La telenovela cubana tiene que atender muchísimas demandas. Muchas más de las que solemos hacerles a las propuestas extranjeras. Demandas y expectativas que suelen trascender las que se suponen que sean las competencias del género. Y decimos “se supone” porque estamos convencidos de que los moldes de ese género no son rígidos… y, ciertamente, hay potencialidades que buena parte de la producción universal apenas ha explorado.
Para la mayoría de los públicos en el mundo bastan las historias de siempre: triángulos amorosos, secretos de familia, traiciones y venganzas, calumnias y enredos, hermosas reconciliaciones… los sempiternos ingredientes, los mismos de los folletines de pasados siglos. Y siguen funcionando, siguen emocionando. No somos en algunos aspectos tan diferentes de nuestros antepasados.
Pero en este país sucede algo interesante: la gente suele asumir tranquilamente esas tramas en las telenovelas extranjeras. Sin embargo, a las cubanas les piden algo más. Se espera “novelería”, y también cierta recreación del contexto más inmediato, posicionamiento sobre problemas acuciantes, cuestionamiento y moraleja social.
Y como el público es tan diverso y la producción tan escasa, hay quien no se conforma con los códigos de la telenovela tradicional y espera productos más heterodoxos, a imagen y semejanza de algunas series foráneas. Una mirada mucho más abarcadora, más incisiva de la historia o del aquí y ahora.
Nuevas (u otras) dramaturgias.
Todo eso es perfectamente legítimo. Pero es difícil atender tantas solicitudes sin traicionar las esencias del melodrama. Porque hay quien quiere hacer melodramas televisivos. Incluso, folletín duro y puro (todo lo puro que pueda ser un género a estas alturas). Y el melodrama, y el folletín de toda la vida tienen seguidores, algunos de los cuales no se conforman con las tonterías y las francas barbaridades de ciertas telenovelas mexicanas del paquete.
Obviamente tenemos el derecho de aspirar a la mejor telenovela posible. Y la mejor lo más probable es que no se conforme con entretener o epatar a golpe de simples peripecias. No obstante, algo sí está claro: primero tendrá que entretener. Es la base. Si no resulta atractiva por su historia y personajes, difícilmente promoverá valores, orientará, educará… mucho menos aportará al debate sobre asuntos puntuales o recurrentes de la agenda pública.
Y ojo: a una telenovela no habría que pedirle lo que tendrían que ofrecer el periodismo, los centros de investigación, los espacios y mecanismos de diálogo social y político. Su mirada necesariamente será otra. Otra la profundidad del análisis. Otro el alcance.
Podrá ser confluyente, podrá ser complementaria, podrá incluso devenir plataforma para visibilizar problemas y vislumbrar soluciones. Pero no tiene que ofrecer fórmulas definitivas.
Y eso no significa (el parche antes de la grieta) que se ignore el rol del arte (y del dramatizado audiovisual en específico) en el debate público, su aporte indiscutible… y la responsabilidad de los creadores al abordar aspectos acuciantes y polémicos del complejísimo entramado social, político y económico.
Una telenovela es una propuesta, una entre tantas. Y, obra humana, siempre será perfectible. Su “verdad” no tiene por qué ser compartida por todos. Y puede (es más, debería) ser cuestionada o puesta en crisis por la opinión pública.
Lo mejor de El rostro de los días no fue precisamente que haya interesado y complacido a tantos cubanos (y eso para una telenovela siempre será algo vital), sino que puso sobre el tapete un grupo de temas importantes… y como la telenovela fue tan popular, propició un debate… particularmente intenso en las redes sociales (el signo de los tiempos).
Nadie debería asumir (esperemos que ni siquiera los realizadores) que el acercamiento haya sido incuestionable a partir de los disímiles ámbitos y enfoques. Se ha hablado mucho a favor o en contra, se han hecho señalamientos contundentes, se han reconocido valores y reprochado manquedades. Y se ha puesto de manifiesto la necesidad de un sistema de la crítica profesional, que brinde herramientas, asideros, guía para el análisis… sin que imponga criterios como tribunal inapelable.
Convendría, no obstante, no perder de vista la naturaleza misma del género. Y hacen falta siempre análisis desde esa perspectiva, que no excluyen ni deslegitiman acercamientos desde otros ámbitos. La divisa tendría que ser el respeto. Al público, al que piensa diferente, a los creadores.
Y una última reflexión, que podrá parecer verdad de Perogrullo: la telenovela es recreación. No es ciencia exacta. No es programa educativo. No es pauta inamovible.
Es ficción. Y el disfrute (y el desmontaje) de la ficción será siempre necesidad humana.
El debate oportuno y con respeto se hace acuciante en nuestra sociedad. El no pretender que tenemos la verdad o razón absolutas es tarea pendiente para nuestros críticos, realizadores y público en general. Muy atinado su comentario, fui uno de los que disfrutó la telenovela, por su tema tan sensible, la maternidad y paternidad responsables. Me sentí identificado y reflejado en esas familias donde el amor y la comprensión eran el pan de cada día. Un buen elenco de actores, buena dirección de estos, que abogó porla naturalidad y expontaneidad en la expresión lo que al menos yo valoro mucho, y muy ausente en la mayoría de nuestros audiovisuales.
Me interesaría conocer los criterios sobre los mensajes subliminares enviados en la telenovela. Entretener puede ser a través de banalidades que quedan en el subconsciente del espectador y que lleva a la banalidad en la vida diaria, a la enajenación.
Cuba fue la cuna de la radionovela desde los tiempos de El Derecho de Nacer de Félix B. Cainet. Existen otras muy valoradas en latinoamérica, incluso de autora cubana como Delia Fiallo, me refiero a Esmeralda, que no ha sido televisada en Cuba. Creo que para variar un poco se podría intentar llevarla nuevamente a la pantalla. Tengo el guion a disposicion de cualquier director que lo requiere (nicasio44@cenit.cult.cu. Vale la pena estudiar esta variante, aunque las novelas televisadas recientemente merecen todo el respeto. Gracias
Yuris Nórido:
He leído su trabajo en la prensa escrita de Trabajadores, ¡EXCELENTE!, y lo he buscado en la prensa digital de Trabajadores, para poder expresarle una vez más que periodistas críticos de la televisión en el tema Cultural como usted, hay pocos; y me dirijo así, porque usted es un PERIODISTA con MAYÚSCULA. Pienso que sus trabajos deberían ser escuchado en la tribuna del NNT por el día o en el estelar, para que su PALABRA pueda llegar a la mayoría de los televidentes, como usted INFIRIÓ en este trabajo y cito: ….Y se ha puesto de manifiesto la necesidad de un sistema de la crítica profe¬sional, que brinde herramientas, asideros, guía para el análisis… sin que imponga criterios como tribu¬nal inapelable….. Y hacen falta siempre análisis desde esa perspectiva, que no excluyen ni deslegitiman acercamientos desde otros ámbitos. La divisa tendría que ser el RESPETO al PÚBLICO, al que piensa diferente, a los CREADORES.
Desearía, y pienso que es el sentir de la mayoría de los televidentes que pudiera expresar sus criterios de esta novela El rostro de los días, también en el NNT y en el estelar, por todos los que trabajaron en esa novela que merecen una crítica con respeto y argumentos válidos, y por todos aquellos que siguieron la transmisión de la novela, nuestro pueblo… FELICIDADES .
Felicidades Yuris. Te sigo en el noticiero cultural y en otros espacios. Eres siendo tan joven un verdadero crítico. Hemos soportado comentarios de la novela de experimentados y famosos que no alcanzan tu nivel de tus sintéticos y atinados análisis. Ojalá muchos te lean.
Muy buen comentario…. estoy muy a favor de El rostro…
La telenovela Entrega me encantó,nos dejó una enseñanza hermosísima, pero El rostro de los días la superó por completo. Tanto la trama que pretendió mostrar, como ese elenco de actores fue espectacular. Es mi opinión que gran parte de la teleaudiencia disfrutó cada capítulo de la novela, se mostraron vivencias que ocurren en nuestro día a día en nuestras casas, con respecto al suceso de Lía, ni hablar ¿ en cuantos hogares no habrá sucedido algo similar y se han quedado callados?, pero en fín se disfrutó de la novela, ¿ qué decir del papel desempeñado por Fernando Hechavarría, Deisy Granados, y ese dueto conformado por Luisa María y Denis Ramos que me encantó, parecían verdaderamente madre e hijo?, y sí se tocaron temas interesantísimos que provocaron grandes debates, ese era el objetivo, por lo tanto continuemos haciendo otras telenovelas. Gracias a los directores de la misma..ah y que decir de la música preciosísima.
YURIS, soy fans número uno tuya. Tus reflexiones para mí acertadísimas. Estoy cien por ciento de acuerdo contigo, no tengo tus palabras para decirlo, pero así mismo pienso. Me ha dado mucho gusto tu reflexión. El público cubano es muy exigente con la novela del patio, sin embargo poco critican de las foráneas. Los críticos, igualmente olvidan lo último que acotaste es ficción, es disfrute. Nuestra televisión cubana tiene muchos programas desde donde llegan mensajes educativos y didácticos, pero que muchos no ven. Bravo por tu reflexión para todos. Es un gusto escucharte en el noticiero cultural. Gracias,
A mi me pareció excelente, muy linda, instructiva, tenia en atencion al pueblo d lo que iba a suceder, sigan asi, esta mejor q las novelas extranjeras q siempre es lo mismo, uno sabe lo q va a ocurrir por eso no las veo, si acaso 1de capitulo, uno en el medio y el final y ya sabes todo.
Yuris Nórido:
He leído su trabajo en la prensa escrita de Trabajadores, ¡EXCELENTE!, y lo he buscado en la prensa digital de Trabajadores, para poder expresarle una vez más que periodistas críticos de la televisión en el tema Cultural como usted, hay pocos; y me dirijo así, porque usted es un PERIODISTA con MAYÚSCULA. Pienso que sus trabajos deberían ser escuchado en la tribuna del NNT por el día o en el estelar, para que su PALABRA pueda llegar a la mayoría de los televidentes, como usted INFIRIÓ en este trabajo y cito: ….Y se ha puesto de manifiesto la necesidad de un sistema de la crítica profe¬sional, que brinde herramientas, asideros, guía para el análisis… sin que imponga criterios como tribu¬nal inapelable….. Y hacen falta siempre análisis desde esa perspectiva, que no excluyen ni deslegitiman acercamientos desde otros ámbitos. La divisa tendría que ser el RESPETO al PÚBLICO, al que piensa diferente, a los CREADORES.
Desearía, y pienso que es el sentir de la mayoría de los televidentes que pudiera expresar sus criterios de esta novela El rostro de los días, también en el NNT y en el estelar, por todos los que trabajaron en esa novela que merecen una crítica con respeto y argumentos válidos, y por todos aquellos que siguieron la transmisión de la novela, nuestro pueblo… FELICIDADES .