La historia comenzó hace más de 100 años, con la entrada en escena de los esclavos traídos de África y tratados como animales, violencia y racismo que fue cambiando de forma, pero que hoy se mantiene en los Estados Unidos. Muchas son las historias de la represión policial y el maltrato a los ciudadanos. En estos días nuevamente surgen las protestas en las calles por la absolución de los asesinos de una joven negra, asesinada en marzo de este año.
Breonna Taylor, técnica médica de emergencia y aspirante a enfermera, con solo 26 años, fue asesinada en marzo de este año, frente a su novio, por tres policías que ingresaron a la fuerza en su casa con una orden de registro.
En su momento la criminal acción conmovió a la población de Louisville, Kentuky, que se lanzó a las calles para protestar por una nueva víctima del racismo imperante en la sociedad estadounidense.
En los últimos días de septiembre esas mismas calles se llenaron de ciudadanos, negros y blancos, que volvieron a sentirse indignados, esta vez no por otra muerte, sino por la decisión de un jurado que juzgó la acción de los policías involucrados y decidió no tratar como criminal a uno de los asesinos.
Crecen las tensiones
Las tensiones raciales crecen en Louisville, Kentucky, en medio de protestas contra el polémico fallo del gran jurado que absolvió a tres oficiales blancos involucrados en la muerte de Breonna Taylor, según despachos de prensa.
Lo que molesta y preocupa a la ciudadanía es que el gran jurado decidió que ninguno de los tres oficiales blancos involucrados en la redada policial en el apartamento de Taylor fuera acusado de causar su muerte, aunque uno lo fue por “poner en peligro a sus vecinos”.
Las demostraciones fueron en su mayoría pacíficas aunque se escucharon varios disparos cuando policías fuertemente armados se acercaron a una multitud y ordenaron que se dispersara aproximadamente unos 30 minutos antes de la entrada en vigor el toque de queda a las 21:00, hora local.
En los últimos meses arreciaron en Estados Unidos las protestas contra el racismo y por reformas en el sistema policial del país, que se incrementaron tras el asesinato del afronorteamericano George Floyd en mayo pasado por un policía blanco en Minneapolis.
El 23 de agosto pasado, la policía disparó siete veces a quemarropa en Kenosha, Wisconsin, contra Jacob Blake, un hombre de 29 años y padre de seis hijos, lo que provocó fuertes manifestaciones en esa localidad y en numerosas ciudades del país.
En aquel momento unidades de la Guardia Nacional de los estados de Arizona, Michigan y Alabama fueron trasladadas a Kenosha para sumarse a la represión a las protestas. Solo son algunos casos.
Trump es solo parte del problema
Especialistas siguen de cerca la escalada de violencia que estremece a todo el país. Resulta cotidiana la represión policiaca, cada vez más violenta, contra manifestaciones pacíficas de ciudadanos.
Y si en algo coinciden esos expertos es que los problemas de esa sociedad no es solo la presencia en la Casa Blanca de quien se ha ganado el rechazo de hasta sus propios seguidores, ni de la pandemia y de otros muchos males sociales, y entre ellos el más visible, el racismo.
Los últimos meses los titulares de la prensa local recogen abuso de la fuerza por parte de la policía, asesinatos por parte de los uniformados hasta de niños enfermos y la violencia en contra de los manifestantes que condenan tales situaciones y el odio racial.
Este es el escenario que antecede a una de las más polémicas elecciones presidenciales en esa nación y no es muy diferente al que existía cuando la joven negra recibía varios disparos de policías blancos.
Para muchos es preocupante la actual presencia en las calles de las principales ciudades de bandas de civiles armadas con fusiles y armamento pesado, lo que hace pensar en el incremento de la violencia en esa nación.
Esa es la democracia que quieren imponer en el mundo, ese es el sueño americano, transformado en odio, racismo. Se debilita el imperio, recurre a su perfil más bajo en su historia.