Ecuador: Una nueva y complicada etapa (+ Fotos)

Una vez que alcanzó el poder en Ecuador, gracias sobre todo al apoyo que le dio el entonces Presidente Rafael Correa y el partido al que ambos pertenecían, Lenín Moreno sufrió una total metamorfosis en sus proyecciones políticas.

Esto ocurrió en el 2017 y comenzó “denunciando” que el país estaba endeudado, como si él no hubiera sido vicepresidente de ese Gobierno que desde entonces fue objeto de sus críticas.

Ya, a punto de culminar su mandato, Moreno deja como legado un país dependiente del Fondo Monetario Internacional, que marcará la pauta del Presidente que salga en las elecciones previstas para los primeros días de febrero.

Las estadísticas oficiales hablan de un préstamo a 10 años de 6 mil 500 millones de dólares y los primeros 4 mil millones ya deben estar en el país para “ayudar a capear la crisis económica y sanitaria exacerbada por la pandemia de la COVID-19”. Le seguirán mil 500 millones más, durante el presente año y los últimos mil millones el próximo año.

Es bueno recordar que su Gobierno se comprometió con el FMI a subir “tres puntos al Valor Agregado como parte de una reforma tributaria amigable con el crecimiento” y su objetivo es aumentar la recaudación de un 2,52 por ciento del Producto Interno Bruto nacional.

Paralelamente, el FMI “recomienda una reforma fiscal ambiciosa, inteligente y progresiva” según consta en un informe de la organización, aunque lo que no se dice es que éstas y otras medidas más fuertes, recaerán sobre el pueblo ecuatoriano y deberán ser implementadas por el próximo Gobierno.

Entre bambalinas anda la verdad

Como se dice desde hace muchos años, el papel aguanta todo lo que se le ponga, especialmente cuando se trata de presentar de forma benévola lo que se esconde del verdadero objetivo de lo que se quiere hacer, o mejor dicho, lo que deben hacer otros que sencillamente “heredan” el legado de Moreno.

Pero si entre bambalinas andan los tejes y manejes del Presidente y sus aliados más cercanos, ya algunas voces han dado a conocer cuáles han sido los verdaderos pasos de la camarilla que termina su mandato dentro de unos pocos días.

Un colega de la radio de Quito denunciaba hace poco que tan temprano como mayo de 2017 (recién se había mudado de la oficina de vicepresidente para la de presidente) Moreno se encontraba confidencialmente con P.Manafort, entonces jefe anterior de la campaña de otro presidente que termina, Donald Trump, para discutir las cuestiones relacionadas con la condonación de la deuda del país.

Pero ahora también se sabe que, dos años más tarde, discutían las condiciones del convenio concluido ahora con el FMI a cambio de coincidir con la política exterior estadounidense y la entrega de Julian Assange, a quien ya había sacado de la Embajada ecuatoriana en Londres.

Según fuentes de la oposición, Moreno ha respondido, quizás desde mucho antes de ser Presidente, a los intereses de Estados Unidos y esta estrecha colaboración se ha manifestado con sus regulares encuentros con el Embajador estadounidense y sus principales colaboradores. Sería infantil preguntar qué se discutía y aprobaba en estos encuentros.

Tras la renegociación, revivió también el entendimiento con el Fondo Monetario, que había aparcado un programa anterior, firmado con Ecuador en 2019, por los incumplimientos del país y las dificultades del Gobierno de Moreno a la hora de alcanzar consensos políticos internos que garantizasen las reformas pautadas.

Para ello, el ente multilateral pide más transparencia y control en el gasto público y que Ecuador meta la tijera en el rubro de salarios a través de una reducción de empleos y de sueldos más bajos. “No solo salvaguardaría las finanzas públicas, sino que también ayudaría a fortalecer la competitividad de Ecuador”, recoge la receta del multilateral.

Anticipo de lo que puede ocurrir en otros países

Algunos especialistas se quedaron con las ganas de conocer por qué Lenin Moreno no cumplió lo prometido en su programa de gobierno y mucho menos por qué cambió su eje.

Cambiar lo prometido hacia un modelo neoliberal representa un giro demasiado radical como para ser improvisado. La traición a lo que representaba como candidato permite identificarlo como un traidor a las ideas que dijo defender.

La vida, a pesar de la pandemia y las tradiciones sigue su curso y a Ecuador le toca ser la primera de las elecciones que están programadas en el calendario electoral latinoamericano del presente año.

Para muchos, en el complejo escenario de la región, destacan dos figuras que discutirán los votos ciudadanos el próximo 7 de febrero, el economista Andrés Arauz y el banquero y empresario Guillermo Lasso.

A pesar de la cercanía de los comicios, las encuestas en Ecuador dan un importante peso a los votos nulos o en blanco y reflejan que más del 50 por ciento de los consultados no tienen claro a cuál de los dos dar su apoyo. Es bueno recordar que acudir a las urnas en esta nación es obligatoria  y no hacerlo implica ser multado.

En medio de una crisis económica y su empeoramiento a causa de la pandemia unido al descrédito de las instituciones locales, estas elecciones ecuatorianas, a juicio de observadores internacionales puede ser el anticipo de lo que puede ocurrir en los otros comicios previstos  en la región para el presente año.