El cambio climático constituye la mayor amenaza para una tercera parte del Patrimonio Mundial Natural, afirma un estudio realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), divulgado esta semana.
De tal manera, para 83 de los 252 sitios que por sus valores naturales intrínsecos se encuentran incluidos en el registro patrimonial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el cambio climático representa una amenaza elevada o muy elevada.
Un total de 94 monumentos naturales —32 más que en el último informe presentado por la UICN en el año 2017—, corren un riesgo significativo o crítico a causa de factores como los incendios, la contaminación de las aguas, además del turismo o la caza.
En resumen, los expertos aseguraron que la perspectiva del 63 % de los sitios se evalúa como «buena» o «buena con cierta preocupación», mientras que la del 30 % como «alta preocupación». El 7 % de estos espacios se encuentra en situación “crítica”, razón por la cual «requieren medidas adicionales de conservación urgentes y a gran escala» para poder preservarlos.
Según el reporte de la UICN, una entidad dedicada a la conservación de los recursos naturales y que agrupa a más de mil 400 organizaciones y Gobiernos, ya no son las especies invasoras y exógenas la mayor amenaza de estos sitios naturales excepcionales, sino el cambio climático que gravita sobre nuestro planeta.
En este sentido, el Dr. Bruno Oberlé, director general del citado organismo internacional, señaló en un comunicado que el documento «desvela las transformaciones que provoca el cambio climático en estos espacios naturales protegidos, desde el deshielo de los glaciares o el blanqueo de los corales hasta los incendios y sequías que son cada vez más frecuentes y graves».
Lo dicho por el directivo se ilustra en el informe, titulado Perspectiva del Patrimonio Mundial de la UICN 3, con ejemplos como los incendios sin precedentes que afectaron el Pantanal brasileño entre el 2019 y el 2020, y las llamas que actualmente arrasan la isla australiana de Fraser, ambos inscritos como patrimonio mundial.
Otro de los sitios incluidos en la lista es la Gran Barrera de Coral de Australia, la mayor estructura del planeta creada por organismos vivos, donde el calentamiento de los océanos, la acidificación y las condiciones meteorológicas extremas han contribuido a la drástica disminución de los corales y, como consecuencia, a la reducción de las poblaciones de especies marinas.
También el reporte recoge las afectaciones a varias zonas protegidas del golfo de California, en México, entre otros sitios patrimoniales.
La pandemia de la COVID-19 tuvo efectos positivos y negativos, que recoge la investigación. Como «bueno» se consigna que disminuyó el número de turistas y eso mejoró la calidad de muchos ecosistemas. Sin embargo, al cerrarse estos sitios, se provocó una pérdida de ingresos y no tuvieron el personal necesario para protegerlos, lo cual generó actividades ilegales que, como la caza furtiva de especies salvajes, incidieron en el deterioro de los lugares.
“El documento recalca lo urgente que es encontrar una solución conjunta y global a los desafíos medioambientales del planeta», significó el Dr. Oberlé sobre el estudio recién divulgado por su organización.
«Los sitios del Patrimonio Mundial Natural se encuentran entre los lugares más preciados del mundo, y debemos protegerlos para las generaciones futuras», sentenció el director general de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
(Con información de sitios web CarbonoNews y France24)