Frente al consultorio médico número 20 de la calle 19 del reparto Sanfield, un puñado de damas de juventud acumulada hacen del deporte el sustento espiritual de cada día. Todas desbordan ánimo y vigor; sin embargo, tres “mosqueteras”, de esas de todas para una y una para todas, desenvainan lo mejor de su añejo arsenal físico contagiando a la otra parte del grupo, y dejando eco del bueno en la comunidad.
“Llevo cinco años en este círculo de abuelos, pero 36 realizando ejercicios”, asevera Valentina Sánchez Sánchez, quien a los 94 años ejecutó una rutina que erizó de admiración a cierto integrante del equipo de Trabajadores. “Yo bailo, plancho, cocino y hago cuentos. Solo falto cuando tengo consulta médica. En casa mis hijos me consienten, y en el barrio la gente no deja de apoyarme”.
Toma la palabra Yolanda Martí Olivera. Atesora 89 primaveras y da una feliz “guerra” de cascabeleo entre sus compañeras. “La vida son las gimnasias. Padezco de artrosis. Gracias a esta práctica la mantengo a raya. No le doy oportunidad. Ya son más de 20 años aquí y no pienso parar. Mucha gente no sabe lo bueno de estar acá”.
Aborda la conversación Rubiseida Cruz Rodríguez, una vivaz monitora, que supera fácilmente los 80 abriles. “Cuando la profe no viene asumo su función. Me sé la rutina de los ejercicios. Sigo con sano interés la pelota, el boxeo y el baloncesto. Trato de no perderme ningún juego de los Cachorros de Holguín en la Serie Nacional de Béisbol y sumar a otras abuelas”, legitima regalando la mejor de sus sonrisas.
A Yerennis Vega Peña, todavía le brilla en las manos su título de licenciada en Cultura Física. Aunque es muy joven asumió la responsabilidad de guiar a esta “tropa” con muchos deseos. “Apenas llevo dos cursos junto a las abuelitas. Sé que soy útil. Las motivamos y les efectuamos actividades donde nos divertimos. Los viernes tomamos helados, o realizamos el día del té. No pienso irme para ninguna escuela. Deseo seguir junto a ellas y compartir cada jornada. Lo hago con sano gusto”.
Hace algunos meses la capital provincial aplaudió sus 300 años. Diversas bellezas y sitios de interés la engalanaron para la inolvidable ocasión. Uno de estos brilla en el reparto Sanfield, donde un puñado de juventud acumulada brinda todos los días con ejercicios y buenas vibras por la salud, la amistad y el bienestar. ¡Vivan los espacios así y quienes les dan vida!