Es certeza comprobada que, casi en su totalidad, la obra publicada por Eusebio Leal Spengler nace a partir de su fecunda oratoria, esa capacidad de conquistar y convencer a los más diversos públicos mediante su palabra seductora, subyugante, cautivadora.
Así lo demuestra la lectura, o relectura, de libros como Hijo de mi tiempo y Aeterna Sapientia, en que se agrupan textos, hasta ahora dispersos, nacidos gracias al dominio de esa palabra ágil, fresca, justa, precisa, que enriquece e identifica la oratoria del desaparecido Historiador de la Ciudad de La Habana.
En Hijo de mi tiempo (Ediciones Boloña, La Habana, 2013, 228 pp) aparecen discursos, intervenciones, conferencias, entrevistas y prólogos, fechados entre los años 2009 y 2013, que se acercan al vasto universo temático que preocupó, y ocupó, al autor durante su ejercicio intelectual.
Estas páginas permiten al lector conocer de la patriota Emilia Teurbe Tolón, del medio milenio de la primera villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, de las raíces del humanismo americano, de la huella del maestro Cintio Vitier en la cultura cubana contemporánea…
Son reflexiones, comentarios, indagaciones, que también analizan la relación de Napoleón con América, el Malecón de la capital cubana, la obra de la investigadora Zoila Lapique, las regulaciones urbanísticas de La Habana Vieja y la labor del historiador de Baracoa Alejandro Hartmann.
Alessandra Riccio, al presentar esta entrega, acertadamente se refiere al proyecto cultural asumido por Leal Spengler, «que deviene eje principal para el renacimiento del Centro Histórico, donde el ser humano es protagonista y el principal beneficiario».
Doctor en Ciencias Históricas, Eusebio Leal Spengler (La Habana, 1942-2020) desarrolló, por más de cinco décadas, una monumental labor de rescate, conservación y atesoramiento tanto del Centro Histórico de la capital cubana como del patrimonio material e inmaterial de toda la nación.
Historiador de la Ciudad de La Habana desde 1967, reconocido por su fecunda labor con numerosos premios, galardones y distinciones concedidos dentro y fuera de la isla, publicó una amplia y documentada bibliografía relacionada con temas históricos y culturales.
Regresar en el tiempo, Fiñes, Fundada esperanza, La luz sobre el espejo, Detén el paso caminante, Verba Volant, Carlos Manuel de Céspedes. El diario perdido, son algunos de esos títulos que se han convertido en fuente permanente de enriquecedor conocimiento.
Una veintena de textos dispersos, como conferencias, discursos, intervenciones, artículos, prólogos, palabras a catálogos, firmados por Leal Spengler entre los años 2011 y 2015, son salvados para la memoria en Aeterna Sapientia (Ediciones Boloña, La Habana, 2015, 278 pp).
Se inspira el título de este libro en la frase inicial que aparece en el Breve papal Ad futuram rei memoriam que, emitido el 12 de septiembre de 1721 por el Papa Inocencio XIII, autorizaba crear la Real y Pontificia Universidad San Gerónimo de La Habana.
Hechos y figuras de la historia insular centran la atención del autor, quien reflexiona, entre otros temas, en la significación del 24 de febrero de 1895 en la lucha por la libertad cubana, en la figura del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y en el vil asesinato en 1871 de los ocho estudiantes de medicina por el colonialismo español.
Enriquecen esta entrega tres entrevistas concedidas por Leal Spengler y dos artículos –«Memoria viva», de Araceli García Carranza, y «Apuntes para una biobibliografía», de Félix Julio Alfonso López–, ambos relacionados con la obra, en cinco tomos, que presenta su biobibliografía.
Reveladora resulta la lectura de Hijo de mi tiempo y Aeterna Sapientia. Sus páginas permitirán comprobar no solo el conocimiento atesorado por un hombre consagrado al estudio de la historia de la patria amada, sino también el alcance, trascendencia y permanencia de su legado a favor de la salvaguarda de la memoria de la nación cubana.