SABORES: Educación nutricional: una asignatura necesaria (II parte)

SABORES: Educación nutricional: una asignatura necesaria (II parte)

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Esta semana Sabores retoma el tópico de la educación nutricional, ahora profundizando en otras aristas como es el rol que desempeñan la familia y el sector agroalimentario y gastronómico  en el reconocimiento y atención a dicho problema.

La familia como unidad fundamental de la sociedad es el primer espacio en que se generan las conductas alimentarias. Hoy, comer todos juntos  a la mesa es un desafío debido a las dinámicas de vida actuales. Factores como los horarios personales, la televisión y el Internet atentan contra el aprovechamiento nutricional y social de la comida.

Foto: Tomada de Pexels
Foto: Tomada de Pexels

Otro aspecto que en este entorno resulta relevante es el rol de cada miembro ante la alimentación, en especial el de la mujer. Es común que sobre esta recaiga la responsabilidad de la adquisición y elaboración de los alimentos, dejando sobre sus hombros la tarea de velar por la alimentación familiar. Mientras que, debido a conductas sociales, sus requerimientos nutricionales son subvalorados y, en consecuencia, desatendidos.

Al conocer sobre el valor nutricional de los alimentos, madres y padres pueden seleccionar aquellos realmente beneficiosos para el desarrollo de sus hijos en concordancia con sus preferencias y poder adquisitivo. Educar el gusto con un enfoque nutricional es posible, por ejemplo, al disminuir la cantidad de azúcar añadida a los jugos.

En este sentido, tanto la industria agroalimentaria como la gastronómica tienen la responsabilidad social de proporcionar alimentos nutritivos e inocuos para garantizar una dieta variada, adecuada, accesible y deseada por los consumidores.

Desde la etapa de la selección de los ingredientes hasta la del diseño de los envases o del emplatado: es necesario considerar los efectos negativos de los hábitos alimentarios para aportar a la solidificación de un enfoque en salud.

Recuperar productos y preparaciones tradicionales, aplicar técnicas culinarias alternativas -y enfocadas hacia la preservación tanto de los nutrientes como de la salud del consumidor-  y entender la utilidad de cáscaras, hojas y tallos -frecuentemente desechados- son tareas pendientes en el ambiente doméstico e industrial.

Estos sectores se enfrentan, además, al reto de crear estrategias de marketing alimentario,  nutricional y  gastronómico cuyo resultado no derive en el rechazo a alimentos saludables o en la desinformación sobre las características de los productos. De hecho, recibir información completa y oportuna constituye un derecho del consumidor en aras de realizar una decisión consciente y certera sobre lo que se consume.

Al respecto, el etiquetado general y  nutricional  es un medio de brindar información verídica sobre los alimentos, fomentar en las personas el interés por conocer sobre sus características así como de gestionar inconformidades de manera expedita. En este sentido, las exigencias y requerimientos sobre la forma en que se presentan estos datos serán mayores en la medida en que el público adquiera la costumbre de valorar el contenido.

La educación nutricional también compete a los medios de comunicación.  Actualmente existe un creciente número de publicaciones sobre estilos de vida y dietas que utilizan términos de alto impacto a nivel editorial, pero provocan confusión sobre el efecto real en el público en muchas ocasiones.

De ahí, la necesidad de velar por transmitir información verídica y basada en evidencia científica. A este respecto, las Guías  alimentarias para la población cubana mayor de dos años de edad están diseñadas acorde con las características del país y  son una vía para garantizar la efectividad y la utilidad del mensaje.

Por otra parte, los programas de televisión sobre alimentos han logrado establecerse como tendencia a nivel mundial y gozan de popularidad en el terreno nacional. Reallity shows, series documentales, programas especializados o cápsulas pululan en el entorno audiovisual  promoviendo productos, estilos de vida, lugares y artistas a través de la comida.

Como norma general, combinar conscientemente entretenimiento y educación requiere velar por detalles en ocasiones ignorados. Sin embargo, no faltan gazapos. Una de las malas prácticas  que a menudo aparece es irrespetar las normas técnicas del sector existentes como el de usar prendas; un error de igual magnitud es que incurra cualquier trabajador dentro de una cocina convencional.

El contenido de estos formatos supera el mero entretenimiento. En el caso del público infantil, inmerso en un proceso de adquisición de hábitos alimentarios, pueden incidir directamente sobre sus preferencias.

Es posible incidir sobre las disímiles problemáticas pertinentes a la educación nutricional desde diversas áreas del conocimiento, con el objetivo de de disminuir los sesgos que pueden generarse al privilegiar una perspectiva  sobre otra.

Educar sobre alimentación y nutrición a la población implica reevaluar el concepto de ambos conceptos, modificar conductas, prácticas, conocimientos y creencias alimentarias. Es alcanzable, por supuesto, al aunar voluntades individuales y a través de intervenciones concatenadas entre  las políticas de alcance nacional y el trabajo de las autoridades sobre las personas, los grupos y comunidades.

Los resultados de estos programas no se evidencian de manera  inmediata ni simultánea. El reto está en ser capaces de satisfacer las expectativas generadas y encontrar soluciones para las futuras problemáticas.

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