Nicolás Pérez Díaz, veterano empleado de la Empresa de Construcción y Montaje (ECM) de la ciudad de Matanzas, pensó haberlo vivido todo a su edad. Con ese convencimiento abrió el escaparate, escogió una ropa de ocasión y se dispuso a esperar la hora de la cita nocturna.
Sin embargo, admite, fue “sorprendido” en su lugar de residencia por uno de los gestos que asegura nunca podrá olvidar. “Cuando salí al frente del edificio, ya estaban allí muchos de mis vecinos y la Bandera Cubana para darle solemnidad al momento. Entonces pensó, “la gente en verdad me quiere, porque está aquí, a pesar de la lluvia y el frío”.
Entonaron el Himno Nacional y acto seguido, narra, “aquella dirigente sindical comenzó a hablar de mí con unas bellas palabras. Hasta ese momento no sabía bien de qué trataba el homenaje que se me hacía”.
De pronto, recuerda, escuchó la voz de la presentadora: Se entrega a Nicolás Pérez Díaz la condición de Familia de la Dignidad Constructora. Y fue entonces cuando el corazón se le quiso salir, “porque acostumbrado está uno a recibir reconocimientos en el centro de trabajo o en cualquier otro lugar, pero que te premien en la puerta de tu casa, en tu barrio, eso sí es un gesto tremendamente hermoso”.
Cuando pensaron a quién entregarían un estímulo concedido por primera vez, no hubo dudas. Nicolás sería el elegido. Sus 48 años de auténtica consagración le hacían merecedor del lauro instituido por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, refiere Anabel Milián Veguerías, secretaria general de esta organización en la provincia.
“Un reconocimiento de este tipo estimula mucho a seguir adelante para contribuir aún más al fortalecimiento económico y social del país. Yo mismo, luego de jubilarme, he regresado a la ECM en momentos en los que se necesita fomentar en las nuevas generaciones valores como la laboriosidad”.
Nicolás pondera la decisión de entregarle la condición en un lugar tan cercano como en el barrio, en el Comité de Defensa de la Revolución, por eso agradece la participación de los vecinos, “porque muchas veces el quehacer diario impide vernos por estar cada cual en su tarea.
“Siempre le transmitiré a mis compañeros, a mis hijos, nietos y a las futuras generaciones, el valor de este sencillo reconocimiento, que para mí posee un valor extraordinario. Soy martiano y por tanto muy convencido de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. Este es un grano de maíz gigante para mí y mucho más delante de mi esposa y el resto de la familia”.
Especialista en el departamento de Recursos Humanos de la ECM, Nicolás siempre será respetado por su exigencia constante por la calidad en las inversiones y por su cotidiano ejemplo, “su mejor obra constructiva”, asegura.