Riguroso control caracteriza el trabajo del actualmente Hotel-hospital La Riviera de Santa Clara, centro de comercio y de la gastronomía del territorio, dedicado ahora a atender casos positivos asintomáticos y leves de la Covid-19 en este tercer rebrote de la enfermedad en la provincia.
Rolando Tejón, su administrador, confesó que esta labor ha sido difícil porque hay que cuidar a los trabajadores y fundamentalmente a aquellos que laboran en la zona roja, que son valientes, arriesgados y que quieren atender a los pacientes en cualquier circunstancia, pero hay que estar muy vigilantes para que cumplan todo el protocolo de bioseguridad.
De acuerdo con el directivo, dicho protocolo fue diseñado teniendo en cuenta las características de la institución. De ahí que existen dos entradas: la puerta principal por donde acuden los enfermos -fumigada e higienizada cada vez que se produzca una alta o baja médica- y la zona verde, donde está ubicada la piscina y el personal de administración.
Toda la zona roja está contemplada en la parte central de las habitaciones a la que accede el personal de servicio destinado a esta función para proveer de alimentos y realizar la limpieza de cada una de ellas.
Son 25 trabajadores, unos en el servicio de camarero, otros en la elaboración de los alimentos. Todos poseen guantes, caretas, batas, sobrebatas, nasobucos, calzado. Cuentan con un riguroso sistema de higienización que incluye el baño en cinco ocasiones y el cambio de todo el avituallamiento personal en cada uno de estos momentos.
Los pacientes cuentan con los recursos materiales y humanos necesarios para su cuidado, además con la amabilidad y el cuidado de los trabajadores del hotel santaclareño, quienes conocen que no puede permanecer ninguna puerta abierta o conversaciones entre los enfermos. A esto se suma la pericia de un epidemiólogo que constantemente vela por el cumplimiento de todo lo establecido.
Había experiencia
Como centro de aislamiento funcionó en los brotes anteriores del contagioso virus, en particular para viajeros que arribaban a la provincia de diferentes países, así como otras categorías de personal sospechoso.
La experiencia anterior sirvió para emprender las labores como hospital de enfermos. El personal de servicio sabe cómo realizar el procedimiento, incluso la desinfección, pero la situación actual es mucho más compleja porque ahora está la certeza de que el virus circula por la institución, pues todos los ingresados padecen la Covid-19.
Con respeto y responsabilidad el personal y los enfermos cumplen cada paso, mantienen el aislamiento en sus habitaciones y con seriedad se procede a realizar la recogida de desechos, limpieza y el resto de las actividades que son puntuales e imprescindibles.
El Hotel Riviera ha realizado labores en los tres rebrotes de la pandemia en Villa Clara, tiene capacidad en estos momentos para 65 enfermos. Sin dudas, sus rutinas han cambiado, pero sobresalen características excepcionales que distinguen al colectivo: abnegación, amabilidad y disciplina, cualidades que han demostrado el amor y la solidaridad que sienten al poder ayudar al prójimo.