El Fondo Cubano de Bienes Culturales, institución líder en el desarrollo y promoción de las disimiles expresiones artísticas en todo el archipiélago nacional —fundamentalmente a través de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa)—, en la inauguración oficial de la reciente Feria Nacional de Artesanía concibió la realización de una espectacular pasarela de modas que bajo el título de África mía, exhibió la prestigiosa diseñadora Mariela Alemán Orozco, quien para la confección de sus elegantes vestuarios urbanos reivindica nuestras raíces ancestrales procedentes del llamado Continente Negro.
La infatigable artífice que en cada una de sus nuevas colecciones sorprende por la conjunción de la belleza y la modernidad con la calidad inobjetable de sus altas costuras, esta vez presentó un muestrario de piezas para féminas y varones, que —alejadas de los clichés folclóricos tradicionales— devienen creaciones conceptuadas en el legado dejado en Cuba por la cultura africana, en concordancia con el rápido auge que esta ha tenido, desde la llegada del nuevo milenio, en el diseño y la moda occidental, de la que se han hecho eco grandes firmas como la H&M, Tommy Hilfiger, Calvin Klein, Mango, Jean-Louis Scherrer e Yves Saint-Laurent, estos dos últimos pioneros en el uso de tejidos estampados y cortes procedentes o inspirados en diversos países como Etiopía, Nigeria, Tanzania, Zambia, Senegal, Ghana, Ruanda, Camerún, Costa de Marfil y Argelia, entre otros.
Mariela, informada y escudriñadora de los constantes cambios y transformaciones generados en el mundo de la moda durante los últimos años, sin renunciar a su inconfundible estilo en el entintado de las telas, se enfrenta —con alentadoras muestras de retroalimentación de los públicos, especialistas y diseñadores— a las propuestas de las grandes firmas que desde París, Londres y Nueva York rigen el modo de vestir en todo el mundo.
Con sorprendente humildad y sencillez, en su amplio estudio ubicado en la apartada y pequeña localidad rural de Las Guásimas, a unos diez kilómetros de la ciudad matancera de Cárdenas, la artesana artista pinta manualmente cientos de metros de telas de todos los tipos —organza, raso, satín, licra, seda, algodón elastizado y poliéster, entre otras— inmersa en un onírico mundo de figuras y formas que atraen por la combinación de los colores, brillantes, cálidos y fríos, o mediante las fusión de estos para crear ambientes que evocan el rico universo de la cultura africana.
El diseño de sus refinados atuendos impacta, asimismo, por su originalidad —imposible de imitar aunque existan por ahí algunos infructuosos intentos—, la amplitud de las sayas en los conjuntos para mujeres, de refinado gusto, amén de las creaciones concebidas para los hombres, las cuales acentúan una juvenil virilidad. Mariela apuesta por lo difícil, lo intransitado, lo auténtico, de ahí que sus colecciones hayan ganado palmas en los últimos eventos de Arte y Moda celebrados en la capital, además del festival Artes de Cuba: De la Isla para el Mundo, organizado en el año 2018 por el conocido Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, en Washington; así como durante su presencia en Bruselas, en 2018, durante la Semana de la Cultura Cubana; en Nueva York (2016 y 2017), en el Festival Havana-Harlem; y en Saint Kitts y Nevis (también conocida como San Cristóbal y Nieves), en 2018, entre otros.
La colección África Mía, prevista a presentarse próximamente en la ciudad de Zacatecas, México, es una suerte de derivación artística de los estampados realizados por la artista para su conjunto inspirado en la naturaleza, pero con texturas, transparencias y mixturas recreadas en la cultura traída al Caribe por los negros esclavos sacados de sus tribus, cuyas creencias religiosas, costumbres y tradiciones llegaron a esta parte del mundo para fusionarse con el legado de los colonizadores españoles, en un sincretismo que cristalizó la cultura cubana.
África, llegó a Cuba junto con los hombres y mujeres martirizados por el látigo colonizador, pero en sus descendientes: hijos, nietos, tataranietos…, hasta nuestros días, laten aun sus vidas, ahora reflejadas mediante el uso de la pintura textil con técnicas mixtas, brochazos y pinceladas de los que surgen figuraciones y abstracciones que evocan nuestras raíces, que es decir nuestra cubanía. A la artista no le basta con contemplar esos cimientos culturales, sino que desciende hasta ellos con vigor para crear su obra con una rítmica interrelación entre lo histórico, lo cultural y lo social; enigmático encantamiento que cautiva con aires de sensualidad. Su proyecto se sustenta en la épica de la vida en África, en las realidades de un mundo en el que aún hay mucho por descubrir.
De tal modo, fusiona el estilo cultural africano con una aproximación actual al diseño de vestuarios para el Caribe, consciente de que su propuesta tiene mucho que ver con las corrientes reivindicadoras de la moda tradicional africana, la cual ha comenzado a ocupar espacios en importantes revistas y blogs, e incluso en las llamadas Fashion Weeks, en tanto también pueden apreciarse en otras pasarelas como las de los célebres Louis Vuitton, John Galliano, Jean Paul Gaultier, Prada o Burberry.
La amigable y silenciosa artista cardenense ha trascendido más allá de nuestras fronteras con la eficacia y amor que le imprime a cada una de sus indumentarias impregnadas de innovación e historia.
El cosmos mundial del fashion system, actualmente emerge con fuerza mediante la recreación de elementos propios de la cultura africana, con estampados que evocan elementos étnicos, como los de Mariela, para consolidarse a través de una tendencia que aporta nuevos toques de color y diversidad expresiva que sugieren atrevidos y sofisticados looks.
Vale destacar la relevancia que entre los atuendos de la colección África Mía adquieren los pañuelos de cabeza o paños africanos (en yoruba Guelé), un accesorio femenino utilizado extensivamente en zonas de África occidental, central y meridional. Estas prendas adquieren diferentes nombres, según la región y la etnia. Para su confección, en correspondencia con el concepto atribuido a cada vestuario, la artista tuvo en cuenta su uso y significado, ya que estos pueden ser religiosos, decorativos, o sencillamente funcionales; pero por lo general para las mujeres africanas, este turbante tiene el propósito espiritual de alejar las malas energías, las que consideran que viajan en línea recta y su puerta de entrada es la cabeza.
Esta hermosa prenda —también llamada foulard en francés— tiene sus orígenes en la región subsahariana e igualmente representa para las mujeres africanas un medio de protección contra la intemperie o los espíritus sobrenaturales. Resurgió en la moda urbana de Estados Unidos en los años 80 y 90 del pasado siglo gracias al auge del rap y del hip hop, en cuyas interpretaciones las mujeres músicos y cantantes envolvían con estas sus cabellos.
Para el diseño de sus ropas, Mariela tuvo en cuenta el valor cultural que tienen los turbantes entre las féminas africanas, para las cuales también cuenta la forma como se los amarran en el cabello, los colores, y la manera de hacer los nudos, significados que en última instancia expresan esencia de africanidad.
Miembro de la Acaa, Licenciada en la especialidad de Educación de las artes plásticas —amén de sus varios títulos relacionados con igual disciplina en disímiles centros docentes de Matanzas—, para esta creadora África es cuna de inspiración llevada a un deslumbrante proyecto con acentuado simbolismo nacional.