“La mística de Chávez Comandante, todavía persiste en esta casa de campo, donde pasó muchos años de la infancia, sus andanzas, las canciones, las alegrías, todos esos recuerdos, todo él siempre está aquí con nosotros. Comandante Chávez, Señor.”
Ese es el saludo de Hugo de los Reyes Chávez, el padre que lo acompañó en sus travesuras infantiles y lo siguió siempre, cuando siendo oficial de las Fuerzas Armadas desafiaba valerosamente el sistema imperante y trajo otra vez a Bolívar, en cuerpo y alma, a guiar la lucha por la redención de los más humildes de su Patria.
El 25 de julio de 2019, El Maestro -como suelen llamarles familiares, conocidos, amigos- recibió a un grupo de colaboradores cubanos en ese mismo escenario de su Sabaneta natal, en el Estado de Barinas, con quienes compartió jubiloso, sencillo y con excelsa humildad pasajes íntimos del vástago que maduró temprano y fiel a las ideas emancipadoras de El Libertador lideró el proceso revolucionario en Venezuela y cuya luz irradia las ansias de independencia de Nuestra América.
Desde entonces guardo ese testimonio y hoy vuelvo sobre mis apuntes en ocasión del cumpleaños 66 del Comandante Eterno, del hombre que se entregó todo a la batalla por fundar un mundo mejor, inclusivo, de justicia social y bienestar para su pueblo que sigue dando batalla para materializar sus sueños frente a la más brutal arremetida del imperio, el mismo del que Bolívar dijo: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”.
“En la proyección y el liderazgo está la educación del hogar. Y yo tuve la oportunidad, el privilegio, la gracia de Dios, diría yo, de ser su maestro en quinto grado en la escuela Julián Pino, de Sabaneta; buen alumno, por cierto. Una vez lo hice presentar a examen final de pase al sexto para que la gente no pensara que porque era hijo mío iba a eximirlo y sacó los 20 puntos, el máximo, en la escrita y en la oral.
“Siempre fue buen alumno, buen deportista, buen hijo, buen amigo y muy estudioso. Le gustaba mucho investigar la historia fundamentalmente y tenía un gran sentido del compañerismo, muy bueno con sus amigos, sus hermanitos, con todo el mundo. Siempre en la vida fue así, desde niño hasta que murió. Era muy humanitario».
“Muy amigo de Fidel. Fidel decía que Hugo era hijo de él y Hugo decía que Fidel era su segundo padre”, comenta y sonríe en gesto de aprobación, “padre político, decía él. Gracias a Dios, porque tuvimos el privilegio de convivir con él muchos años y de ser, como se dice el líder de la Revolución Bolivariana, y el pueblo lo recuerda con mucho cariño, donde uno va siente esa admiración del pueblo para él.
“Es como Fidel en Cuba, igualito, son líderes, hombres de historia, de pensamientos muy amplios, con una gran proyección y, por supuesto, con un gran sentido del amor a la Patria”.
Con la Misión Educativa más de un millón de venezolanos aprendió a leer y a escribir y “yo trabajé en ese proyecto de alfabetización cuando se creó la Misión Sucre que es fruto de las ideas humanistas de Fidel y Chávez”, rememora emocionado.
Para completar la obra de Bolívar, Martí, Fidel y Chávez “hay muchas cosas por hacer todavía”, afirma categórico y enfatiza: “seguimos trabajando a pesar de estas grandes dificultades por el bloqueo económico que nos tiene el imperio” y considera imprescindible elevar la conciencia del pueblo, porque “hay mucha gente que necesita más conciencia sobre el significado de Revolución, de lo que es el socialismo”.
“Para Cuba Fidel está vivo y para la mayoría de los venezolanos Chávez también está vivo, pero ahí vamos, vamos pa´lante con la Revolución siempre, con el dolor de haber perdido físicamente a Fidel y a Hugo, pero con la satisfacción del gran trabajo que hicieron ellos por ambos pueblos y ese recuerdo de uno será para siempre, hasta que uno se vaya. Allá deben estar Hugo y Fidel junticos, ¿verdad?, viendo los adelantos de ambos pueblos, como están los ojos de Chávez por ahí pintados en las paredes».
“Y cuando voy a la terapia y veo escrito Yo soy Fidel y la banderita cubana, es fácil advertir que Fidel está ahí, y Chávez, Corazón de Pueblo, también lo está señalando el camino de la justicia social, de la emancipación, de sus proyectos de bien.”
Estas son solo algunas de sus reflexiones sobre el hijo, el líder que trascendió su terruño y es parte innegable de la historia de Venezuela, de América toda, urgida de cambios a favor de las grandes masas populares, a las que el neoliberalismo les niega sus derechos humanos más elementales.