En LA GUAGUA: Con precio y calidad correctos, o no lo compro hubo comentarios digitales con otros puntos de vista opuestos a lo sugerido, como Marisa Freire que consideró:
Me parece que el redactor muestra poca imaginación al plantear como alternativa a la especulación, acaparamiento y robo en el peso por el comercio, que los consumidores (o sea el pueblo) hagan pesar mecanismos de «mercado» como sería renunciar a comprar (como si la gente comprara pan por vicio y no por necesidad). A mí se me ocurren unas cuantas soluciones más. Por ejemplo, meter unos meses a cortar marabú a los que roban al pueblo (…)
Al respecto, Palax dice:
Desafortunadamente no es posible muchas veces rechazar el mendrugo debido a que hace rato, por lo menos aquí en Las Tunas, el pan liberado no se vende a gran escala y eso es lo único que los niños pueden llevar como merienda escolar. También es bueno que se revise la calidad de los almuerzos en los seminternados de primaria ya que por lo menos en Jesús Arguelles es bastante malo en su elaboración o sea su calidad.
En el caso de ANGEL MANUEL GALAN es concluyente:
El lujo de rechazar no sería lo ideal porque la necesidad es muy grande y las tarimas y puntos que tiene el estado están desabastecidas.
Sin embargo, todos están de acuerdo con LA GUAGUA: El tómame o déjame, filosofía a desterrar pues filosofía del “tómame o déjame” que el Ordenamiento tiene como objetivo desterrar, ha sido “pan de cada día” durante muchos años.
Olegario elogió a Con Filo: Pan a peso y en peso que califica como un artículo muy bueno este del colega Francisco Rodríguez Cruz, pero seguidamente expresa sus consideraciones en un comentario digital en el cual aborda el asunto desde un ángulo poco común, que es el derecho que puede exigir una persona que honra puntalmente los impuestos, las tasas y contribuciones y que además, paga productos, bienes y servicios sin subsidios.
Dice Olegario:
Creo que va siendo hora ya de pensar como contribuyentes y no como receptores de cosas sin los parámetros y calidades adecuadas.
Cuando usted paga por un producto, aunque sea subsidiado, este debe tener la calidad requerida, pero si además ahora usted está pagando un precio que contempla el valor real de la materia prima y otros gastos inducidos, entonces con más razón la calidad debe estar acorde con lo que pagas.
Igual sucede con servicios públicos a los que estamos acostumbrados a agradecer porque no pagamos o pagamos poco.
Ya no somos el Pichón con la boca abierta, ahora somos los contribuyentes que pagamos, los que aportamos impuestos, gravámenes, etc, etc. Hay que pasar del pensamiento del mantenido al pensamiento del que aporta (…)
En resumen: No hay una fórmula única para enfrentar los precios abusivos y la mala calidad en productos y prestación de servicio, pero ya va siendo hora de hacer posible que un contribuyente exija lo que le corresponde por su aporte.
¿Cómo hacer que sea posible? Esta es una pregunta que invitamos a los lectores a responder en próximos comentarios digitales.
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Acerca del autor
Licenciado en Periodismo y licenciado en Ciencias Sociales, autor de El Foro en Cubahora, jubilado y reincorporado en la Redacción Digital de Trabajadores, donde escribe las secciones LA GUAGUA y EN 500 CARACTERES, fue corresponsal del periódico Vanguardia en tres de las seis regiones de Las Villas, Jefe de Redacción fundador del periódico Escambray, Corresponsal Jefe de la Agencia de Información Nacional (actual ACN) en Sancti Spiritus, colaborador de Radio Progreso, Prensa Latina y Radio Sancti Spíritus; así como Jefe de Información, Subdirector y Director del periódico Vanguardia, donde administró sus foros de discusión.