Todo parece sucio, un polvillo abunda en el área y el aserrín cubre el suelo. Nadie habla, un ruido ensordecedor abruma el ambiente, y los hombres que allí se encuentran están inmersos en sus faenas: unos mueven grandes troncos de árboles, que serán cortados en trozos más pequeños, otros apilan tablas y allá se verifican los grosores de las mismas.
Es el aserradero Floirán Quiroz, denominado Establecimiento 266, ubicado en la cabecera provincial y uno de los que posee la Empresa Agroforestal Camagüey; y el único que funciona con vapor en Cuba, y quizás en Latinoamérica.
Pero una vez más tiene fugas, ha perdido la presión y debe detener motores. Ya no es tan eficiente y algo deberá cambiar. Desde la dirección de la Empresa lo deciden: el sistema pasará a ser eléctrico.
La madera aserrada constituye uno de los principales renglones exportables de la entidad agramontina, pero para asumirlo con calidad y eficiencia lo primero es rescatar y modernizar los aserríos que parecen que se han detenido en el tiempo.
Misión casi imposible
Unos siete aserraderos tiene la provincia agramontina y pocos son los metros diarios de madera aserrada que estos entregan. El Floirán Quiroz, uno de los principales y con mayor capacidad, cuenta en su calendario con 180 años de explotación y con una caldera instalada desde 1830.
El resto, algunos están electrificados y otros emplean diesel para su funcionamiento, pero al tener más de 50 años de labor y con maquinaria envejecida, la eficacia no es la esperada.
Así que era momento de hacer una necesaria reconversión del sistema en el aserradero, tal como señaló Alfredo Lorenzo Machado, director de la UEB de Servicios Técnicos Integrales, de la Empresa Agroforestal, y quien junto a su brigada de mantenimiento acomete la tarea.
“El empleo del vapor ya no garantizaba producciones, acota, y el trabajo era más complejo. Esta unidad es clave en las proyecciones exportadoras de la entidad, ya que cuenta con un patio amplio, donde caben cientos de metros de madera; la ubicación, cercana a la circunvalante norte de la ciudad y la línea del tren, permiten un mejor acceso a la unidad sin necesidad de transitar por la ciudad y el espacio físico que tiene admite la instalación de otra línea de corte”.
Hicieron planos, estudiaron cada equipo, calcularon la potencia y la posibilidad de la conversión a la electricidad; y se solicitaron los cambios de transformadores. La idea era un tanto compleja, ya que no constituía inversión, sino un proceso de mantenimiento y reparación que demandaría mucho esfuerzo propio.
Hecho esto se inició el desmonte del sistema de vapor y se instalaron los cables de manera soterrada. “Toda esta labor la asumió una brigada de mantenimiento con especialistas e ingenieros, mecánicos y electricistas”, añade Lorenzo Machado.
Ellos también colaboraron en nuevas fundiciones y en las modificaciones que se necesitaron para los equipos. Los motores que emplearían en el péndulo, el gramil, la sierra fueron recuperados de otras unidades y gracias al apoyo del personal del central Siboney se les pudo dar mantenimiento.
“La idea, asegura Lorenzo Machado, es concluir antes de que finalice el año, pero estamos conscientes de que queda mucho por hacer, sobre todo en las reparaciones, ya que son maquinarias viejas que deben estar en mejores condiciones para asumir la electricidad”.
Ir más allá
Para Rogelio Junco Pimentel, quien lidera a los 14 hombres del aserrío, esta es su casa en la que lleva más de 30 años. Comenzó como dependiente de madera hasta llegar a ser jefe. Vivió los años de unidad Vanguardia Nacional y los de las bajas producciones también, por eso agradece tanto el cambio.
“De la jornada laboral, cuenta Junco, solo aprovechábamos apenas tres horas, y con las afectaciones de la caldera solo aserrábamos unos tres o cuatro metros diarios. No éramos rentables».
“Ahora con estos cambios pensamos que podemos hasta romper el récord que instauramos hace años de 340 metros en un mes. Además aprovecharemos mejor la madera y crecerá el rendimiento de la producción y los salarios, ya que calculamos que podemos asumir el 70% del plan de madera aserrada de la provincia”.
Las mejoras incluirán también el techado y las condiciones laborales. Y como soñaron con Constantino de Zayas, quien falleció recientemente y fue uno de los diseñadores del plan, se añadirá un mecanismo para la extracción de aserrín.
“Antes este elemento se empleaba en la misma caldera como material combustible. Así que pensamos instalar una torva para extraerlo y encontrar, luego, empresas que lo necesiten para vendérselo y ganar más”, apuntó Lorenzo Machado.
Pero eso sería solo por un tiempo, porque el gran plan pretende, una vez concluida la electrificación y reparación de la unidad, acondicionar la máquina de vapor, repararle la tapa de distribución, encontrar los tubos de cuatro pulgadas que requiere la caldera y todo lo demás, para contar así con un respaldo, que les permita producir y ahorrar electricidad.
A largo plazo, como aclara Lorenzo Machado, diseñarán, además, un plan de inversiones para transformar todo el sistema de los aserraderos agramontinos y optimizarlos, porque “mientras más madera aserremos, más podremos exportar y mejor empresa seremos”.
Si existiera posibilidades de exportar maderas elaboradas, sería muy agradable colaborar e importar desde el lugar donde vivieron y trabajaron mis abuelos, allá por principios del siglo xx
Un abrazo para todos
Como es posible que teniendo un mercado interno esta madera se exporte. !!!!! Porque no la venden a los cuentapropistas en MLC y se evitan mucho más camino por recorrer y gastos de exportación, Buscamos maneras de crear mercados mayoristas al sector privado y lo tenemos aquí mismo, como se entiende esto, El bloqueo nos lo ponemos nosotros mismos!!! Mis saludos