La Misión Educativa de Cuba en Venezuela se mantuvo activada durante todo el 2020, centrando su labor en el desarrollo de acciones de los dos proyectos del convenio, previamente modificados, en función del asesoramiento a las estructuras por vías semipresencial y virtual.
Acciones dirigidas a la reducción del residual de analfabetismo, la obtención del sexto y grado y la formación de bachilleres integrales y productivos en condiciones excepcionales como parte del reforzamiento del proceso de enseñanza aprendizaje en las misiones Robinson y Ribas.
Lo confirma Inalvis Catalina Mazar Fernández, máster en Ciencias de la educación y su coordinadora nacional, quien reconoce los serios desafíos que enfrentaron para atender los programas de complementariedad incluidos en el Convenio Integral de Cooperación entre las dos naciones, rubricado hace 20 calendarios por los Comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez.
Reconoce que este período estuvo signado por el recrudecimiento de la guerra económica del imperialismo contra Cuba y Venezuela, y por los efectos de la pandemia, lo que obligó a adoptar medidas sanitarias de cuarentena social que limitaron el trabajo, pero “buscamos alternativas que hicieron posible darles continuidad a las tareas priorizadas”, remarca Mazar Fernández.
Refiere que en tal sentido la preparación brindada se efectuó con adecuado nivel de efectividad mediante servicio de videoconferencias, consultas virtuales, correos electrónicos y aplicaciones de mensajerías apropiadas para ello, y no a través de las acostumbradas reuniones nacionales, congresos y otros tipos de actividad presencial.
Particular efectividad demostraron el desarrollo de videoconferencias semanales con predominio de talleres virtuales, modelaciones y la elaboración de documentos, entre los que destacan los destinados a la dosificación de los contenidos, la preparación de clases y el sistema de ejercicios de cada unidad para el desarrollo de habilidades”, explica.
Enfatiza que de manera general fueron atendidos la estructura nacional y las de los 24 estados con acciones concretas y diferenciadas de asesoría para la dirección de los procesos asociados al cumplimiento de los objetivos académicos y productivos de ambas misiones, entre las que destacan las enfocadas al dominio y concreción de los programas de oficios, proyectos socio-productivos y otros espacios de formación.
¿La Misión Robinson?
“Tiene como propósito continuar trabajando para erradicar el residual de analfabetismo y dar continuidad de estudios a la población más vulnerable, a través de la alfabetización y post alfabetización, programas que se desarrollan con el método cubano Yo, sí puedo y el objetivo propuesto de Yo, sí puedo seguir, respectivamente.”
¿Y la Ribas?
“Sigue trabajando en la formación de bachilleres integrales y productivos de alta calificación y, en virtud del convenio de colaboración firmado entre ambos países, durante el año que termina asesoramos a las estructuras nacionales y estatales en acciones de preparación científico-metodológica y de dirección para dar aseguramiento al reimpulso de la Misión Ribas Productiva, que se suma a los esfuerzos del gobierno bolivariano por alcanzar la soberanía alimentaria.”
Una misión educativa con 17 años cumplidos…
“A lo largo de estos años, la Robinson, logró la alfabetización histórica de millón 826 mil 971 patriotas y la culminación de estudios de sexto grado de una cifra que también sobrepasa el millón de beneficiados; mientras, la Ribas formó un millón 167 mil 56 bachilleres integrales o técnicos nivel medio.”
Así andan los misioneros cubanos de este sector por las parroquias de Venezuela, desafiando los retos del bloqueo y la pandemia; y, sin descuidar las medidas de bioseguridad, juntan su suerte con las personas más vulnerables con el afán de edificar un mundo mejor, inclusivo y justo, solo posible para los pueblos que tienen mejor educados a sus hijos.