Si me preguntaran cómo nombraría lo que ha sido el año 2020 para Brasil a partir de los distintos pronunciamientos de su presidente Jair Bolsonaro o más bien, sus permanentes insultos –bien insensibles por cierto– respondería algo así: Cronología de la ignominia. Pues estos últimos días del año parecen no ser diferentes para el nefasto personaje.
Unos 23 expresos políticos y víctimas de la dictadura militar enviaron una carta al Supremo Tribunal Federal de Brasil y al Congreso en solidaridad con la expresidente Dilma Rousseff y exigiendo se adopten medidas contra el presidente Jair Bolsonaro, por sus burlas el lunes último por las torturas recibidas por la exmandataria cuando estuvo presa, durante la época de las dictaduras.
De “irresponsable e incompatible con su cargo” calificaron al mandatario los que firman la misiva, quienes aseguraron que no permitirán “que Brasil vuelva a hundirse en el fascismo y el oscurantismo”.
Dijo que el actual presidente brasileño no respeta los límites impuestos por la educación y la civilidad, una exigencia de cualquier político y más de un presidente de la Republica, que él desmoraliza su cargo al mostrarse indigno e irrespetar a personas que fueron apresadas ilegalmente y torturadas por la dictadura militar. “Quería provocar risas y sórdidas carcajadas con sus mentiras y agresiones”, criticó.
La exmandataria brasileña señaló que en cada manifestación pública como esa, Bolsonaro se revela exactamente como es: un individuo que no siente ninguna empatía por los seres humanos a no ser aquellos que utiliza para sus propósitos, no respeta la vida, es defensor de la tortura y los torturadores e insensible ante la muerte como lo ha demostrado en esta etapa antes los 200 mil muertos causados por la Covid-19, a la que se rehúsa a combatir.
“En su visión del mundo fascista es evidente su celebración a la violencia, la defensa de las dictaduras militares y la destrucción de todo lo que se le oponga”, precisó.
“Bolsonaro no me insulta solo a mí, sino a millares de víctimas de la dictadura militar torturadas o muertas, así como a sus parientes, muchos de los cuales no tuvieron ni siquiera derecho a enterrar a sus seres queridos. Un sociópata que no se sensibiliza ante el dolor de otros seres humanos, no merece la confianza del pueblo brasileño”, concluye la nota de la expresidenta brasileña sobre Jair Bolsonaro.
Al respecto, el expresidente Lula da Silva se solidarizó con Rousseff a quien calificó como “una mujer con el coraje que nunca conocerá Bolsonaro, un hombre inútil”.
“Brasil pierde parte de su humanidad cada vez que Jair Bolsonaro abre la boca”, consideró el también líder del Partido de los Trabajadores de Brasil.