“(…) fueron 25 meses lo que duró la guerra, junto con las tropas sin separarme un día. Bueno, sí me separé un solo día, el 24 de diciembre de 1958, que fui a ver a mi madre que estaba en Birán. Teníamos casi todo el territorio dominado, fui con dos jeeps, 12 o 14 hombres, unas ametralladoras, fue el único día que fui a algo personal”.
Así le relató Fidel a Tomás Borge aquella Nochebuena en la que tomó por sorpresa a su madre, Lina Ruz, quien pudo al fin abrazarlo, lo que añoraba hacer también con Raúl. “(…) tengo en Uds. —escribió orgullosa en una carta— más que a mis hijos los héroes imborrables de toda una juventud y de todo un pueblo que tiene cifradas sus esperanzas y su fe en aquellos que salieron de mis entrañas”.
Para Fidel fue un momento de alegría y a la vez de tristeza: Ángel, el padre, había muerto en 1956, cuando en México se preparaba la expedición del Granma. Le satisfizo saludar a los campesinos, los trabajadores del batey y los amigos, y recorrió los lugares que le traían recuerdos. Les preguntó a los vecinos y a la tropa si querían comer naranjas y estos se lanzaron en tropel hacia los frutos, lo que contrarió a Lina que deseaba repartirlas cortándolas con tijeras y no arrancándolas para que retoñaran las ramas. Ramón, el hermano mayor, se alegró de que Fidel aceptara comer el pavo que había guardado durante 25 meses en congelación. Ese día le escuchó decir: “La primera propiedad que va a pasar al Estado será esta”.
Por tan significativa fecha la jefatura rebelde le propuso una tregua a la tropa del Ejército de la tiranía sitiada en el poblado de Maffo, propició que los familiares residentes en la comunidad los visitaran para disuadirlos de la inutilidad de continuar resistiendo y les llevaran personalmente una cena ofrecida por el mando revolucionario.
Después de la cena en Birán el líder de la Revolución dialogó en Marcané con amigos y trabajadores del central. En el recorrido hizo un alto en Mangos de Baraguá, escenario de la histórica protesta de Antonio Maceo. Era todo un símbolo: pronto los nuevos libertadores demostrarían que, como el Titán, no aceptaban otra solución que la libertad completa de Cuba. Tres días después la emisora Radio Rebelde informaba de la toma de la ciudad de Palma Soriano.
El 28, en las ruinas del central Oriente, se produjo el encuentro del Jefe de la Revolución con el general Eulogio Cantillo, jefe de operaciones del Ejército de la tiranía, quien reconoció que había perdido la guerra y le sugirió organizar un levantamiento conjunto. Fidel puso como condiciones que no se produjera un golpe de Estado ni se le permitiera a Batista que escapara. Se acordó que el día 31 a las tres de la tarde se sublevaría la guarnición de Santiago de Cuba, varias columnas rebeldes irrumpirían en la ciudad. El pueblo, los militares y los rebeldes confraternizarían y se lanzaría una proclama revolucionaria al país invitando a los militares honorables a sumarse.
El 30 caía Maffo en poder de las fuerzas rebeldes después de 20 días de combate. Mientras eso ocurría, en Las Villas, el Che libraba la batalla de Santa Clara y Camilo peleaba en Yaguajay.
En los momentos en que el Comandante en Jefe tenía listos los preparativos por la parte rebelde del plan concertado con Cantillo, este le envió una nota en la que le pedía no hacer nada y esperar los acontecimientos en las próximas semanas, lo que rechazó tajantemente Fidel, quien respondió que quedaban rotas las hostilidades a partir de la fecha y hora acordadas. Cuando se disponía a avanzar con las tropas sobre Santiago de Cuba conoció por la radio de la huida de Batista y del golpe de Estado en la capital. Quedó así al descubierto la maniobra traidora de Cantillo.
Desde Radio Rebelde el Comandante en Jefe denunció los hechos, instruyó a las tropas a no hacer alto al fuego por ningún concepto y al pueblo a prepararse para la huelga general revolucionaria. Ya era el 1.º de enero de 1959. Los acontecimientos se sucedían con rapidez.
En Santiago de Cuba no hubo derramamiento de sangre porque los jefes militares se pusieron incondicionalmente a las órdenes del Ejército Rebelde. Raúl entró con temeridad en el Moncada, donde se encontraba todavía la tropa sobre las armas, y anunció que Fidel invitaba a los principales jefes de las guarniciones de Santiago de Cuba a reunirse con él en El Escandel. Allí la oficialidad del Ejército desaprobó el golpe de Estado y brindó su apoyo a la Revolución.
El 2 de enero se inició la huelga general revolucionaria. El Che y Camilo marcharon a La Habana a asumir el mando de la fortaleza de La Cabaña y el campamento militar de Columbia, respectivamente. Desde Santiago de Cuba, después de su primer discurso al pueblo, Fidel encabezó la Caravana de la Libertad que partió hacia la capital. En Cuba se estaba comenzando a escribir una nueva historia.
Fuentes: De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba. La contraofensiva estratégica. Fidel Castro Ruz; Todo el tiempo de los cedros, paisaje familiar de Fidel Castro Ruz. Katiuska Blanco; y Fidel: de Cinco Palmas a Santiago. Eugenio Suárez Pérez y Acela A. Caner Román
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …