El 5 de noviembre de 1975, a solicitud del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, el Gobierno cubano decidió apoyar de modo directo a dicha nación, para iniciar así la Operación Carlota.
La contribución de la Isla permitió preservar la independencia de ese país, e influyó en la liberación de Namibia (en marzo de 1990) y el fin del sistema de segregación racial en Sudáfrica, el apartheid.
Por las condiciones de la guerra fue imposible trasladar los cadáveres hasta diciembre de 1989.
Cargados en hombros del pueblo, encontraron sepultura en los panteones de los caídos acondicionados en todo el país, en un día que coincidía con el aniversario 93 de la muerte en combate del prócer de la independencia de Cuba Antonio Maceo.
La ceremonia central transcurrió ese 7 de diciembre en el Mausoleo del General Antonio Maceo en el Cacahual, en La Habana.
«A esta hora, simultáneamente, en todos los rincones de donde procedían, se da sepultura a los restos de todos los internacionalistas que cayeron en el cumplimiento de su noble y gloriosa misión», señaló en la fecha el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, conductor de la misión.
En el acto de despedida a los caídos en la gesta, la calificó como una ‘verdadera hazaña de nuestro pueblo’, y dijo que ‘pocas veces se ha escrito una página igual de altruismo y solidaridad internacional’.
«El 7 de diciembre se convertirá en día de recordación para todos los cubanos que dieron su vida no solo en defensa de su patria, sino también de la humanidad. De este modo, el patriotismo y el internacionalismo, dos de los más hermosos valores que ha sido capaz de crear el hombre, se unirán para siempre en la historia de Cuba», enfatizó.
Como parte del velatorio se hicieron guardias de honor, mientras el pueblo desfilaba de manera continua ante féretros y osarios para rendir homenaje.
De 1975 a 1991 alrededor de 300 mil cubanos dejaron su huella en la epopeya en África.