Luego de 52 años de trabajo y con 70 de edad muy bien llevados, César Alsina Leyva decidió tramitar su jubilación, porque ahora podrá volverse a contratar en su mismo puesto de mecánico automotor, en la emblemática planta capitalina de Cubana de Acero.
Esta es solo una de las oportunidades que ofrecen las medidas recientes para fortalecer la autonomía del sistema empresarial, cuya aplicación cobra particular relevancia en el actual contexto de ordenamiento monetario y cambiario. Ambos asuntos desencadenan dentro de ese sector una revolución económica, quizás no tan visible aún, pero que resulta tal vez lo más esencial de todo el proceso.
Antes de la Tarea Ordenamiento, Alsina percibía un ingreso mensual entre salario básico y pago por resultados que oscilaba entre mil 500 y hasta 2 mil pesos, más 24 pesos convertibles por concepto de alimentación. Ahora su sueldo fijo de 2 mil 960 pesos supera esa cantidad, más el pago trimestral por las utilidades que consiga crear y distribuir su entidad. Al sumar eso con la pensión, la cuenta sí le da.
“Cómo queda su salario es sin duda el primer cambio que cada trabajador analiza en este momento”, corroboró Osvaldo González Núñez, secretario general de la sección sindical en la Empresa Mecánica de Transformado del Acero (Emta), a la cual pertenece la unidad empresarial de base (UEB) Cubana de Acero.
Y el análisis no termina ahí. El dirigente sindical refirió el papel de la organización para mantener actualizado al colectivo sobre todas las transformaciones en marcha y encaminarlo hacia una mayor eficiencia, en medio de un redimensionamiento de la empresa, que abarca desde su estructura hasta la gestión de sus mercados y las finanzas.
Cambio de escenario
“Hicimos un ejercicio para ver caso por caso si cada trabajador crea con su labor el valor del salario básico que ahora recibe. Cuando eso no sucede, hay que buscarle más contenido a ese puesto”, razonó Juan Fernández Marzo, director general de la Emta.
De los poco más de 500 trabajadores que agrupa la entidad, el 80 % laboran como directos a la producción y alrededor de 200 son obreros que cobran a destajo por lo que hacen, sistema de pago que favorece esa movilidad del salario de acuerdo con el desempeño individual. “Nuestra principal misión es buscarles cada día más trabajo”, enfatizó.
El también diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular argumentó en detalles la profundidad de ese cambio de escenario. Su entidad inició el año con una nueva estructura de tres UEB, pues dos de ellas en otras provincias pasaron a ser empresas independientes.
“En cada una de esas tres fábricas solo por salario básico ahora hay que desembolsar casi medio millón de pesos. Nuestros resultados y liquidez financiera nos permitieron asumir ese aumento sin necesidad de solicitar el crédito puente concebido en el Presupuesto del Estado para facilitar este tránsito”, abundó.
En este primer mes todos los trabajadores cobrarán más con el nuevo salario que su ingreso antes de la Tarea Ordenamiento, donde un sueldo básico muy bajo se complementaba con el pago mensual por resultados y el estipendio para la alimentación, conceptos que desaparecieron, explicó Isel Monzón Cortina, directora de Recursos Humanos de la empresa.
Por otra parte, la Emta tiene que asumir también mayores erogaciones por la elevación de los precios de la electricidad, el combustible, y servicios contratados como la seguridad y protección, o la telefonía e Internet, por citar algunos ejemplos. Frente a ello, la empresa solo puede elevar los precios de venta de sus producciones en un índice fijado por el Gobierno de 3,49, medida que busca limitar cualquier efecto inflacionario excesivo a partir de los precios mayoristas.
A su favor la empresa tiene su rentabilidad del pasado año, con más de 4 millones de pesos en utilidades, junto con la garantía de contar con la materia prima asegurada para sus producciones del primer semestre del 2021, adquiridas aún con la vieja tasa de cambio de un dólar por un peso cubano.
El asunto será más difícil cuando en la segunda mitad del año deban adquirir en el mercado internacional los costosos insumos que requiere una entidad metalúrgica de su tipo al cambio de un dólar por 24 pesos, lo cual “castigará” la importación, y les obliga desde ya a empezar a modificar su estrategia económica, comercial y financiera.
Adaptación con creatividad
“No le voy a engañar, incertidumbre tenemos todos”, admitió Eugenio Hernández Alonso, director de la UEB Cubana de Acero, mientras nos enseñaba con orgullo los colosales tanques de 70 mil litros y los gigantescos conductos que allí fabrican como parte de la actual inversión que acomete Antillana de Acero, su principal cliente hoy.
No obstante, el directivo mostró optimismo y confianza en la estrategia de la dirección de la empresa, avalados por los resultados productivos de su UEB en el primer mes del año, por un valor estimado de un millón 600 mil pesos, y lo ya pactado para febrero, que casi podría duplicar esos niveles de venta.
En esa adaptación al nuevo entorno económico, la estrategia empresarial prevé incrementar servicios que no consuman tanta materia prima, revisar con lupa todas sus importaciones y encadenarse siempre que sea posible con empresas suministradoras nacionales. “No traeremos nada que se haga en Cuba”, dijo terminante Fernández Marzo.
El análisis al detalle de las fichas de costo por cada producto o servicio, para buscar alternativas que los abaraten; la contratación de sus propios trabajadores para determinadas tareas que pueden hacer fuera de su horario laboral y cobrarlas adicionalmente; la realización de actividades secundarias que reporten ingresos como labores de plomería, albañilería y electricidad, o el estudio de posibles asociaciones con el sector no estatal para efectuar producciones locales de alta demanda, son algunas de las ideas en cartera.
En febrero, informó el director de la Emta, comienzan además a insertarse en el mercado interno en moneda libremente convertible, en asociación con varias entidades comercializadoras, opción mediante la cual quieren captar ingresos para destinos muy específicos como la compra de medios de protección para sus trabajadores.
“Manejamos nuestra cuenta en divisas, aprobamos la plantilla y podemos decidir cualquier reajuste en el plan, así que ya la organización superior de dirección empresarial (Osde) no interfiere prácticamente en ninguna decisión de la entidad”, razonó el joven diputado, al evaluar lo significativo de esta independencia empresarial en la presente circunstancia de la Tarea Ordenamiento.
“Como director he duplicado el tiempo que le dedico a la labor financiera”, apuntó Fernández Marzo.
En plena negociación del nuevo Convenio Colectivo de Trabajo que debe estar listo en febrero, según nos explicó el secretario general de la sección sindical, otras oportunidades como la creación de reservas para construir viviendas y para la estimulación de los trabajadores están ahora más cerca de su concreción. “Ya tenemos un levantamiento de las necesidades e incluso el reglamento para una futura distribución de las casas”, aseveró González Núñez.
También están listos en la Emta los procedimientos para hacer el pago por alto desempeño y diseñar nuevos cargos según necesidades específicas de la producción, así como el reglamento para la distribución de las utilidades cada trimestre, con indicadores que la vinculan al tiempo real laborado y al aporte individual.
“En el pago por ese concepto que haremos correspondiente al pasado año, por ejemplo, ya podremos aplicar la nueva potestad de que el consejo de dirección decida sobre si les corresponde recibirlo o no, y en qué cuantía, a 10 trabajadores de dos UEB que tuvieron sanciones no graves en el 2020”, afirmó el dirigente sindical de base.
Así, ese clima favorable de cambios lo sintetizó el joven Osvaldo Gutiérrez Castro, licenciado en Derecho y jefe de Mantenimiento Industrial en Cubana de Acero, quien con apenas año y medio en la fábrica, no dudó un instante: “Sí, cómo no, hay un impacto positivo, no solo desde el punto de vista salarial, sino en la eficiencia del colectivo”.