La pandemia ha logrado, en los últimos tiempos, contar con aliados en nuestro país. No es que lo sean deliberadamente o por hacer más daño del que provoca la enfermedad.
La irresponsabilidad y la indisciplina los caracteriza. Pueden ser jóvenes o viejos, blancos, negros o mulatos, tener mayor o menor instrucción. En fin, están en todos los barrios de nuestra ciudad.
Lo que cuento a continuación aconteció este fin de semana. Una madre, desesperada, se asoma al balcón de la casa porque su hija, adolescente, no llega y eran casi las siete. Nadie en la calle, ni siquiera los perros y gatos.
La hija salió temprano con unas amiguitas para participar en un cumpleaños. Una vez en casa, pasadas las siete, la joven relata que la hora la sorprende a solo unos metros de la vivienda, y que debió ocultarse al ver una patrulla.
Madre e hija, finalmente, se recuperan del susto y no muestran el más mínimo sentimiento de culpabilidad. En la vivienda conviven una anciana y dos menores. La historia no fue inventada, sucedió el mismo día que en la mañana se anunciaban decenas de nuevos casos de contagiados y el lamentable fallecimiento de dos personas. ¿Cuántos jóvenes fueron a la fiesta y qué bebieron?
En el mismo barrio hay otros aliados de la pandemia. Uno de ellos, de la tercera edad, se sienta como cada día en el portal de una empresa a fumar y conversar con un jubilado. De vez en vez beben del envase donde guardan ron. Para hacerlo se quitan el nasobuco y a veces se les olvida ponérselos nuevamente. ¿Cuántos casos similares usted conoce?
Aunque hay cosas nuevas, como el recibimiento o la despedida de amigos o parejas que se abrazan y se besan, eso sí, sin quitarse el nasobuco.
Antes de las cinco de la mañana no debe haber nadie en las calles, pero decenas de personas logran los primeros 50 o más puestos de la tienda o comercio del barrio. Todos ellos buenos aliados de la COVID-19.
Mientras redacto estas líneas en la televisión se denuncia la presencia de niños en las calles montando patinetas o jugando en plena calle. Y uno se pregunta ¿lo saben sus padres?