Se emplearon al máximo, diría que sobrepasaron todo lo posible y lo hicieron por el prójimo. No tuvieron en cuenta las horas, se unía el día y la noche laborando sin descanso, sin preguntar cuándo y dónde estaría el fin, todavía lo hacen.
Puedo dar fe de esa entrega. Dos veces estuve en el Laboratorio de Microbiología Molecular en medio del momento crucial de la pandemia; allí estaban ellos: doctores, máster, licenciados, personal técnico y de asistencia sin quitarse la sobre bata por un instante, sin acordarse incuso de los suyos; porque ese número que está en una muestra es una persona, que espera el resultado.
Seis veces pude apreciar la entrega de los trabajadores del Hospitales Militar Manuel Fajardo, con su director, el doctor Jorge Eduardo Berrio al frente, casi sin hablar, eso sí razonaban, buscaban el mejor protocolo, el mejor tratamiento, luchaban y guerreaban contra lo desconocido con los pacientes más críticos.
Otras tres veces pude estar cerca del personal del Hospital Oncológico Celestino Hernández, nadie se movió del lado de los pacientes, sospechosos y contactos, era una dedicación extrema.
Estuvieron allí en la línea roja, dedicados, agenciosos, prestos a sanar, no vi las sonrisas de sus rostros, creo que más allá del uso del nasobuco y las caretas protectoras que lo impedían, no tenían tiempo de sonreír.
También conozco a los transportistas, casi anónimos, que estuvieron durante todo el período prestos a conducir a médicos, enfermeras, pacientes, enfermos, sospechosos hacia centros de la salud y de aislamiento. Se expusieron y lo hicieron con el altruismo de los grandes. Todos lo hicieron con la entrega que gesta las obras inmensas, obraron de esa manera impulsados por los valores entrañables que ha gestado un hecho más humano aún: la Revolución cubana.
A ellos: Laboratorio de Microbiología Molecular de Villa Clara, que procesó muestras de la PCR de la región central de Cuba, a los hospitales Militar Manuel Fajardo y Oncológico Celestino Hernandez, quienes atendieron a enfermos, contactos y sospechosos de Villa Clara y otras provincias y a la empresa Provincial de Transporte de Villa Clara la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) le otorgó la Bandera de Proeza Laboral.
En actos solemnes en los que estuvo presente Yudi Rodríguez Hernández, presidenta del Consejo de Defensa de la Provincia, y Julio Morales Verea, secretario general de la CTC en Villa Clara; así como representantes de los sindicatos de la salud, transporte y Civiles de la Defensa se les entregó el estandarte.
Cada colectivo de la salud expresó el compromiso de continuar laborando incansablemente y ser leales a la ética medica cubana hasta que la pandemia desaparezca. Por su parte los transportistas reafirmaron su decisión de repetir lo realizado.