En la ciudad capital los embates de Laura dejaron afectaciones, pero en Artemisa, muy cerca de donde tocó tierras cubanas por segunda ocasión, fue peor. Pérdidas incontables, poco que aprovechar, pero una voluntad tremenda de levantar el verde caído y emprender la recuperación. La tierra estaba esperando como quien no pierde la confianza; tocaba reponer.
Güira de Melena y Alquízar destacan entre los mayores productores de alimentos en la provincia y en todo el país. De sus campos sale una buena parte de lo que se envía a la capital cubana, sin contar el autoabastecimiento.
La cercanía de Laura a estos municipios obligó a reforzar medidas para preservar recursos y alimentos: no pudo afectar la tecnología; no obstante, sus frutos —a poco de ser cosechados— mostraban la más triste realidad.
A Rafael Leal Piñero, presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Ubaldo Díaz Fuentes, en Güira de Melena, el evento meteorológico le dañó unas 30 hectáreas de plantaciones de plátanos y 90 de frutales, entre fomento y producción; sin embargo, cree que el aprovechamiento está sobre unas 100 toneladas para la próxima comercialización.
Dice que amaneció allí, para cuantificar cada árbol o fruto caído y evaluar lo que mantuviera calidad, pues “después de la tormenta siempre toca la recuperación a golpe de Sol, mucho esfuerzo y compromiso”. De sobrada manera lo asumen hombres y mujeres que a diario colocan o recogen maravillas de las más fértiles; por tanto, había que trabajar.
“Pretendemos mantener nuestros planes de entrega al territorio y la capital cubana. Adelantaremos cosechas y fortaleceremos la siembra de cultivos de ciclo corto. Aprovechar el cangre, sembrar yuca y rescatar plátano, nos permitirán superar la pérdida en cinco meses”, añadió.
Una plantación en el suelo recela interrogantes, inconformidad y ausencias, pero si le ponemos vigor —el mejor fertilizante humano— muy pronto estarán acopiando.
A Laura no le bastó la agricultura. También golpeó con furia a la minindustria La Güireña, donde 50 fibras volaron por la intensidad de sus vientos. En el momento del recorrido, encabezado por Yoan Molina Blanco, jefe del subgrupo de Alimentos del Consejo de Defensa Provincial, sus trabajadores limpiaban, recogían y preservaban para la recuperación total.
“¡Ya queremos arrancar!”, dijo uno. Eso es voluntad. ¿Quién duda del éxito en próximas semanas?
Y en Alquízar no fue diferente. Según comentó en un pequeño intercambio Pedro Miguel García Veliz, director de la Empresa Agropecuaria, “300 hectáreas de maíz fueron afectadas, 200 de maíz seco. Lo cosechamos a mano, porque las máquinas no recogen del suelo. El campo exige de nosotros y aquí estamos».
“La yuca y el plátano son las plantaciones más dañadas. Encima, el aguacate de diciembre se perdió, luego de más de seis horas batiendo los vientos. Eso significa evaluar constantemente nuestros compromisos, sin afectar al pueblo. Rendirnos no sirve de nada: ¡seguimos en combate!”
Pese a los estragos considerables creo que podemos devolverle al campo lo que Laura arrebató. Si el verde está en el suelo, mañana debemos levantarnos con el concurso de todos; a fin de cuentas, la agricultura es indispensable para la nación.
Los cubanos tenemos sobrada experiencia ciclónica y, especialmente, recuperativa. Toca volver a florecer; pintar los campos de verde una vez más. Lo que Laura no pudo llevarse es nuestra voluntad. Cada acción restauradora debe ser categoría 5, como precisan estos tiempos.
(Con información de Artemiseño)