“Cuando veo la actividad que ellos hacen y cómo tratan a las personas me acuerdo del Che Guevara, del internacionalismo. Mi admiración y mi respeto para todos ellos.
“Yo me he consultado con muchos y muy buenos médicos, pero el nivel de todos los que trabajan aquí y el trato son excelentes, maravillosos. Ellos son parte de ese hombre nuevo que tanto soñó el Che y en ellos veo el espíritu del Che, veo la solidaridad, la hermandad.”
Con esas emotivas palabras, el humilde paciente venezolano Henry Luis Martoledis califica el desempeño de la brigada médica cubana que trabaja en el Centro de Diagnóstico Integral Los Sauzales, ambulatorio de Belén, en el municipio de Libertador del Estado de Mérida.
Razones para el elogio
Henry es del Estado de Trujillo, en una zona limítrofe con Mérida, y de sus 64 años de existencia lleva 20 padeciendo de diabetes y cuenta que llegó a las instalación sanitaria con una úlcera bien complicada, “con el pie infectado, dice, hinchado y gracias a la actividad de los doctores y la alta calidad del servicio me he mejorado muchísimo”.
Le habían diagnosticado Charcot, un trastorno poco común y que causa discapacidad como resultado del daño a los nervios en los pies (neuropatía periférica), padecimiento muy común en personas con diabetes tipo 1.
“Y cuando me consultó el doctor Liván me explicó que no era esa la enfermedad y hoy tengo la posibilidad de que esta recurrente lesión se me pueda sanar permanentemente. Me sacó de una confusión que tenía años ya y ahora me aseguran que pueden hacer una operación muy sencilla y que esa lesión se cure para siempre”, afirma visiblemente emocionado.
Fabricio Ernesto, hijo de Henry, es amante del periodismo objetivo y de la verdad y está muy contento con “la significativa mejoría de papá y agradezco, como toda la familia, la atención especializada que le han brindado”, remarca y fustiga la manera en que muchos medios “muestran caótica la situación de Salud aquí en Venezuela, silencian los logros de la salud comunitaria, los programas del Gobierno Bolivariano en favor de las personas más humildes y la solidaridad de Cuba”, sentencia el joven.
“Pero, enfatiza, el pueblo venezolano está profundamente agradecido de la ayuda cubana y de la vocación de servicio de sus médicos y del personal de la salud en general.”
Por el buen vivir del diabético
Según reseña el doctor Liván Cáceres, coordinador del Programa del Buen Vivir del Diabético en el Estado, desde el 2011 a la fecha solo en esta demarcación se han beneficiado miles de pacientes con el empleo del medicamento cubano Heberprot-P, un producto de primera generación y altamente eficaz, cuya utilización ha dado un cambio radical en los índices de amputación.
Califica la implementación de estas acciones solidarias y de complementación como una muestra más de los desvelos de ambos gobiernos, cubano y bolivariano, para darle atención de salud, gratuita y de calidad, a la población más vulnerable.
“Es un proyecto sumamente humano. La mayoría de los pacientes son de bajos recursos económicos y no hay nada más gratificantes que verlos salir caminando. Es indescriptible la emoción que uno siente en ese momento”, enfatiza el galeno.
Refiere que sostener estas prestaciones es un logro de la solidaridad entre las dos naciones en medio de la pandemia y la cruel guerra económica de los Estados Unidos contra Cuba y Venezuela.
“Por la limitación de movimiento que impone la situación de la pandemia, gestionamos salvoconductos a los enfermos y hasta facilidad de combustible a quienes los necesitan para acudir a la consulta y garantizar la atención integral de manera interrumpida, porque el tratamiento incluye la compensación de enfermedades asociadas a la diabetes que procura un equipo multidisciplinario en perfiles de oftalmología, cardiología, nefrología y podología”, asevera Liván.