El papel de vanguardia que corresponde a la empresa estatal, con todas las prerrogativas y autonomía que se les han concedido en los últimos meses, tiene que reflejarse ya en la forma en que manejan su economía y en los resultados productivos. Este fue el consenso del debate en el consejo de dirección ampliado (asisten todos los directores de esas entidades e institutos) del Grupo Agrícola (GAG).
Pese a reconocer las limitaciones que la COVID-19, las condiciones climáticas y el recrudecimiento del bloqueo imponen a la agricultura, no se concibe que unas empresas incumplan los planes productivos, cuando muy cerca y con similares recursos otras lo logren con eficiencia económica.
El vice primer ministro cubano Jorge Luis Tapia instó a que los análisis de los incumplimientos se hagan sobre las causas que lo originaron, porque “los planes no se ven en el plato”, y es obvio revisar el cumplimiento de las funciones de los empresarios y los aportes de los sectores estatal y cooperativo-campesino, que distan unos de otros.
Frank Castañeda, presidente del GAG aseveró que no se aceptan explicaciones ni justificaciones, ya que el Grupo mantiene su compromiso con las cifras pactadas, que fueron reajustadas, es decir, inferiores a las originales.
Comentó que los esfuerzos no son parejos en los resultados de la producción, y que en algunos cultivos el cumplimiento del plan nacional se sustenta en el sobrecumplimiento de unas empresas, que cubren el bache abierto por las que no lo alcanzan.
Cuatro empresas arroceras no llegarán a su meta, pero es segura la entrega del cereal al balance nacional, afirmó Lázaro Díaz, director de la división de Arroz; sin embargo se incumple con la producción de viandas, hortalizas, y se avizora la posibilidad de llegar a la cantidad de carne y leche (cerca de la mitad de lo que acopia el país).
Tapia criticó que aún quedan áreas vacías de las que se entregaron en calidad de usufructo, que 32 bases productivas no logran cosechas ni salarios adecuados para sus trabajadores, por lo que llamó a revisar el funcionamiento de las juntas directivas en esas entidades, en el sentido de implementar los cambios que se les exigen.
El vice primer ministro alertó sobre “cuántas empresas quedarán con pérdidas económicas al llegar al primer día de la Tarea Ordenamiento”, y resaltó la iniciativa de la Empresa Agropecuaria La Cuba, de Ciego de Ávila, que ya está comprando insumos con la divisa que obtiene de sus ventas al turismo y en fronteras. En sintonía están la Agroindustrial Ceballos, de la misma provincia, que financia el programa de la piña MD-2, y Jagüey Grande, en Matanzas, solventará la inversión para 450 hectáreas de cítricos.
Otras entidades se involucran en la consolidación de los polos productivos, a través de algunos de los cuales pueden exportar. Valle de Yabú, en Santa Clara, trabaja para sellar una gran extensión de plátano, pues tiene la responsabilidad de abastecer al municipio sede, además de otros destinos asignados.
Al respecto José Ramón Monteagudo, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, indagó con algunos directores de empresas sobre los potenciales y las producciones récord, y sentenció que el país necesita más disciplina en la realización de los planes y cuando, por razones extremas, es imposible acortar el incumplimiento.
Recalcó que se han entregado más de 2 millones de hectáreas, que en estos momentos es clave la contratación y atención a los productores. Llamó a intensificar el trabajo con los módulos pecuarios y la siembra de plantas proteicas para aportar al programa de autoabastecimiento territorial, así como a aplicar la ciencia, el extensionismo agrícola, la aplicación de productos biológicos y las experiencias locales en aras de aumentar la producción de alimentos.