Pudiera parecer algo insólito insertar en el reino de las minindustrias de frutales, cercano al avileño poblado de Ceballos, una miniplanta para producir quesos y otros derivados de la leche.
Y es que en la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Patricio Sierralta, enclavada en el centro de la provincia de Ciego de Ávila, hay reservas productivas en los potreros. Por eso, le safaron el nudo a las rutinas y realizaron el 1er Encuentro de Ganadería Familiar Sostenible.
Lo primero allí es lograr buenas prácticas ganaderas para desarrollar las potencialidades de la quesería. Tal empeño cuenta en el lugar con gestiones más avanzadas en la vaquería de un matrimonio de profesionales atemperado a las soluciones rápidas y novedosas en la recuperación de la economía.
«Empezamos con una vaca y tenemos casi 300 animales. Al inicio contábamos para todo con el veterinario. Ahora ordeño, pongo sueros, realizo partos, excepto la vacunación que responde a un programa estatal», declaró Israel Rodríguez Ríos, uno de los encargados del florecimiento de la finca Las Margaritas.
«Nos motiva también el hecho de atesorar un siglo de tradición familiar porque mi abuela Irene elaboraba un queso distintivo por su sabor y textura, saberes que heredó mi mamá y le trasmitió la experiencia a mi esposa».
Para Maité Cruz Hidalgo los amaneceres son agitados: «Requiere dedicación preparar los moldes, echarle la cuajada a la leche, controlar la temperatura, ponerle la prensa y quitarle el suero que utilizamos hoy para los animales como alternativa alimentaria».
Esta familia tiene sin marabú seis caballerías de potreros, hazaña que las vacas le agradecieron. «Acopiamos más de 300 litros de leche en una etapa pico el año pasado, por lo que fue engorroso convertir en queso esa cantidad, mediante el proceso de forma artesanal.
«Con tal precedente ideamos un proyecto de desarrollo local que sumara a ese grupo élite de minindustrias, una minifábrica de quesos frescos y semiduros, requesón, yogurt…», subrayó Israel.
«Lo que nos propusimos no fue una aventura», comentó Maité. «Vamos por más hasta lograr el encadenamiento productivo de las fincas pecuarias en nuestra cooperativa», afirmó Israel.
Argumentó que es ese uno de los requisitos para poder construir una unidad productora de queso que se nombraría Las Margaritas, aprobada por el Gobierno, en calidad de Proyecto de Desarrollo Local e incluido en el macroproyecto titulado Ganadería Familiar Sostenible, ambos en el avileño municipio de Ciro Redondo.
¿Qué garantía tienen tales proyecciones?
«Está aprobado el proyecto de la obra civil; contamos con la tarea técnica concebida por la Empresa Metal Mecánica Varona, de La Habana. Tenemos los avales de las direcciones de la Agricultura, Salud, Comercio, la Industria Láctea, la Anap, y otros documentos.
«Resulta que la leche producida en nuestra cooperativa es convertida en queso, cuyo volumen total ascendente a unos 4 mil 700 kilogramos anuales, es llevado a la industria láctea por cada campesino, debido a que muchos de ellos viven en lugares que, por su dispersión y caminos de difícil acceso, no están en la ruta de recogida del alimento, de ahí el impacto económico y social que tendría el acercamiento de la fábrica a la finca».
Tanto Israel como Maité, autores del proyecto Fábrica de Queso Las Margaritas, reconocen que, de cuajar cada tarea proyectada, depende el éxito de las que ya se emprenden: «acuartonamiento, limpieza de potreros, mejoramiento genético…», ejemplificó el ingeniero Rodriguez Ríos.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.