Por Yaima Puig Meneses/Presidencia Cuba
En Cuba se ha recuperado más del 93% de los pacientes que se han contagiado con la COVID-19, una cifra superior a la media mundial, que apenas sobrepasa el 69%. Esta realidad demuestra cuánto se ha hecho en nuestro país, en más de ocho meses de duro batallar por salvar vidas.
Luego del alta hospitalaria, en Cuba los protocolos médicos llegan también al hogar, a la comunidad, donde empieza y termina toda la atención a quienes se han contagiado.
¿Qué hacer para disminuir las secuelas que quedan entonces? ¿Qué seguimiento hace a cada una de ellas el sistema de Salud Pública cubano?
Precisamente sobre los estudios que se han hecho en la Mayor de las Antillas referidos a esos temas, se ofreció una primera mirada durante el encuentro semanal que sostienen el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, con el grupo de expertos y científicos que contribuyen en el enfrentamiento a la epidemia.
En tal sentido, la doctora Ileana Morales Suárez, directora Nacional de Ciencia e Investigación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública, explicó que conocer acerca del estado de salud y evolución de los convalecientes constituye una prioridad en nuestro país tras el propósito de que su reinserción a la vida cotidiana sea lo más natural posible.
Según comentó, diversas instituciones científicas y académicas cubanas e internacionales han realizado investigaciones y estudios clínicos que ratifican la permanencia de secuelas en quienes se han contagiado, cuya magnitud, complejidad y prevalencia en el tiempo aún no se conocen con precisión.
Intentar disminuir esos efectos y mejorar la calidad de vida en esas personas ha sido uno de los principales retos asumidos en el tratamiento cubano, que incluye una vigilancia en la comunidad, el apoyo sicológico, la rehabilitación, la terapia regenerativa y el seguimiento por varias especialidades.
En medio de este proceso, dijo, es el Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia no solo la columna vertebral de todo el enfrentamiento a la COVID-19, sino también de la atención a los pacientes convalecientes.
Como prioridades en el programa de investigaciones que se ha definido, destacó la de mejorar la calidad de vida de los pacientes recuperados, camino en el cual los hallazgos que se obtengan permitirán hacer intervenciones a mayor escala.
Teniendo en cuenta los estudios que se han realizado en el país, subrayó que las secuelas pueden aparecer independientemente de la edad, el sexo, el color de la piel y el estado de evolución de la enfermedad, aunque en los primeros reportes se aprecia que son más frecuentes asociadas a pacientes graves y/o críticos.
Al definir algunas de las principales complicaciones que se han detectado hasta el momento, la Directora Nacional de Ciencia e Investigación Tecnológica del MINSAP destacó que resultados preliminares de las investigaciones en curso han demostrado que la complicación de mayor frecuencia que se ha producido es el daño pulmonar.
Entre las secuelas neurológicas comentó que las más persistentes son la cefalea, la falta de gusto y del olfato; en algunos pacientes también se manifiesta un estado inflamatorio subclínico, así como daño hepático y cardíaco.
En tanto, los análisis desarrollados en la esfera psicosocial arrojan que las manifestaciones sintomáticas afectivas de ansiedad y/o depresión son las más frecuentes, con presencia en el 52% de los casos estudiados.
De muy positivos fueron catalogados por el doctor Luis Velázquez Pérez, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, los primeros resultados de esta estrategia para el manejo de los pacientes recuperados de la COVID-19.
Lo que se ha logrado hasta el momento y todo lo que se continúa desarrollando desde la medicina y la ciencia cubanas en este sentido, valoró, es una evidencia más de la eficacia de la estrategia del tratamiento y del esfuerzo que hace el sistema de Salud para controlar esta peligrosa enfermedad desde los primeros momentos en que apareció en el país.
(Tomado de presidencia.gob.cu)