Desde su descubrimiento la COVID-19 ha generado numerosas interrogantes en el ámbito científico, en Cuba se desarrollan varias líneas de investigación, entre ellas, el estudio de la duración de la carga viral en un individuo infectado por SARS-CoV-2.
María Guadalupe Guzmán Tirado, jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical IPK, explicó en el programa Mesa Redonda que esa institución analiza, a partir de varias muestras nasofaríngeas de PCR en tiempo real, la positividad de 219 pacientes y 36 individuos asintomáticos.
De los enfermos, la investigación arrojó que en los tres primeros días de evolución de la enfermedad estos presentaban un porcentaje de positividad del 90 por ciento y un 25 por ciento entre 21 y 30 días del transcurso de la infección.
La jefa del laboratorio de referencia declaró que pasados más de un mes, siete enfermos aún mantenían partículas virales en cantidades significativas.
El resultado arrojó que la cantidad de virus disminuye con el tiempo, pero en un grupo de pacientes, todavía después de 30 días, se detectaba una presencia de virus elevada.
En cambio, el estudio de los asintomáticos demostró que, después del primer PCR positivo, se exhibía una cantidad importante de virus entre 12 a 20 días después de tomada la primera muestra de exudado nasofaríngeo.
Guzmán Tirado ejemplificó el caso de un paciente que tuvo PCR positivo por más de 40 días, sin embargo se encontraba clínicamente favorable.
Asimismo mostró que una paciente fallecida por COVID-19, probablemente a causa de la tormenta de citoquinas, presentaba una carga viral alta y no trazas de acido nucleíco como cabrá esperar
En todas las muestras estudiadas se demuestra que la partícula viral está presente, no aislada, sino que se exhibe en grandes cantidades, acotó la especialista.
Destacó que son siete los laboratorios que trabajan en el diagnostico del SARS-CoV-2, cuatro de ellos en la capital y anunció que próximamente se abrirán otros en Ciego de Ávila, Holguín, Matanzas y la Isla de la Juventud, regiones vinculadas con el turismo.
Guzmán Tirado informó que se realizan otros estudios relacionados con la respuesta inmune del organismo y los individuos asintomáticos y el impacto de estos en la propagación de la enfermedad.
Por último, la doctora señaló la importancia de mantener la disciplina y cumplir con todas las medidas de seguridad en aras de disminuir la infección por COVID-19.
Cuba estudia la COVID-19 desde la nanotecnología
El Centro de Estudios Avanzados de Cuba, institución perteneciente al CITMA, de conjunto con otras entidades científicas, desarrolla investigaciones sobre el SARS-CoV-2 a partir de las muestras de exudado nasofaríngeo.
En su intervención en la Mesa Redonda, Angelina Díaz García, su directora general, explicó que el CEA cuenta con el equipamiento, como el microscopio de alta resolución, para el estudio de la enfermedad, pues los virus por lo general tienen una escala similar (entre 60 y 90 nanómetros) a la de una nanopartícula funcionalizada, con la que trabaja la institución.
Precisó que su personal contribuye a la calidad de las muestras nasofaríngeas con vistas a que sean inocuas y puedan visualizarse en la tecnología de alta precisión.
El análisis de una célula nasal con SARS-CoV-2 exhibe un ramillete de virus, donde se aprecia que este coronavirus utiliza la membrana de la célula para formar una propia, acotó Díaz García.
En su intervención demostró la «destrucción casi total» de las células en un individuo enfermo, a la vez que señaló que las nasales, por lo general, exhiben mayor presencia del virus que las faríngeas.
Por ello, reiteró la importancia del uso del nasobuco en todo momento e hizo referencia a las personas que de manera incorrecta lo utilizan y no se cubren la nariz, principal vía de entrada del nuevo coronavirus.
La directora general del CEA también ahondó en otra técnica que desarrolla el centro para demostrar la relación antígeno- anticuerpo a través de la aplicación de suero hiperinmune, donado por pacientes con PCR negativo.
Bronconeumonia y edema pulmonar como causas directas de la muerte por COVID-19 en Cuba
Autopsias realizadas a pacientes fallecidos positivos a la COVID-19 demostraron que la causa directa de la muerte fueron la bronconeumonía, seguida del edema pulmonar y el síndrome de disfunción múltiple de órganos, secuela de la tormenta de citocinas, una reacción descontrolada del sistema inmune provocada por la enfermedad.
Así lo informó en el programa Mesa Redonda, Teresita Montero González, jefa del Centro de Desarrollo del Hospital Militar Central Luis Díaz Soto, conocido como el Naval.
La especialista en anatomía patológica, especialidad que estudia las alteraciones que aparecen en órganos y tejidos como consecuencia de una enfermedad, manifestó que se han realizado hasta la fecha un total de 27 autopsias a fallecidos con el nuevo coronavirus, después de ser aprobadas en mayo la realización de las mismas.
Explicó que para llevarlas a cabo se siguen todos los protocolos de seguridad dictados por el Ministerio de Salud Pública y hasta el momento se cuenta con la satisfacción de que ningún especialista implicado en el proceso ha sido infectado.
En las necropsias realizadas predomina el sexo masculino por encima del femenino y el rango de edad más representativo es el 70 a 89 años, la mayoría con comorbilidades.
Las predominantes, manifestó, son la hipertensión arterial y la diabetes mellitus, sin embargo hábitos como el tabaquismo y el alcoholismo contribuyen también a una compleja evolución, que desencadena, desafortunadamente, en la muerte.
De los 27 individuos, 13 fallecieron directamente por la COVID-19 y 14 por otras causas, si bien todos integran el total de 86 decesos por el nuevo coronavirus en Cuba.
Estamos hablando, en el caso de los 14, de pacientes con una serie de enfermedades, que han tenido a lo largo de su vida y fallecen por esas causas, pero el SARS-CoV-2 agrava el proceso de la muerte, acotó Montero González.
La patóloga mostró en el programa un estudio realizado a una paciente positiva fallecida, el cual concluyó que el hígado y el riñon tenían restos del virus, sin embargo no presentaban grandes cambios morfológicos, a diferencia de los pulmones.
Una de las ventajas de la salud cubana es que desde las autopsias se estudia de manera integral la causa de muerte de un pacientes, por ello en los 27 individuos se definen la causa directa, básica (cadena de acontecimientos que lleva al fallecimiento) e intermedia.
Por último, expresó que de cada cuatro autopsias, una devela un error diagnóstico, por ello, gracias a las necropsias se fortalece la calidad de la asistencia médica y la familia conoce más del deceso de su ser querido.
Cuba investiga capacidad de replicación y daño orgánico provocado por la COVID-19
El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) es una de las instituciones científicas cubanas que va a la cabeza de las investigaciones sobre el nuevo coronavirus, el daño orgánico que provoca y su capacidad de replicación.
Gerardo Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del (CIGB), hizo referencia, en el espacio informativo Mesa Redonda, a una de las técnicas que utiliza la entidad, en colaboración con otras del polo científico, para estudiar el alcance del daño orgánico en pacientes con COVID-19.
El especialista mostró que el SARS-CoV-2 puede tener alta presencia en órganos vitales como el riñón, identificado como una de las partes del cuerpo donde más se acumulan esas partículas virales.
Al amplificar el SARS-CoV-2 mediante microscopía, se observa su capacidad para replicarse y causar el fallo multiorgánico, precisó.
En tanto, otro método empleado por el CIGB exhibe que, a partir de un anticuerpo (en este caso una proteína) que se une a las moléculas del virus, se detectan proteínas virales en pulmones, hígado, riñón y tráquea.
Guillén Nieto demostró, a través de láminas, la alta capacidad de replicación del nuevo coronavirus en las vías respiratorias, sus células puede tener hasta diez millones de partículas virales.
El director de investigaciones del CIGB señaló también que las medidas de contención, como el aislamiento social y el uso del nasobuco, son esenciales para evitar el contagio de un virus agresivo y muy transmisible.
Se refirió a los estudios clínicos, que desarrollados en poco tiempo, impactan en el protocolo cubano, como el realizado en el hospital Naval a más de 130 pacientes donde se comparó el Interferón Alfa y la combinación de este con el Gamma.
Se concluyó que la capacidad del primero para estimular el sistema inmune provocó que la mayoría de los pacientes a los que se les administraba negativizaran al quinto día, mientras la combinación de los dos productos redujo el proceso a solo tres.
Asimismo, el protocolo evolucionó hasta introducir el Heberferón, producido para el tratamiento del cáncer de piel, administrado a pacientes asintomáticos con comorbilidades.