Por: MsC. María Inés Álvarez Garay (*)
El 22 de diciembre de 1961 el Comandante en Jefe, Fidel Castro, junto a más de 271.000 educadores reunidos en la histórica Plaza de la Revolución, declaró a Cuba “Territorio libre de Analfabetismo”. Entonces afirmó:
“Hemos ganado una gran batalla, y hay que llamarlo así: batalla, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla, con todas las reglas de una gran batalla. Batalla que comenzaron los maestros, que prosiguieron los alfabetizadores populares, y que cobró extraordinario y decisivo impulso cuando nuestras masas juveniles, integradas en el ejército de alfabetización “Conrado Benítez”, se incorporaron a esa lucha.”
Ese 22 de diciembre se declaró como Día del Educador y nos permite apreciar la colosal obra educacional que atesora nuestra Revolución que, al decir de Fidel, transita necesariamente por la vinculación de la palabra con la acción y las convicciones con la conducta, como base del prestigio de los educadores.
Sumemos a lo anteriormente expresado las hermosas páginas de humanismo que caracterizan el desempeño de varias generaciones de educadores que también fuera de fronteras contribuyen a la educación de los demás.
El ejemplo de Cuba y su proverbial vocación solidaria e internacionalista se ha multiplicado, y en tal sentido profesores cubanos han brindado su ayuda en numerosos países hermanos, contribuyendo así a llevar la luz del conocimiento a los pobres de la tierra, en el noble empeño de llevar el pan de la enseñanza y el amor a todos.
En un rincón del África Occidental, en Gambia, un pequeño país lleno de amor y agradecimiento por la ayuda incondicional y certera que brinda la Mayor de las Antillas, encontramos un grupo de artesanos del saber que moldean el corazón y la sabiduría de una población sedienta de conocimientos.
Profesionales de la salud con una alta preparación científica, gran experiencia docente, con una maestría pedagógica envidiable y con un corazón lleno de ternura conquistado por la nobleza de este pueblo africano, han dedicado todos sus empeños, buena voluntad, preparación y conocimientos en la formación de los recursos humanos que reforzarán la atención a la población gambiana con el firme propósito de mejorar los indicadores de salud
Desde el año 1999, y por iniciativa de Fidel, los docentes cubanos brindan sus servicios en Gambia. Son muchos los profesores que han transitado por este largo camino de la instrucción dejando una huella en la formación de generaciones de gambianos y estudiantes de otras nacionalidades.
El actual claustro, formado por 39 docentes, 26 médicos y 13 licenciados sigue la tradición de sus predecesores con ética y disciplina, cumpliendo con los estándares internacionales y cuyos resultados prestigian la Facultad de Medicina dentro de la Universidad de Gambia, perteneciente a la Asociación de Universidades del África Occidental.
Entre sus tareas básicas está el desarrollo de las potencialidades científicas de los alumnos, estimulándolos a la investigación y presentación de trabajos en jornadas científicas, además se asesoran tesis de grado y de maestrías.
Los resultados de esta labor investigativa son expuestos cada año en las Jornadas Científicas y las mejoras en los indicadores de salud de la población son un reflejo de ello.
El claustro cuenta además con otros profesionales de diferentes países, que enriquecen el proceso intercultural.
Este centro de altos estudios comenzó con la Carrera de medicina y paulatinamente fueron insertándose otras carreras como Enfermería, Salud Pública, Rehabilitación y Terapia Física, y hace un año la carrera de Estomatología. Han sido graduados más de 620 profesionales durante estos años.
La superación de los profesores tanto en el área básica como clínica ha sido constante, en diferentes ramas del saber, siempre elevando la calidad, la creatividad y el nivel científico del proceso docente.
Hay profesores que te marcan de por vida, por una razón u otra, por su rectitud o por su inteligencia, por su pasión por el arte de enseñar, por su amor desmesurado y su dedicación por instruir y educar.
Hay educadores que te acompañan en tu historia de vida, te escuchan tus problemas, te critican y señalan tus errores mostrándote el camino correcto hacia un futuro luminoso.
Queridos profesores eso y más son ustedes, los que han dejado en las aulas su corazón y su alma altruista de cubanos auténticos, hijos de Martí nuestro gran maestro y de nuestro eterno e invencible faro y guía Fidel Castro derroche de sabiduría, ternura, solidaridad y amor por la humanidad.
Con ustedes, los que han dejado a un lado sus problemas, los que lejos de su patria y sus familias se desdoblan en un acto de hermandad y cooperación, quiero quedarme y apretarlos fuerte a nombre de todos esos graduados que hoy sirven a su país y a su pueblo y de los que nos sentimos inmensamente orgullosos, también felicitarlos a nombre de nuestro país por permitirnos disfrutar de sus éxitos y saborear el resultado de esta labor tan importante. Ustedes han sido, son y serán aliento, alma y ejemplo.
La Patria os contempla orgullosa. Feliz Día del Educador.
(*) Profesora y colaboradora de la Brigada Médica Cubana en Gambia