Certero resulta el juicio de la poeta chilena Gabriela Mistral cuando, al concluir la lectura de la novela Jardín, de Dulce María Loynaz, categóricamente afirmaba que ese había sido «el mejor “repaso” de idioma español que he hecho en mucho tiempo».
Coincide también la crítica en que ese manejo del lenguaje es uno de los rasgos relevantes de esta narración –la única novela, por cierto, publicada por la autora—, que apareció, por vez primera, en el año 1951, en Madrid, bajo el sello de la editorial Aguilar.
Opinión que corrobora, igualmente, la investigadora, ensayista y crítica literaria Zaida Capote Cruz, quien tiene a su cargo la edición crítica de Jardín. Novela lírica (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2015, 504 pp), considerada una joya dentro de la producción literaria de su autora.
Estructurada en cinco partes y 44 capítulos, escrita varias décadas antes de su publicación, entre los años 1928 y 1935, Jardín –como anuncia Dulce María Loynaz, en el «Preludio» que presenta la narración— «es la historia incoherente y monótona de una mujer y un jardín».
En las páginas de esta novela –en que es fácil advertir cómo se integran narrativa y poesía–, al relatar la historia de Bárbara en íntima relación con su jardín, la creadora se propone –y logra– ir más allá de lo meramente anecdótico para explorar las luces y las sombras de la propia condición humana.
Romanticismo, modernismo, vanguardia, feminismo, pacifismo, incluso un anuncio del boom de la novela latinoamericana –explica Zaida Capote Cruz, en el estudio introductorio a esta edición crítica– aparecen en el magma que alimentara la escritura de Jardín.
Exhaustiva ha sido, por cierto, la labor de Capote Cruz para preparar esta edición, en que se han revisado y cotejado los manuscritos, los mecanuscritos y las tres ediciones de la novela, además de incluir otros materiales, entre ellos algunos manuscritos inéditos y una bibliografía critica.
Poeta, narradora, Dulce María Loynaz (La Habana, 1902-1997) es autora de una amplia obra lírica, incluida en títulos como Versos 1920-1938 (1938), Juegos de agua. Versos del agua y del amor (1947), Poemas sin nombre (1953), Últimos días de una casa (1958) y Poemas náufragos (1991).
Enriquecen su bibliografía varios libros en prosa; además de Jardín, el lector encontrará, entre otros títulos, las memorias Fe de vida (1994), los textos reflexivos Ensayos literarios (1993), los recuerdos de viaje Un verano en Tenerife (1958) y las misivas Cartas que no se extraviaron (1997).
Miembro, desde 1957, de la Academia Cubana de la Lengua –institución que dirigió entre los años 1983 y 1995–, Dulce María Loynaz fue reconocida, entre otros galardones, con el Premio Nacional de Literatura 1987 y el Premio Miguel de Cervantes 1992, ambos por la obra de la vida.
«Jardín es una de las grandes conquistas del talento, ese bien escaso –afirma Capote Cruz–. Una novela que explora la modernidad e indaga en la naturaleza de la condición humana sin arredrarse ante la dificultad de hallar un modo inteligente y bello de conseguirlo».
En palabras, también, de esta documentada estudiosa de la obra loynaciana:
Su expansión de sentido nos obliga a pensar una y otra vez en las claves de su historia, a dar por errónea cualquier conclusión clasificatoria, vista la naturaleza multiforme de esta obra cuya trama parece una puesta en escena de la historia humana. La ambición de Loynaz, su desvelo por recoger el espíritu de, tránsito de una época a la otra, consiguió estimular la sensibilidad de lectores muy sagaces, como se ha visto.
Con esta edición crítica de Jardín, los estudiosos del legado de la escritora podrán profundizar en la trascendencia de su obra, mientras que los lectores contarán con las claves para adentrarse en sus páginas. Unos y otros apreciaran, indudablemente, una de las grandes conquistas del talento de Dulce María Loynaz.
Hola, quisiera saber si es posible comprar un ejemplar, edición Crítica del 2015, y que me lo mandéis a Madrid, España. En caso afirmativo, indícame precio del libro y costo del envío a mi domicilio en Madrid. AGRADECIENDO TU ATENCIÓN Un Saludo. Esther Cabrera