La información del aumento de las tarifas de varias instituciones culturales cubanas, publicada por los medios de comunicación, ha causado cierto revuelo en las redes. Algunos han llegado a decir que se ha renunciado a uno de los principios fundamentales de la política cultural de la nación: la posibilidad de acceso mayoritario a todo el entramado artístico y literario.
Sin embargo, fuentes del Ministerio de Cultura afirman que la aplicación de la Tarea Ordenamiento en el sector no afecta en sus esencias esa política, pues la gran mayoría de los servicios se mantienen gratuitos (como todos los que ofrecen las Casas de Cultura y las Bibliotecas en todo el país, si se exceptúan algunas prestaciones específicas); y los que se cobran (entradas a teatros, museos, centros culturales y comercialización de productos) mantienen en buena medida (o incluso reducen) su relación con el salario mínimo.
En el caso de las instituciones teatrales, por ejemplo, se realizó un análisis integral, asegura el viceministro de Cultura Fernando Rojas, quien también preside el Consejo Nacional de Artes Escénicas (CNAE).
“Tomamos como referencia el ingreso mínimo antes de la Tarea Ordenamiento para compararlo con el actual. Voy a poner un ejemplo elocuente: antes, para poder acceder a una función del Ballet Nacional de Cuba en la platea, el lugar de mejor visibilidad del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, se gastaba entre el 12 y el 13 por ciento de ese ingreso. Hoy esa cifra ha disminuido hasta el 7 por ciento”.
Los museos suben hasta tres veces sus precios, teniendo en cuenta su tipología y ubicación. Igual lógica siguen las salas cinematográficas.
En todos los casos se mantienen las reducciones de las tarifas para las personas con discapacidades y los estudiantes. “Y estamos analizando fórmulas para proteger a otros públicos específicos”, añade el viceministro.
El libro mantendrá por el momento el mismo sistema de precios (el promedio por ejemplar ronda los 8 pesos), definido en buena medida por los subsidios del Estado. Se estudia hasta qué punto pudieran elevarse esos precios, siempre cuidando que no se desestimule la promoción de la lectura.
Se seguirá garantizando la gratuidad del sistema de enseñanza artística, que se extiende a todo el país y que prioriza la capacidad y el talento.
En cuanto a los salarios de los artistas es necesario establecer ciertas distinciones. “Todos los artistas que están en las nóminas de las instituciones culturales del Ministerio saben ya cuánto van a cobrar y, de hecho, han cobrado ya” —asegura Rojas.
En la actual contingencia, cuando han recesado las presentaciones artísticas, se ofrece también una protección salarial a los trabajadores de la cultura que se rigen por las lógicas de la oferta y la demanda.
De cualquier forma, es necesario garantizar contratos justos, diáfanos y eficaces cuando se retomen las actividades. En ese sentido es vital la preparación de los cuadros y de los propios creadores.
Se están realizando estudios que implican a otras instancias, como el Ministerio de Turismo.
La actual situación sanitaria impide la aplicación plena de estas medidas. Pero ofrece la oportunidad de continuar analizando su posible impacto para hacer los cambios necesarios.
“Nosotros no estamos dando nada como definitivo. Estamos recogiendo todas las opiniones, las preocupaciones, las dudas de los artistas y la ciudadanía en general para en el momento adecuado, cuando tengamos un criterio más sólido, hacer todas las modificaciones que se precisen” —concluye el viceministro.
Toda la información sobre las particularidades de la aplicación de la Tarea Ordenamiento en el sector de la Cultura está publicada en los medios de comunicación y en los sitios oficiales del Ministerio de Cultura y sus institutos y consejos. Ahí es también posible aclarar dudas y plantear quejas y sugerencias.
A la aplicación de estas medidas en el sistema empresarial de la cultura le dedicaremos un reportaje próximamente.