Celebración de 15 a la altura de los 40 • Trabajadores

Entre los mayores orgullos de la doctora Lorchen está el diploma firmado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz que la reconoce como fundadora del Contingente Henry Reeve. Foto: Betty Beatón Ruiz

Lorchen Torres Quiñones festeja tres lustros de buen hacer. Anda feliz, como si fuera su fiesta de quinceañera, aunque ya frisa las cuatro décadas de vida.

De algún modo la creación del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve marca el nacimiento de sus andanzas como profesional de la salud.

Cuando el Comandante en Jefe dejaba constituida esa brigada solidaria, Lorchen solo tenía un año de titulada como médica.

No fue la suerte o el azar quien hizo que su nombre figurara entre los mil 586 fundadores del Henry Reeve, dispuestos todos a partir rumbo a Estados Unidos para colaborar con la recuperación de la población afectada por el huracán Katrina.

La doctora santiaguera llevaba como aval una trayectoria de excelencia como estudiante, graduada con Título de Oro, además de un diplomado en Terapia Intensiva y la disposición de prestar ayuda a quien fuera, cuando fuera y donde fuera necesario.

De aquellos primeros momentos le quedan en el recuerdo las más hermosas vivencias, y entre sus documentos mejor guardados el diploma con la firma de Fidel que reconoce su condición de fundadora y en el que se lee en una de sus partes: “A ustedes, generosos defensores de la salud y de la vida, vencedores del dolor y la muerte”.

Cuando evoca los días en que se creó el Contingente Henry Reeve, la doctora Lorchen menciona con particular cariño el segundo encuentro con el Líder Histórico de la Revolución, quien llegó para explicarles que el Gobierno de los Estados Unidos había desestimado la ayuda médica de Cuba pero que el Contingente seguiría preparándose porque no faltarían oportunidades para demostrar la vocación humanística de nuestro país.

“Qué visionario Fidel, qué gigante”, dice mientras repasa su propia labor internacionalista con tres misiones como integrante del Contingente para asistir a víctimas de desastres y grandes epidemias, y otras dos como colaboradora en la atención primaria de salud:

“Todo comenzó en Pakistán en octubre del 2005 luego del terremoto de octubre de ese año, allí estuve hasta abril del 2006. Pocos días pasaron y partí a Bolivia, en junio, para enfrentar los impactos sanitarios de las grandes inundaciones que azotaron a esa nación.

“Me tocó trabajar en La Higuera, así que imagina cuánto honor, cuánto compromiso conmigo misma, con el Che, con mi patria, con la humanidad, tanto es así que a pedido del presidente Evo Morales buena parte de los integrantes del Contingente nos quedamos en las tierras bolivianas para la asistencia comunitaria”.