Ni la COVID-19 pudo aniquilar el talento de los cubanos.
La inteligencia se impuso a un estado de crisis mundial de múltiples dimensiones con los aportes de impacto económico y social, tales como las más de 70 investigaciones, acciones preventivas y terapéuticas de la ciencia cubana en el enfrentamiento a la pandemia.
A las novedades científicas y tecnológicas se sumó el ingenio popular. Porque un ejército voluntario de costureras “disparó en ráfagas” nasobucos; la gente fabricó máscaras protectoras plásticas para evitar el contagio y crearon mercados móviles proveedores de alimentos en zonas apartadas.
Por supuesto, los innovadores le metieron el pecho a la carencia de recursos durante la contingencia sanitaria. Sin embargo, todavía en varias entidades no han movido un dedo para retribuir ese gesto altruista para no solo hacer sostenible la vida.
Hay muchos eslabones sueltos en el país en la cadena administración-sindicato-Anir. Una de las evidencias del problema es la pregunta, todavía sin respuesta, en un comentario que publiqué hace cinco años: ¿Le falta un invento a la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) para motivar a las direcciones administrativas reacias al pago de las invenciones? Sabemos que no, pues las responsabilidades administrativas que precisan las normas jurídicas son de obligatorio cumplimiento.
Han transcurrido dos conferencias nacionales de la Anir —antecedidas por seis congresos de esta organización— y el XXI Congreso de la CTC, y las administraciones de la unidad de aseguramiento, de la Empresa Forestal Integral y de Talleres Agropecuarios en Ciego de Ávila, no evaluaron ni remuneraron las inventivas durante el último quinquenio.
Tampoco fue el fatalismo geográfico el que le anuló el itinerario en la remuneración a los aniristas en el año 2019 en las unidades de Talleres Ferroviarios, de Morón, y Ferroazuc, de Ciro Redondo. Demasiadas trabas burocráticas tiene a bordo la comisión evaluadora de la Empresa Ferrocarriles Centro Este, de Camagüey.
Donde acoplan todos los mecanismos, como en Ciegoplast, Aprovechamiento Hidráulico, Agroindustrial Ceballos, Agroindustrial de Granos Máximo Gómez y otros centros, la economía tiene oportunidades de recuperación. Así, con aportes concretos, podrá ser apreciable el efecto económico de las inventivas, cuyo monto superó los 13 millones de pesos el año pasado en Ciego de Ávila.
Más difícil será deshacer las secuelas económicas del coronavirus y del bloqueo imperialista en Transcontenedores, Cítricos Caribe, Residuos Sólidos, Mantenimiento Vial y la Unidad de Camiones (Udecam), donde está ponchada la evaluación de las soluciones y la remuneración a sus autores.
Y eso que los inventores forman su propio fondo monetario. El 30 % de ello es para el Comité de Innovadores, del cual pueden retribuirle a cada creador hasta 5 mil pesos, cifra cuestionada por ser irrisoria en comparación con la aportación del trabajador.
Justamente la desatención y las debilidades del funcionamiento en varias provincias provocaron un decrecimiento de 12 mil 141 asociados y mil 638 organizaciones de base en el país en 2019, según el informe debatido en la II Conferencia Nacional de la Anir.
Entonces, ¿hasta cuándo los Consejos Municipales de Administración van a permitir que direcciones empresariales violen las políticas establecidas?
¿Puede alguien darse el lujo hoy de desinventar iniciativas o nuevos métodos para elevar la motivación, la atención y la estimulación, cuando el Gobierno revolucionario acaba de orientar la aplicación de la ciencia y la innovación tecnológica en todos los procesos productivos y dinámicas sociales para afianzar el desarrollo?
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Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.
A quien acudir si detecto violaciones de principios contables y mis directivos toman represalias conmigo, que rol juegan las instancias superiores y el PCC, UJC Y Sindicato
Estimado José Luis:
Considero que la actividad innovadora y como institución la ANIR fueron perdiendo terreno y practicamente en picada. Si Ud entrevista a viejos aniristas, quizás sin micrófono y grabadora para no intimidarlos, les hablarán con orgullo de tiempos anteriores, con enojo de las soluciones engavetadas y con incertidumbre de los tiempos actuales. La conjunción de las problemáticas agravadas desde el periodo especial, la dualidad monetaria, una legislación propia desatemperada, preferencia de muchos directivos por la pieza nueva (jugar al seguro)antes de una «solución» criolla al problema, trabas burocráticas acrecentadas, han logrado desalentarlos> Innovar, perder el tiempo en crear soluciones, gestionar un recurso u otro, incluso de basureros o de equipos de baja técnica o por obsolescencia, no solo no es alentado, ocurre el desestímulo en toda línea.
Creo que el problema está en haber cambiado la forma que se estimula el inventor. Si en el mundo se le reconoce el derecho de autor y por ello se le paga por cada venta producida un porciento, e incluso se le vincula como trabajador en la empresa que lo produce porque el inventor le da el permiso de producción a esa empresa. ¿ Por qué hay que darle reconocimiento de otra forma? ¿ Se estaría violando el derecho de autor quizás al no pedirle la autorización al mismo de su producción y consecuentemente darle la retribución que merece por cada ganancia creada por cada vez que se utilice la innovación? creo que por allí viene la desmotivación.
En estos tiempos, son sumamente importantes los innovadores, esos que ahorran unos cuantos miles de pesos al país con sus inventivas. En tiempos como estos, en que las carencias de todo tipo afectan a todos, un buen incentivo monetario, (donde incluso puede establecerse un porciento del monto total ahorrado), puede aclarar ideas e insertivar mucho más la innovación en diversos sectores.
No es menos cierto, que las trabas burocráticas, y a veces no tan burocráticas, para promover la inventica y obtener su debida remuneración, se hace tan difícil como un viaje a la luna en una avioneta. Esto debe cambiar, debe darse la importancia que realmente tiene en estimular de cualquier manera (ah estimular no desestimular), a esos que en tiempos de escaceses nos asombran con algún que otro inventico que ahorran al país importantes sumas de dinero en importaciones.
También en tiempos de informatización debe crearse una WEB nacional, que unifique o haga referencias a todo el quehacer nacional realizados por parte de los aniristas, cuyas consultas por todos, dé la posibilidad de aplicarlos en su empresa o negocio.