Uno de los objetivos de la Tarea Ordenamiento es ofrecer a los cubanos mayor igualdad de oportunidades a partir de promover el interés y la motivación por el trabajo.
En este empeño queda mucho por avanzar. No obstante ya se ha visto una reacción positiva, como informó en su cuenta en Twitter María Elena Feitó, ministra de Trabajo y Seguridad Social, que durante el primer mes del año, 38 mil 493 personas se habían incorporado al mercado laboral, y que de ese total el 30 % eran jóvenes menores de 35 años. Ello se dio a conocer antes de que hubiera concluido enero y el número de los solicitantes de empleo ha seguido creciendo.
Existen fenómenos que conspiran contra ese propósito, reflejados en inquietudes de internautas que acceden a la sección La Guagua, del sitio web de Trabajadores:
Armando Amieva opina: “Esperamos, como la mayoría, que realmente el trabajo se convierta en el estímulo para aumentar la productividad y la eficiencia económica que tanto necesita el país y el pueblo.
“Mi preocupación radica en aquellos que hoy en día viven de la reventa de productos de toda gama y no veo cómo evitar eso (…) hoy somos testigos de cubanos que compran hasta en las tiendas en MLC productos que para la mayoría resultan caros y prácticamente inalcanzables, y los revenden al doble y triple de su precio.
“Mi interrogante está relacionada con los mecanismos de control efectivos que tenemos para detener esas actitudes y afán desmedido por el dinero no acordes con los principios y objetivos de nuestra sociedad socialista”.
Otro internauta que se identifica como La verdad, dice: “Va a ser muy difícil que esas personas que se han acostumbrado a ver cómo otros trabajan se habitúen a trabajar; siempre van a encontrar una grieta por donde escabullirse y seguir viviendo de las necesidades de los que trabajan, por eso es preciso que las leyes que se emitan se hagan cumplir, así cada día se les hará más difícil el vacilón”.
Debe permitirse que losjóvenes puedan trabajar en forma libre en cualquier actividad que no atente en contra de la moral. Con toda seguridad no habría necesidad de incorporarlos al sector público que ya está sobre saturado de trabajadores. Así se podría evitar que muchos se dediquen al comercio informal que es mucho más remunerado que los trabajos en el sector estatal.