Cuentan que el día que Willem Einthoven inventó el primer electrocardiógrafo, y marcó con ese acontecimiento el origen de la Electromedicina o Ingeniería Clínica en el mundo, no lo hizo desde su matriz de incansable médico y fisiólogo concentrado en registrar la potencia de las contracciones sistólicas y diastólicas del corazón. Su adelanto emergió de días de estudio profundo para corregir la disposición técnica de inventos anteriores. Todo ello para llevar al papel el ritmo del órgano impulsor del cuerpo humano.
Tras su inventiva la Electromedicina se abrió paso como la vía certificada del mantenimiento de equipos médicos, la especialidad de la que se graduó hace una década Ailín Rodríguez Claro, una guantanamera de 33 años de edad, orgullosa de que su vida está ligada a la loable labor de curar.
“Yo soy Especialista Principal del Departamento de Óptica y Electromecánica del Centro Provincial de Electromedicina, y cada innovación que realizamos es el trabajo de muchas horas.
Somos una suerte de sanadores de equipos y lo que para un médico o un enfermo pudiera ser una máquina rota, para nosotros es algo en lo que tenemos que empeñarnos a fin de encontrarle su funcionalidad y mejoramiento técnico”.
Al decir eso, pareciera que Ailín se graduó a sabiendas de su influjo…y uno se percata que tal consabido implica mucho esfuerzo: “En ocasiones en un mes o algo más logramos sacar un equipo de la obsolescencia o arreglar su desperfecto, pero son horas de estudio, en busca siempre de la pieza certera.
“A veces se te ocurre una posible solución camino a casa o llegando al trabajo… Hay soluciones que requieren labores de tornería y necesitas de la ayuda de otros para una idea de la que ya tienes nociones a partir de tus propias pruebas mentales, matemáticas o físicas”.
Y ahí asoman los riesgos
Los riesgos en la actividad de Electromedicina no son muy corrientes. Existen, mas se respetan las normas de seguridad. Es imprescindible antes conocer al equipo, maniobrar si es posible, acceder a los manuales, libros o cualquier otra información.
“Ser una profesional de la Electromedicina te convierte en la persona capaz de solucionar cualquier problema relacionado con tecnología electrónica en el sector de la salud, pero recibir un Premio al Mayor Impacto le aporta algo especial a tu trabajo».
“Cumplí misión internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela. También he realizado varias innovaciones por las que me han otorgado cuatro condiciones nacionales 8 de Octubre y dos Trincheras de Acero, en el territorio.
“Además, tengo una hija de 11 años e intento ser una buena guía para ella. Me complace que ya ha ganado muchos concursos en la escuela, considero que esos sean los primeros pasos”, señala.
Aunque una de sus innovaciones más importantes es la recuperación de la máquina para la confección de lentes, que benefició a más del 90 % de la sexta urbe más poblada de Cuba, Ailín incursiona en todo lo que llegue a su “consulta”.
Hace más de un año se hizo popular por recuperar la máquina de refrigeración del Banco de leche del Hospital General Provincial, y hoy igualmente le atañen quehaceres de asesoramiento técnico, instalación y planificación de piezas de repuesto.