Mientras en los meses de cuarentena alcanzó niveles que duplicaron el consumo del período estival de un año cualquiera, el territorio se dedicó a implementar estrategias que le permitieron cerrar el primer semestre con niveles inferiores al plan y que ya muestran sostenibilidad.
Según declaraciones a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) de Mario Guilarte Gámez, responsable de la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) la estrategia incluyó inspecciones de control y chequeo sobre el gasto de los mayores consumidores y de los 171 mil clientes privados, a los cuales se midieron los metrocontadores para detectar alteraciones o desvíos irregulares, ilegalidades todas aliadas al derroche de energía y la evasión del pago de la factura.
Tal y como detalló la ONURE la efectividad del ahorro se debió al esfuerzo unido de las organizaciones de masas y la comunidad, quienes contribuyeron al descenso del consumo en los horarios pico (mediodía y noche).
Por su parte, Joaquín Díaz Cantillo, Director Provincial de la Empresa Eléctrica comentó que «más allá de librar al territorio de señalamientos negativos ante el Consejo Energético Nacional, la estrategia posibilitó que cada organización hiciera valer su rol en los colectivos laborales y comunidades para lograr lo que es una responsabilidad común».
En este sentido, Igmara Reyes Márquez, Miembro del Secretariado Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) explicó a la prensa que el accionar de los sindicatos ha resultado esencial pues la incidencia de 365 colectivos encaminó definir medidas adicionales y crear comisiones permantes de ahorro en los sectores Agropecuarios, Salud, Alimentaria y Comercio y Gastronomía.
Aseguró también que llevar la eficiencia a los niveles que exige la situación del país no supone el derroche, y que se ha informado a los trabajadores sobre los riesgos de excesos de consumo, que llevarían a utilizar combustible importado o priorizado al resto de la economía o el transporte.
Guantánamo describe una matriz energética favorable que para 2030 será la de mayor integración de la energía renovable en Cuba.
Ocho parques fotovoltaicos y tres pequeñas centrales hidroeléctricas sincronizadas también al sistema nacional conforman tales reservas, en tanto se suman cuatro grupos electrógenos de emergencia (1,5 megawatts) que apoyan la red central, junto a las plantas de generación de combustible diesel.