Cargando...Hace ya mucho tiempo que existen en el mundo informativo lo real, lo que sucede y es demostrable y también lo fabulado por los poderosos medios de comunicación, basado en mentiras.
Hace siete años la Asamblea General de las Naciones Unidas evaluó el Plan de Acción Mundial para Combatir el Tráfico de Personas y los Estados miembros y adoptaron la Resolución A/RES687192: Medidas para mejorar la coordinación de la lucha contra la trata de personas, designando el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata.
En la resolución, se señala que el día es necesario para «concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos.”
¿Quiénes son las víctimas reales de la Trata?
La trata de personas es utilizada en explotación sexual, trabajo forzado, mendicidad forzada, matrimonio forzado; para vender niños y como niños soldados, así como para extraer órganos.
Las mujeres representan el 49% y las niñas el 23% de todas las víctimas de la trata. La explotación sexual es la forma más común de explotación (59%) seguida del trabajo forzado (34%).
La mayoría de las víctimas de la trata lo son dentro de las fronteras de sus países; las víctimas de la trata en el extranjero se trasladan a los países más ricos.
Se estima que 2,5 millones de personas están atrapadas en las redes de la esclavitud moderna. Hombres, mujeres y niños caen en las manos de traficantes tanto en su propio país como en el extranjero.
Todos los países están afectados por la trata, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. La esclavitud, tanto en su forma moderna como en la antigua, no es sólo una vergüenza, sino que es «la execrable suma de todas las villanías», como la definió el abolicionista John Wesley, y no tiene cabida en nuestro mundo.
Esa es la realidad, la tangible, la que provoca el rechazo de la comunidad mundial y se recuerda cada 30 de julio.
¿Quiénes son las víctimas inventadas?
Sucede que por arte de magia los profesionales cubanos de la salud, que generosa y voluntariamente brindan sus servicios a los pueblos que requieren ayuda sanitaria, desde mucho antes de la pandemia y en la actualidad, aparecen como “esclavos, testaferros” y otros calificativos que intentan manchar la honrosa tarea que cumplen cada día dentro y fuera de nuestro país.
No es la intención de este comentario responder las calumnias que cada día se levantan contra nuestros profesionales de la salud y el país. No es necesario, su presencia antes y durante la pandemia que azota al planeta en la lucha por salvar vidas humanas es la mejor respuesta a las campañas difamatorias.
Los miles de profesionales cubanos que han marchado, y están dispuesto a hacerlo, a los países que lo soliciten representan una verdad que no puede ocultarse detrás de las mentiras y la propaganda anticubana
Estados Unidos fracasará en su intento de denigrar la cooperación médica cubana y de convertir en “esclavos” a los héroes cuya labor ha sido reconocida por la Onu, la Organización Mundial de la Salud y sobre todo por los beneficiados de su labor y por muchas otras instituciones que se han sumado al clamor de que sean merecedores del Premio Nobel.
La pandemia aumentó la Trata
La COVID-19 aumentó los peligros de la trata. La pérdida de empleos, el aumento de la pobreza, el cierre de escuelas y el incremento de las interacciones en línea están aumentando las vulnerabilidades y abriendo oportunidades para los grupos de la delincuencia organizada.
El tema de este año para el Día Mundial contra la Trata se centra en las personas que forman el personal de trabajo social, de inspección laboral, funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, fiscalías, personal sanitario y de las ONG que identifican a las víctimas, las asisten en su camino a la justicia y en la reconstrucción de sus vidas.
Se estima que 2,5 millones de personas están atrapadas en las redes de la esclavitud moderna. Hombres, mujeres y niños caen en las manos de traficantes tanto en su propio país como en el extranjero.
Todos los países están afectados por la trata, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. La esclavitud, tanto en su forma moderna como en la antigua, no es sólo una vergüenza, sino que es «la execrable suma de todas las villanías», como la definió el abolicionista John Wesley, y no tiene cabida en nuestro mundo.
Cada noche nuestro pueblo aplaude a sus “esclavos” que regresan a la patria desde otros países victoriosos y orgullosos por el deber cumplido y a quienes calladamente cumplen cada día, cada hora, la sagrada tarea de salvar las vidas de sus compatriotas y de personas en otras naciones.
