En vísperas del Día de la Cultura Cubana vale evocar un hecho ocurrido por esa efeméride en el año 1960, cuando la gran soprano dramática y pedagoga rusa de renombre internacional, Mariana de Gonitch Justikaya (San Petersburgo, 5 de febrero de 1900-La Habana, 14 de enero de 1993), ofreció un concierto de Gala en el Salón de los Embajadores del Hotel Habana Libre, en presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, así como del Cuerpo Diplomático, del Poeta Nacional Nicolás Guillén, y de los intelectuales revolucionarios Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, entre otras relevantes personalidades.
En algunos textos biográficos e, incluso, en la tarja que evoca aquel hecho en el célebre hotel capitalino, erróneamente se afirma que aquel concierto ocurrió en enero de 1959; sin embargo, el destacado discípulo y amigo personal de la Diva de San Petersburgo, el tenor Hugo Oslé Baraquiso —quien la conoció en 1975—, estudioso de su vida y obra, afirma que “ciertamente fue el 20 de octubre de 1960, lo que consta en el programa del espectáculo, en el que además cantaron la soprano Marta Cardona y el tenor Mario Travieso. Fue en esa ocasión cuando el máximo líder de la Revolución le propuso crear el Teatro Lírico Revolucionario.
“Rusa, rebelde y fidelista, así fue esta gran profesora y cantante de ópera, separada de su patria y radicada en París —con su hermana y su madre— por voluntad de su padre, jefe de la Armada de Rusia”, agregó Oslé, quien a partir de la desaparición física de la estrella continuó la obra pedagógica comenzada por ella.
A los 23 años de edad Mariana debutó con éxito en el Gran Teatro de la Ópera de París y en el Teatro de los Campos Elíseos, e inició su brillante carrera artística por varios países.
“En Francia entabló amistad con un grupo de cubanos con ideas progresistas, como Carlos Rafael Rodríguez, Nicolás Guillén y Juan Marinello, a través de los cuales supo sobre la lucha libertadora de nuestro país con la que se solidarizó de inmediato”, enfatizó Oslé.
Valiente, sensible y emprendedora, la prestigiosa cantante llegó a Cuba el 9 de agosto de 1940. Actuó en un programa de la radioemisora RHC Cadena Azul y dirigió un espacio musical que se transmitía por Radio Mambí. Cinco años después fundó la prestigiosa Academia de Canto Mariana de Gonitch, en la que su primera discípula fue la gran soprano cubana Esther Valdés.
Hugo señaló que “en 1947 se integró al Partido Socialista Popular como jefa de la Secretaría de Guerra de la Cruz Roja Internacional, organización que le confirió el grado de teniente y poco después le otorgó la Orden y Medalla de Oro al Mérito. Además, se afilió a la Organización Mundial de Mujeres Democráticas y fue presidenta del Comité Cubano de Mujeres Progresistas.
“Ese mismo año —añadió— estrenó en el hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso el Himno Soviético y el Himno de la Patria, ambos con textos de Nicolás Guillén”. En su concierto en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en 1963, inauguró la Sociedad Nacional de Emigrados Revolucionarios; y en 1971 organizó, junto a la heroína Celia Sánchez, la gala inaugural del Parque Lenin.
Hizo su última presentación pública en el año 1965 en la sede de la Casa de Cultura de Plaza de la Revolución, y fue ovacionada por una nutrida concurrencia.
Entre otros sucesos que marcaron la presencia de esta distinguida figura en la cultura cubana, Hugo recuerda que en 1974 encabezó la primera gira internacional del Teatro Lírico Nacional por los entonces países socialistas, “durante la cual su alumna Alina Sánchez obtuvo el Gran Premio en el Festival de Teatro de Berlín”.
En 1980, por iniciativa del máximo líder de la Revolución cubana, en el Gran Teatro de La Habana se realizó un gran concierto en honor al cumpleaños 80 de la Diva, allí habló Nicolás Guillén.
Oslé rememoró asimismo la participación de Mariana en la apertura de la Primera Jornada Cultural de México en Cuba, donde fue acompañada por este tenor, y asimismo de la soprano Alina Sánchez, asistidos al piano por la insigne profesora Zenaida Romeu, y aseguró que poco antes de partir hacia la eternidad, la Diva de San Petersburgo le reveló que le “había prometido a su entrañable amigo Fidel que cuidaría y defendería en silencio a la Revolución”.
La Academia de Canto Mariana de Gonitch —junto con la embajada de Rusia en Cuba— realiza cada año, en el aniversario del nacimiento de la soprano, un concurso de canto, en tanto ha actuado en infinidad de espectáculos en recordación de importantes efemérides de la Revolución. Sobre esta compañía el doctor Eusebio Leal Spengler enfatizó: “Escuchar a la Academia de Canto Mariana de Gonitch es un acto de fe y veneración a la patria”.