El año ha comenzado con mucha danza, y danza de disímiles estilos. Es lo que propone el Ballet Nacional de Cuba en la temporada que inicia este viernes y terminará la próxima semana en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
La compañía que dirige la primera bailarina Viengsay Valdés apuesta por la confluencia: los grandes clásicos de toda la vida junto a obras de coreógrafos contemporáneos. Es la línea de trabajo que quiere consolidar la agrupación.
En estas funciones se podrá apreciar el segundo acto del más célebre de los ballets de la tradición decimonónica: El lago de los cisnes. Y en la misma noche una de las piezas más recientes del repertorio: Unto the end, we mett (Hasta el final, nos encontramos), del estadounidense Kyle Abraham, que interpretan una bailarina clásica y un bailarín contemporáneo.
Completa el programa un ballet de la más auténtica tradición norteamericana, Concerto DSCH, emblemática pieza del coreógrafo ruso Alexey Ratamnsky, afincado en los Estados Unidos; Majísimo, un divertimento de Jorge García que ha devenido clásico de la coreografía cubana; el pas de deux de Las llamas de París; y Love, Fear, Loss, del brasileño Ricardo Amarante sobre canciones de Edith Piaff.
Muy cerca del Gran Teatro, en el teatro Martí, la compañía Malpaso ofrecerá desde el sábado una corta temporada junto al Lyceum Mozartiano de La Habana. El programa incluye las obras Aislados, Ocaso, Dúo de la Escoba y una propuesta muy singular: Cascanueces.
Pero, obviamente, nadie espere una visión académica del clásico ballet: estamos hablando de una compañía que asume desde sus comienzos una línea decididamente contemporánea. Las funciones a las 7:00 p.m. el sábado, y a las 5:00 p.m. el domingo.
Buenas propuestas de la danza para comenzar el año. Los teatros siguen protocolos sanitarios para evitar el contagio de Covid-19.