Es como un tren nuevo. Exhibe una imagen renovada. En septiembre del año pasado se inició su reparación y, coincidió con la contingencia energética y posteriormente con el periodo pandémico. Su gran deterioro obligó a que fuera restaurado en el Taller Ferroviario Mario Domínguez Regalado, de Caibarién.
Después de alrededor de ocho meses de intensa labor, en medio de excepcionales condiciones, terminaron 8 vagones con capacidad para entre 60 y 80 pasajeros cada uno. Así es la formación del tren conocido como Espirituano, que transita de La Habana hasta la tierra del Yayabo y viceversa.
La reparación incluyó piso de madera de importación, resistente y duradero, luminarias, baños con servicio de agua permanente, y asientos reclinables adquiridos en el exterior.
Asimismo, el colectivo reparó mecánicamente la transmisión por palanca, las ruedas, las cajas de grasas, los rodamientos hasta el sistema eléctrico, las redes hidráulicas y de iluminación. A esto se adicionan las mejoras de los parámetros técnicos en las ruedas y el sistema de frenos, lo cual permite circular con más velocidad y seguridad vial.
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Ahora queda la responsabilidad de los pasajeros para preservar lo recuperado. Tampoco podrá faltar un servicio donde prime la calidad y la amabilidad en cada viaje, que serán reiniciados una vez que la situación sanitaria lo permita.
El Rey Midas
Comparar un coche de trenes que llega al patio del taller con el que sale reparado, es como aquel histórico mito del cambio de personajes del príncipe y el mendigo, pudiera decirse también que sus trabajadores se inspiran en el Mago de Oz, porque como si fueran el Rey Midas, todo lo que tocan, arreglan, reparan, lo convierten en oro. Son, sin dudas, artífices de casi lo imposible.
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Este es el único taller de su tipo en el país. Desde el 2013 y hasta la fecha han intervenido en el remozamiento de 185 vagones. Para ello, entre otras acciones, han confeccionado cartas técnicas, diseños y confección de piezas, y realizado inspecciones técnicas estrictas para valorar la total seguridad de un equipo dirigido a la transportación de pasajeros.
El costo de un coche ferroviario en el mundo puede rondar los 500 mil dólares, y este colectivo destina unos 70 mil pesos en moneda nacional en la recuperación de uno de ellos, de ahí que la cifra de ahorro por sustitución de importaciones sea millonaria.
Además este resultado posibilita economizar combustible al ampliarse la capacidad de transportación, a la vez que se recuperan diferentes piezas de repuestos, algo de suma importancia ante las limitaciones que impone el recrudecimiento del bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba.
Los hermanos De Armas; Carbó y el relevo
Dicen que Reynaldo de Armas Surribas, director desde hace casi dos décadas, anda desde pequeño por el taller. Su hermano Osvaldo es un patrimonio viviente, lleva 53 años en la reparación de trenes. Tiene los secretos para armar y desarmar ruedas, enganches y calibrar cada pieza… pero reconvertir coche motores ya sin uso en otros de arrastres fue un reto.
“Entre todos pensamos y analizamos lo que había que hacer. Hicimos lo que se creyó imposible y el colectivo comenzó a tener éxito y a destacarse nacionalmente. Son hombres de honor. Y aunque ya casi no puedo hacer aquello por mi edad, no pienso retirarme, pues creo que aún mi experiencia es útil y seguiré dando batalla”, aseguró.
Víctor Carbó Rodríguez, el jefe del grupo técnico, se ha destacado como innovador, su pensamiento ingeniero lo ha hecho introducirse con todo un saber acumulado en este proceso que incluye desarme, defectación de averías de cada uno de los componentes y luego reparación, no solo mecánica sino también la carpintería, la red hidráulica, sanitaria, la iluminación.
“Nada nos asusta, ni que lleguen bien desguazados, así nos gusta más, para poder ver bien la diferencia. La maquinaria es muy antigua. Imagínese, hay equipos de 1905 que aún están funcionando. Hemos arreglado coches que fueron fabricados entre 1959 y 1965. Hacemos la maravilla del confort y la elegancia, y estos coches quedan de primera”, dijo sonriente. Pero es cierto, logran dejarlos como nuevos.
Jeibel Pino Reina es un joven ingeniero mecánico, graduado en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, quien confesó haberse introducido con entusiasmo en este mundo. Y lo ha hecho con fervor, al punto que es considerado el relevo vital. Secretario de la UJC e ingeniero principal de la brigada de fabricación, afirmó: “El compromiso del colectivo y la dedicación y entrega de todos da fuerzas para emprender y entender este mundo”. Y sus palabras se escucharon sinceras.
Reynaldo, el director, ha sabido conducir esta nave. “Esta es mi casa, mi infancia y mi vida, pero el éxito está en renovarse, emplearse a fondo, atender al hombre. Tenemos la Bandera 80 Aniversario de la CTC, la de Proeza laboral, Vanguardia Nacional por varios años, pero tenemos que seguir poniéndole ruedas firmes al ferrocarril cubano, como fue recientemente recuperar el tren espirituano”, puntualizó.