El matancero Francisco (Frank) Delgado Ricabar lleva más de 20 años ligado al movimiento sindical cubano, el trabajo definido por él como parte de su existencia, una existencia no libre de escollos, alegrías y de sufrimientos en esa gratificante pero difícil misión de representar a los afiliados.
Sé que él merece una de esas entrevistas de confesiones inéditas, de venturas y desventuras en una labor donde se entrega mucho, mucho del tiempo, esa valiosa joya negada a la familia, la primera víctima de un distanciamiento que obliga a dedicarle horas y horas a una tarea, “si quieres que salga como debe ser”, la frase que él se encarga de respaldar con óptimos resultados en cualquier lugar donde esté.
En los últimos años Frank ha dirigido el Sindicato Provincial de Trabajadores de la Construcción (SPTC) en Matanzas, lo hizo hasta hace muy poco. No fue porque haya bajada la guardia ni que estén mermadas sus facultades. Frank sigue entero y tan laborioso como siempre. Es cuestión de un asunto de permanencia en el cargo. “Llevo muchos años en la misma función”, dice.
Sin embargo, está satisfecho de lo conseguido, aunque con esa lógica inconformidad de quien siempre busca la perfección. En los últimos años, ningún sindicato de la provincia ha superado al de los cascos blancos en cantidad de colectivos con la categoría de Vanguardia Nacional. En esos saldos, nadie lo dude, está la mano de Frank y los cuadros sindicales a todos los ámbitos.
Él ha sido y es respetado, admirado, querido, por directores de todas las agrupaciones constructoras en Matanzas, un territorio que tiene en Varadero la meca de las inversiones turísticas en Cuba y donde hay ingenieros, arquitectos, técnicos muy preparados.
Lo miro y recuerdo sus anécdotas sobre veces conducir dormido y terminar rodando en medio de una oscura carretera. Entonces era muy joven y debía manejar largas distancias para cumplir… “Hoy lo veo como un acto temerario”, me dijo para alertarme del cuidado que debía yo tener en esa “moto que te han dado periodista”.
En esto he pensado mientras observo maravillada a la cantidad de organismos que han venido a “estrecharle” la mano a Frank el día en que la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en Matanzas y el SPTC quisieron expresarles cuánto significa para ellos.
En la ceremonia de despedida de su antigua función, bello ha sido el gesto en el que Frank papá colocó en las manos de su hija un ramo de rosas como agradecimiento a ella y al resto de la familia, esa retaguardia donde todo se alinea para que no fallen los que están en el flanco delantero.
La Constructora Hicacos, la Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniera (EMPAI), la Cooperativa No Agropecuaria SANCOF, el Buró Municipal del Sindicato de la Construcción en Cárdenas, la CTC Provincial y muchos más le han dejado presentes y Frank ha dicho gracias con un “me siento más comprometido que antes” y tiene sentido esa expresión. Frank seguirá en el movimiento sindical, solo que en otras tareas.
Frank deja su responsabilidad en manos de Anabel Milián. A ella ha entregado el batón del relevo para seguir “asegurando que todo siga bien con nuestro Sindicato. Yo estaré presto a cualquier consulta. Aquí todos saben que soy un enamorado del movimiento sindical”.
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