Al noveno día de recibir la primera dosis del candidato vacunal contra la COVID-19, Soberana 02, Haroldo acudió al policlínico 19 de Abril, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución. “No tenía tos severa, pero sí persistente, y creí que era una reacción adversa a la vacuna vinculada con el ensayo clínico iniciado días atrás”, nos dijo.
Tras la consulta médica, y acompañado por una doctora del citado centro, fue trasladado en una ambulancia, perteneciente al Sistema Integrado de Urgencias Médicas (Sium), al cercano hospital Manuel Fajardo, asignado para la atención a cualquier evento relacionado con los sujetos voluntarios y demás participantes en el ensayo clínico fase 2 del candidato vacunal.
Luego de que se le realizara una placa a los pulmones y de las preguntas de rigor se comprobó que la tos no era provocada por la vacuna, sino por la inhalación de una sustancia tóxica. “Al regresar a mi vivienda desaparecí una frazada de piso empapada con cloro para desinfectar los zapatos, la que tenía situada a la entrada de la casa; al día siguiente también desapareció mi tos”, refirió Haroldo, quien recibió aquella primera dosis el 18 de enero, día en que comenzó el ensayo en el policlínico.
“Me siento cuidado. Y según supe, hasta ese momento fui el único de los vacunados en ser remitido hacia el hospital, pues no habían aparecido reacciones adversas en otras personas”, concluyó.
Igualmente voluntario es Pedro (no decimos su apellido, porque el anonimato forma parte del ensayo clínico), un joven trabajador del turismo. “Desde que me enteré yo estaba interesado y me presenté. Hace 72 horas recibí la primera dosis y hasta ahora no ha habido ningún problema.
“Tengo confianza, mucha fe. La salud es lo primero, pero mire usted, mi mamá tiene miedo y mi abuela no puede participar, porque pasa de los 80 años. Aquí el cuidado es muy grande”, aseguró.
En forma aleatoria y totalmente a ciegas
La decisión de hacer el estudio en el municipio de Plaza de la Revolución se debió a que es uno de los territorios donde empezó la pandemia en Cuba y con alta transmisión epidemiológica dada la movilidad poblacional.
El policlínico, que conoce bien la salud de su comunidad, organizó el reclutamiento, lo cual constituyó el paso inicial para saber si el voluntario cumple todos los estándares. “Es cuando se le explica, en forma verbal, y por escrito, sobre la información del estudio”, expresa Mailin Cuba, licenciada en Enfermería, investigadora encargada de la atención de enfermería en el ensayo, y por primera vez en un estudio tan amplio y con estas características.
Todo se consigna en la historia clínica de cada uno, y el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos, a través de Susana Morales, licenciada en Ciencias Farmacéuticas, supervisa el cumplimiento de los protocolos establecidos.
Claro, la edad es importante. Los sujetos incluidos tienen edades comprendidas entre 19 y 80 años. Se les miden los signos vitales, peso y talla. Y a continuación se les hace la entrevista médica, en la que se analizan los antecedentes patológicos de cada voluntario, así como los criterios de exclusión e inclusión.
A partir de entonces cada sujeto transita con su código, que solo será develado al final, una normativa inviolable, porque el fármaco se administra aleatoria y totalmente a ciegas. Al final se comparan los resultados del candidato con la administración del placebo.
El candidato es una vacuna conjugada, en la cual el antígeno del virus, el dominio de unión al receptor (RBD), está enlazado químicamente al toxoide tetánico. “Hasta ahora las exclusiones han sido, por lo general, debido a hipertensión descompensada y, precisamente, por vacunas en los últimos tres meses con el toxoide tetánico”, explica la además jefa de Enfermería del policlínico.
“Tres días después del primer PCR, si este da negativo, el voluntario es vacunado. Entonces la observación se incrementa. Al irse a casa lleva consigo el llamado diario de eventos adversos, donde registra todo lo que siente, sea o no normal para él.
“Regresa a las 24 horas, se le realiza la primera evaluación del diario y se examina. Vuelve a las 48 horas, y a las 72 también. Si surgiera alguna reacción se le hace seguimiento, en el que se incluye su área de salud.
“A los 14 días luego de la inyección toca la consulta presencial. A los 25 días se le efectúa el segundo PCR y, de ser negativo, a los 28 se le aplica la segunda dosis. A partir de ese momento se repite el mismo procedimiento que después de la primera dosis, lo que indica que el estudio dura 56 días”, subraya.
Más personas en la fase III
Con los resultados de esta fase II se pasaría a la tercera para evaluar la eficacia de Soberana 02 y para entonces se prevé incluir un mayor número de población, estimada entre 40 mil y 50 mil personas vulnerables y residentes en zonas de alto riesgo.
El candidato vacunal, lidereado por el Instituto Finlay de Vacunas, tiene dos formulaciones y la segunda de estas logró gran efectividad en animales, a la vez que provocó una respuesta inmune muy potente desde la primera semana de su primera dosis. Asimismo induce una memoria de larga duración en la respuesta inmune que, además de producir anticuerpos, hace que estos duren.
“Cuba tiene una larga experiencia en desarrollar y producir vacunas”, ha insistido el doctor Eduardo Martínez, presidente de BioCubaFarma, grupo empresarial de las industrias biotecnológica y farmacéutica. “De hecho, dijo el experto, ocho de las 11 vacunas contra 13 enfermedades que emplea el Programa Nacional de Inmunización son fabricadas en el país”.