con relación a todo lo dispuesto y en ello nos va la posibilidad de crear el necesario cambio de mentalidad que implica tomar decisiones sin esperar indicaciones superiores, desde el establecimiento del objeto social y las actividades que contribuyan al enriquecimiento dinámico del accionar de la entidad.
Hay que innovar para la obtención de las materias primas fundamentalmente de producción nacional, racionalizar cuanto recurso esté disponible, buscar fuentes de financiamiento por medios propios sobre la base de renglones exportables y nuevas asociaciones de capital, siempre que sea posible.
Si logramos entre todos prepararnos adecuadamente, consolidar los vínculos de trabajo cuadro-trabajadores con el sindicato a la vanguardia de la iniciativa y la movilización, podremos garantizar la buena salud del centro laboral desde el inicio, trabajar y trabajar por transformar no solo la forma de pensar, sino la de hallar alternativas en las difíciles condiciones de hoy.
Si tenemos claridad de lo que nos proponemos, con qué hacerlo, de dónde saldrán los recursos y el financiamiento necesarios, así como cuál será el destino de nuestros productos, tendremos resultados, beneficios, bienestar y futuro. Lo requieren la empresa y la familia, células básicas de la economía y sociedad. Entonces créalo, ese bienestar al que aspiramos estará en nuestras manos. Vale la pena.
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[box title=»Suelta ¿y sin vacunar?» box_color=»#fddba6″ title_color=»#fffff»]
Betty Beatón Ruiz
A pesar de convulsos, estos son tiempos de soltar amarras, de despegar, de cambiar de una vez y por todas, sin que tal propósito se asuma como una cuestión de coser y cantar.[spoiler title=»Seguir leyendo» open=»no»]
Por lo menos así lo perciben varios directivos y trabajadores de las empresas cubanas, las cuales se ajustan el traje de acuerdo con las nuevas medidas implementadas para favorecer la eficiencia en su misión.
No obstante, por otro lado, hay un grupo que se muestra escéptico, dubitativo, y esgrime una frase conocida: el problema no es el guion, sino la puesta en escena, cuestión que no deja de ser cierta, tal y como lo reconocen expertos de las ciencias económicas y empresariales.
Entre la existencia de las medidas, ponerlas ahora mismo en práctica, y que a corto, mediano o largo plazos, según sea el caso, se obtengan los resultados esperados, hay un buen trecho, a igual que del dicho al hecho.
Pero lo peor no es eso, ni el tiempo que es preciso esperar para llegar al objetivo cumbre, sino las barreras que de manera visible se parapetan a lo largo del camino que ya se comenzó a recorrer.
Cuestiones internas y externas hacen y harán difícil el andar, mas no imposible, que conste.
Dentro de las primeras pudiéramos mencionar la obsolescencia tecnológica, que es freno a la urgida productividad del trabajo; así como el envejecimiento de la fuerza laboral, además de antiguos estilos de gestión y dirección, y de posturas burocráticas, estas tres últimas sedimentadas en la cultura empresarial a fuerza de largos años de centralización, de esperar “indicaciones de arriba”.
En cuanto a las barreras externas, el bloqueo económico de Estados Unidos se erige como la más compleja de sortear, en tanto es tangible en la cotidianidad, con dimensiones sin precedentes en los últimos meses, y que hasta ahora, aun con un nuevo presidente en la Casa Blanca, permanecen inamovibles.
A esta situación se suma lo que se arrastra del 2020, año que marcó una reducción del comercio mundial a causa de la pandemia, con una severa afectación para nuestra región, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, en el que se consigna una contracción de las exportaciones en un 13 % y de las importaciones en un 20 por ciento.
Condiciones más que suficientes, por solo mencionar dos, para complicarle “la jugada” a directivos y trabajadores a la hora de materializar las medidas que favorecen a la empresa estatal socialista, distintivamente aquellas que tienen que ver con la importación/exportación directas y el fomento de la inversión extranjera.
De cualquier forma, y como los de esta tierra estamos acostumbrados a no amilanarnos ante los problemas, se aprecia buena disposición para asumir los cambios, así sucede, por ejemplo, en la suroriental provincia santiaguera.
Por muchas cuestiones las medidas fueron recibidas con agrado, entre estas las que dejan hacer a los empresarios, especialmente a aquellos que se encuentran a nivel de las estructuras que con anterioridad resultaban poco favorecidas, díganse las unidades empresariales de base (UEB), esas que ahora tienen más autonomía para crear, proponer, gestionar.
Del mismo modo, y tal vez es este el punto clave para desatar las fuerzas productivas, se favorece el vínculo del trabajador con los resultados finales de la producción, incluso de las exportaciones, sin límites ya para la distribución de utilidades, con un justo estímulo monetario para quienes muestren alto desempeño.
Ahora se precisa de ingenio, entrenamiento, preparación, monitoreo, evaluación, seguimiento… con apego a que libertad de actuación implica también responsabilidad, control, orden.
Empresas sin ataduras, sueltas, pero “vacunadas”.
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José A. Pérez Pérez*
Cuántas veces escuchamos a varios directivos decir que mientras las empresas no decidan en asuntos que por su naturaleza son de competencia empresarial, con los riesgos y responsabilidades que ello implica, no se podrá hablar de autonomía empresarial, algo vital para seguir avanzando en el desarrollo económico del país.[spoiler title=»Seguir leyendo» open=»no»]
En medio de un ambiente internacional muy tenso que incluye el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de Estados Unidos contra nuestro país, agravado con una muy difícil situación epidemiológica en el mundo por la COVID-19, el Gobierno cubano ha promulgado 43 medidas que dotan a las empresas de mayor autonomía en su gestión para asegurar capital de trabajo, operar esquemas de autofinanciamiento cerrado y retener ingresos por exportación o producto de su relación con la inversión extranjera, la Zona Especial de Desarrollo Mariel o el turismo.
También eliminan límites en las relaciones con el sector no estatal, mediante la comercialización de producciones disponibles y ociosas; flexibilizan la planificación; se reducen indicadores del plan; se introducen estímulos a la exportación en la política fiscal; se perfeccionan las OSDE, las empresas y se dan facultades para las UEB; se priorizan asignaciones de recursos para la industria nacional, con destino a las exportaciones y la sustitución de importaciones, así como se flexibiliza el pago de las utilidades a los trabajadores, entre otras.
Al igual que la estrategia que ha propiciado la necesaria unificación monetaria y cambiaria, estas medidas han contado con el respaldo del movimiento sindical.
La práctica y experiencia de lo ocurrido nos va demostrando que desarrollar una empresa va más allá de lograr crecimientos en sus ventas, ingresos y utilidades, que no basta con implementar medidas que den más libertades a su gestión, será primordial una transformación en las formas y modos de actuar de sus directivos y trabajadores, lo que implica, en primer lugar, el desarrollo del capital humano, como se ha planteado en varias ocasiones. Se debe diseñar una estrategia como un traje a la medida, que permita a las empresas teniendo en cuenta sus características, la tecnología con que cuenta, la capacidad de su colectivo, alcanzar resultados estables y crecimiento económico.
Será fundamental más agilidad en la utilización de los resortes que se han puesto a disposición de nuestras empresas, prestar mucha atención a la innovación tecnológica y al uso de sistemas integrados de gestión favorables para el desarrollo.
El cambio no será tan fácil, pues son muchos años de hacer solo lo que se nos pedía, ahora se trata de proponer qué haremos; gestionar el plan que requiere de la participación de todos, para ello se necesitan directivos emprendedores que busquen soluciones a los obstáculos del camino, sindicatos más propositivos en aras de transformar los problemas que diariamente se presentan en los procesos productivos y de servicios, y trabajadores dispuestos a dar el salto que precisa la economía y el sistema social que defendemos.
Para el éxito de la empresa estatal socialista debemos librar una batalla por el incremento de la eficiencia, la productividad, el aprovechamiento de la jornada laboral y el uso óptimo de la fuerza de trabajo.
El mayor desafío para el movimiento sindical es la preparación en las transformaciones que se están realizando para que puedan influir de manera efectiva en el cambio de mentalidad, además jerarquizar el papel y el contenido de las asambleas de afiliados y representantes para que los trabajadores tengan una participación real en los procesos productivos y de servicios.
*Miembro del Secretariado Nacional de la CTC en la Esfera de Asuntos Económicos.[/spoiler][/box] [/column][/row]
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Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.
Licenciado en Periodismo y licenciado en Ciencias Sociales, autor de El Foro en Cubahora, jubilado y reincorporado en la Redacción Digital de Trabajadores, donde escribe las secciones LA GUAGUA y EN 500 CARACTERES, fue corresponsal del periódico Vanguardia en tres de las seis regiones de Las Villas, Jefe de Redacción fundador del periódico Escambray, Corresponsal Jefe de la Agencia de Información Nacional (actual ACN) en Sancti Spiritus, colaborador de Radio Progreso, Prensa Latina y Radio Sancti Spíritus; así como Jefe de Información, Subdirector y Director del periódico Vanguardia, donde administró sus foros de discusión.
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …
Las empresas estatales por definición no tienen autonomía para actuar. Siempre están subordinadas a instrucciones burocráticas. Por esta razón son ineficientes. El cambio monetario pondrá de manifiesto que la mayoría no podrá subsistir y deberán cerrar. La solución está en liberar la economía de tanto control y trabas. Vean el ejemplo de Vietnam.
Hola
Volvemos a lo mismo y sin resultados,cómo le vas a pedir a las empresas que piensen diferentes si todavía tienen que mantener a sus intermediarios que son los grupos empresariales,esas organizaciones viven de lo que producen las empresas y lo primero es eliminarlas por completo para que las entidades no se sientan amarradas y puedan por fin operar y generar valores libres
No hay que esperar las indicaciones de «arriba» Pero, los de arriba están dispuestos a dejar hacer a los de abajo?