El 10 de octubre de 1868, el abogado patriota Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874) liberó a sus esclavos, y alzó en armas a los cubanos, primer hecho fundacional de las Revoluciones de Liberación Nacional en el mayor archipiélago de las Antillas.
El repique de la campana de su ingenio La Demajagua, Manzanillo, en el oriente del país, significó un triunfo de las ideas independentistas, frente al colonialismo español, y las corrientes reformistas y anexionistas de entonces.
En el batey de La Demajagua, ante unos 500 congregados, Céspedes expresó: “Ciudadanos, ese sol que veis alzarse por la cumbre del Turquino viene a alumbrar el primer día de libertad e independencia de Cuba”.
Así comenzó la primera guerra independentista de Cuba, que duró 10 años, y tuvo un carácter nacional-liberador, democrático y antiesclavista.
Céspedes borró ese fantasma del escenario cubano al saludar a sus esclavos que quedaron libres en ese momento e invitar a otros dueños presentes que hicieran lo mismo.
“¡Ciudadanos, exclamó, hasta este momento habéis sido esclavos míos! Desde ahora, sois tan libres como yo. ¡Cuba necesita de todos sus hijos para conquistar la independencia!”
“Los que me quieran seguir que me sigan; los que se quieran quedar que se queden, todos seguirán tan libres como los demás”.
Y esa libertad nadie nos la ha podido arrebatar a lo largo de nuestra historia. Ahora las campañas difamadoras contra las misiones médicas cubanas se empeñan en llamarnos «esclavos».
Los miembros de la Brigada Médica Cubana en Gambia (BMC) somos “esclavos” como grita el monstruo del norte, sí, pero no somos cualquier tipo de “esclavos”, lo somos de nuestro amor por la profesión que orgullosamente ejercemos, y sepan que no nos quitaremos nunca los grilletes que nos atan a la solidaridad, al altruismo, a nuestra vocación por salvar vidas, a nuestros profundos sentimientos humanistas, a nuestro amor incondicional por el ser humano, y a nuestra firme convicción de que un futuro más justo y mejor para todos es posible.
Somos cautivos de nuestros valores y principios, forjados con el sacrificio y la dignidad de un pueblo que ha sabido luchar desde aquel 10 de Octubre de 1868 por su libertad, independencia y soberanía.
Somos “esclavos” de nuestro amor por la patria que nos vio crecer y empinarnos bajo la certera dirección y guía de nuestro invicto y eterno comandante Fidel.
Somos “esclavos” de lo que sentimos, de lo que queremos y por lo que luchamos.
Somos espontáneos, creativos, fuertes y persistentes, nadie nos impone nada, nadie nos obliga a salvar vidas, aliviar sufrimientos, prevenir enfermedades, combatir pandemias, apoyar a los que sufren desastres naturales, compartir todo nuestro conocimiento, y ayudar a los más necesitados. Nadie nos obliga a hurgar en la ciencia buscando un futuro mejor.
Los profesionales de la salud cubanos somos auténticos, reales, y el mundo entero así lo reconoce, porque no hablamos con bellas palabras, hacemos, demostramos con hechos claros y concretos lo que somos, un ejército de valientes que ha sabido ganarse el prestigio, el amor, la admiración y el reconocimiento de millones de agradecidos.
Ese glorioso 10 de octubre de 1868 Céspedes además afirmó: “Cuba aspira a ser una nación grande y civilizada, para tender un brazo amigo y un corazón fraternal a todos los demás pueblos…”
Dos siglos más tarde, en el África Occidental, la BMC Gambia en homenaje a ese día tan transcendental para el pueblo de Cuba, desea premiar esta otra esclavitud de la que estamos plenamente orgullosos y de la cual no queremos la libertad.
Estamos satisfechos con la destacada participación de los miembros de la brigada en la asistencia durante este periodo de la Covid-19, y muy especialmente de aquellos que trabajan incondicionalmente, sin desvelos, en la línea roja al lado de los hermanos gambianos, en un combate abierto contra la pandemia.
Hemos tendido nuestro brazo amigo y hemos entregado nuestro corazón fraternal a este pueblo hijo de la madre África. Misión cumplida Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria cubana.
(*) Profesora y colaboradora de la Brigada Médica Cubana en Gambia