El Día de la Ciencia Cubana fue la inspiración, el motivo, el cuándo inaugurar el Laboratorio de Física del Suelo y Calidad del Agua; un paso en la unificación institucional y técnica del Instituto de Investigaciones de Ingeniería Agrícola (IAgri), ubicado a la entrada del Wajay, en La Habana.
El IAgri es una nueva institución creada en el 2010, integrando a los institutos de investigaciones de mecanización agropecuaria (IIMA) y el de riego y drenaje (IIRD), que tiene como centro el uso más eficiente del potencial científico de ambos, y de sus laboratorios, áreas agrícolas y logística para lograr mayor eficacia en las investigaciones y los servicios.
Desde allí se potencia el desarrollo científico tecnológico de sistemas integrales de ingeniería agrícola y se viabiliza la implementación de las técnicas de riego, drenaje, mecanización, energía, postcosecha, conservación ambiental y construcciones rurales sobre la base del uso eficiente de los recursos naturales para contribuir a la seguridad alimentaria.
Entre sus líneas de investigación y desarrollo están los elementos para sistemas de riego, implementos y equipos de mecanización agropecuaria, asistencia técnica especializada, servicios de ingeniería, prueba y validación de tecnologías y servicios de capacitación y entrenamiento, entre otros. Para ello cuentan con 39 investigadores y más de una treintena de especialistas vinculados a la investigación.
Medir calidad
El laboratorio que acaban de inaugurar cumple las exigencias de las normas Iso, y le permitirá al instituto llegar a escenarios internacionales con los resultados que se obtengan, al cumplir la función estatal de validar las tecnologías empleadas en la agricultura cubana, explicó a Trabajadores la Doctora en Ciencia Yoima Chaterlan Duruthy, directora de investigación, desarrollo e innovación del IAgri.
Igualmente, les permitirá certificar resultados que pretendan publicar en revistas y medios científicos, que requieren el aval de un laboratorio certificado, y demostrar cada resultado que logren en los procesos investigativos. No contar con ello, limitaría la categorización de los investigadores, de las maestrías y doctorados, explicó.
Sin embargo, Yoima considera que el mayor éxito de la institución es el reordenamiento que van logrando, al unificar los dos centros: agrupar a todos los investigadores y dirigir sus pasos en la ciencia.
Actualmente se sigue un proceso de reanimación, que comprende siete objetos de obra principales, y que continuará a la par de las investigaciones científicas, algunas de las cuales se logran en las difíciles condiciones que impone la Covid-19, sobre todo el trabajo a distancia, cuidando al personal de mayo riesgo epidemiológico.
El IAgri exhibe una decena de resultados del 2020, algunos salidos de proyectos de investigación, inventivas, que derivan metodologías o temas a introducir en la producción.
Uno de los más significativos se deriva del Proyecto Internacional Basal (Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local), que tiene como objetivo apoyar la adaptación al cambio climático, contribuyendo al desarrollo socio-económico continuado y sostenible en Cuba. Se obtuvieron metodologías para el análisis de la calidad del agua, fundamentalmente en la Cuenca Sur.
Trató de descifrar si el agua de los pozos existentes está apta para el uso del riego de los cultivos, una demanda de la producción, que se corresponde con la tendencia actual de la ciencia, que es trabajar por las necesidades de la producción y no por ideas o iniciativas de los científicos, aclaró Yoima.
El IAgri, un centro adscripto al Ministerio de la Agricultura, tiene las demandas identificadas y desde ellas derivan el potencial para los proyectos de investigación, incluso la revisión de proyectos y resultados que estaban engavetados, que se reevalúan y se introducen en el campo. “Somos partícipes de los 14 programas nacionales de investigación, y vamos ajustándonos a las necesidades”, afirmó.
En el caso del proceso de estudio de la calidad del agua tomamos en cuenta cómo íbamos a hacer las mediciones, con qué frecuencia, a cuántas profundidades, en cuántos pozos, si era representativo o no. Esos procesos pueden durar de 2 a 3 años para que el resultado sea confiable; luego se convierte en la introducción directa o en innovación.
Hay que llegar al productor y demostrarle que el resultado de una investigación le va a potenciar un incremento de la producción, o una mayor calidad; eso nos permite hacer una capacitación in situ, que se logra con el enfoque de que los extensionistas logremos convencer al productor de que la capacitación deja de ser un gasto, que es una inversión, porque potencializa sus recursos y los resultados son más fiables, se convierten en ganancias, en ingresos y credibilidad, explicó.
Nos estamos vinculando con las universidades, las empresas, las empresas nacionales con la perspectiva de involucrar a la industria nacional en este proceso para sustituir importaciones y producir con más calidad.
Cumplimos la función estatal de validar toda la tecnología que entra al país; los proyectos internacionales que se convierten en una gran fuente de financiamiento para potenciar los resultados; hacemos las tareas técnicas, la evaluación y dictámenes de esas tecnologías.
Los financistas exigen que compremos con proveedores internacionales, mas, hoy trabajamos en la propuesta de que sea la industria nacional, siempre y cuando sea posible, quien suministre los recursos, para lograr que el financiamiento se quede dentro y potenciar las capacidades, que haya una vinculación, porque a veces vamos a comprar con un extranjero y la industria nacional puede producirlo, siempre que la calidad no afecte el resultado final.
En el 2020, lograron hacer dos publicaciones en revistas científicas internacionales. Uno de ellos fue el estudio de los polímeros en el uso eficiente del agua, una línea muy distribuida en varios países, y determinar lugares donde, usando esos polímeros, se crea como un reservorio en la planta para suplir sus necesidades hídricas, el autor es el profesor Enrique Cisneros Zayas,
El otro trata sobre el cultivo de café en el llano, agricultura de antaño que se está retomando y evaluando cuáles serían las condiciones para incrementarlo. Las condiciones óptimas están en las montañas, pero conocemos la falta de fuerza laboral que hay en ellas para su sostenimiento, concluyó la directora de ciencia, tecnología e innovación.
Equipos a prueba
Todos los equipos e implementos agrícolas que entran o se fabrican en el país tienen que ser validados por el IAgri. La dirección de pruebas, validación y certificación, que dirige el Máster Andy Azoy Capote, cumple el mandato estatal; es la encargada de elaborar las tareas técnicas de los equipos que se van a introducir, hacer los dictámenes y validar la maquinaria agrícola que entra, mediante un certificado de aprobación.
A los que se producen en Cuba igual, se le hacen pruebas de desarrollo, con los señalamientos, y comienza la producción desde la serie 0 hasta la 10; pasa a validación, y concluida esta, si es satisfactoria, se puede fabricar en serie.
Andy recordó que los últimos equipos nacionales validados son el tractor Magri, que se le realiza una prueba de desarrollo en Granma, y la cosechadora de caña CCA 5000 y CCA 5500, creada entre instituciones cubanas y chinas, además de los equipos de riego, y el proceso depende de la complejidad de cada uno.