Por Tubal Páez Hernández
El 2021 será tenso y retador, y por tanto de combate intenso, que en el caso de la Asamblea Nacional tendrá a su favor las experiencias del 2020, un año extremadamente complejo, que no impidió en su desempeño legislativo cerrar el ciclo de leyes de organización y funcionamiento de los órganos del Estado, ejercer el control de las medidas excepcionales para enfrentar la pandemia y estrechar los vínculos de los diputados con la ciudadanía y las instituciones.
Significará en la etapa que se inicia este enero, perfeccionar las tareas de organización, consultas y aseguramientos para que el plenario de los diputados y el Consejo de Estado puedan cumplir sus respectivos cronogramas legislativos acordados en el reciente VI Período Ordinario de Sesiones, con un conjunto de nuevas normas dirigidas a continuar haciendo efectivo el contenido de la nueva Constitución.
En 2021 por primera vez un organismo de la Administración Central del Estado, en este caso el Ministerio de la Construcción, será objeto de la más alta fiscalización por parte de la Asamblea Nacional, a la cual le rendirá cuenta el Gobierno Provincial de Sancti Spíritus. En ambos casos, se requerirá de procesos previos muy amplios y profundos en el que tendrán una participación directa los diputados de varias comisiones.
Los efectos económicos, financieros y comerciales aparejados a la pandemia y al recrudecimiento demencial del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba continuarán impactando en un año que cerrará la primera de las tres etapas previstas en el Plan de Desarrollo hasta 2030.
En el ordenamiento monetario, por otra parte, el año 2021 será “decisivo en la recuperación gradual de la economía, en tanto logremos crear condiciones más favorables para el desarrollo del sector productivo nacional”, como afirmó en nuestro parlamento el presidente Miguel Díaz-Canel el pasado 17 de diciembre.
A mediados de abril ocurrirá el más importante acontecimiento político del último lustro: el VIII Congreso del Partido que, como se ha anunciado, centrará su atención en asuntos medulares de la vida económica y social del país, esta vez enmarcado en la celebración del 60 aniversario de la proclamación del carácter socialista de la Revolución cubana, anunciado al mundo por el Comandante en Jefe en el preludio de la invasión mercenaria por Playa Girón, aplastada de manera fulminante por el pueblo armado.
Este año será también el del 45 aniversario de los primeros órganos del Poder Popular, y del cumpleaños 90 del general de Ejército Raúl Castro Ruz, y de los 95 del nacimiento de Fidel, quienes tanto empeño pusieran en la institucionalización del Estado cubano, proceso que culminaría con la constitución Asamblea Nacional el 2 de diciembre de 1976.
Para enfrentar el desafiante año que se inicia, nos inspiran también otras fechas relevantes en la historia de nuestra nación, como la firma por Carlos Manuel de Céspedes, 150 años atrás, del decreto que proclamaría la abolición de la esclavitud en la República en armas, con lo cual se unieron definitivamente la independencia nacional y la justicia social, las dos grandes banderas de los revolucionarios cubanos, enarboladas siempre con decisión, optimismo y seguridad en la victoria.
Y tendremos igualmente presente que hace seis décadas, el año 1961 comenzó con el asesinato del maestro Conrado Benítez, por manos armadas por el imperialismo yanqui, y finalizó con la declaración de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo, tras la hazaña protagonizada por cien mil jóvenes y adolescentes, que vencieron enormes obstáculos, como prueba de la continuidad histórica, hoy evidenciada también por el protagonismo de las nuevas generaciones en todos los sectores de la sociedad.