La noticia de que el presidente nicaragüense Daniel Ortega envió el viernes último un anteproyecto de ley a la Asamblea Nacional de ese país para que sea discutido y se apruebe de forma inmediata la nacionalización de las empresas de distribución y comercialización eléctrica Disnorte y Dissur, ha sido titular en muchos medios de prensa que no han perdido las más mínima oportunidad para arremeter contra el gobierno sandinista.
Según precisan medios locales, la propuesta legislativa conocida como “Ley de aseguramiento soberano y garantía del suministro de la energía eléctrica a la población nicaragüense” se envió a la AN el pasado día 15, argumentándose que Disnorte y Dissur – quienes tienen el contrato de distribución exclusiva de la energía eléctrica en las zonas Pacífico y Centro de Nicaragua desde hace 30 años – surgieron como sociedades anónimas por un acuerdo comercial firmado por el gobierno de Arnoldo Alemán en el año 2000 y luego, como parte de la segmentación de la Empresa Nicaragüense de Electricidad (ENEL), entidad pública que posteriormente, solo se dedicaría a la generación de energía hidroeléctrica.
En el anteproyecto de Ley se precisa que se trata de garantizar la continuidad y seguridad del servicio básico de la energía eléctrica a la población nicaragüense, se declara la soberanía de la totalidad de las acciones propiedad de la empresa TSK Melfosur Internacional, Sociedad Anónima (TMI, S.A.) en las empresas Distribuidora de Electricidad del Norte (Disnorte) y Distribuidora de Electricidad del Sur (Dissur) – que facturan el servicio a más de millón 156 mil clientes entre ambas – y se faculta a la estatal Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica para distribuir y/o comercializar la energía eléctrica.
Aunque habrá que esperar al próximo día 21 en que se efectúe una Sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional para aprobar o no la propuesta legislativa, lo cierto es que ya comienza a causar malestar entre quienes aborrecen todo lo que venga del gobierno sandinista, el que ha demostrado una enorme capacidad de resistencia y coraje para enfrentar solo en un año, sanciones unilaterales, intentos de bloqueo económico, campañas mediáticas, los efectos de la pandemia de la Covid 19 y las consecuencias de dos potentes huracanes que provocó muerte y daños económicos y aún sigue pensando y construyendo por su gente, como las Revoluciones verdaderas.