Me escribe una lectora. Dice en su mensaje que labora en el área de economía de una unidad empresarial de base. Durante tres meses y hasta que se inició la primera fase de la etapa de recuperación de la pandemia le indicaron laborar a distancia, pues en su hogar tiene todas las condiciones requeridas para hacerlo: computadora, conexión para enviar y recibir correos y documentos, teléfono… Además, la oficina está muy distante de su hogar y tiene un niño pequeño.
Pero se estableció la primera fase, agrega, y me dijeron de inmediato que tenía que incorporarme todos los días al local del departamento. Para ir y regresar debo utilizar el transporte urbano, muy difícil por demás. ¿Por qué no me mantuvieron con el teletrabajo, si durante ese tiempo lo hice con buenos resultados y disciplina?, pregunta.
No considero que la respuesta haya que ir a buscarla muy lejos. Se trata quizás de la no aplicación de lo orientado o del apego a viejos métodos. Si existen las condiciones requeridas y se acuerda entre empleador y empleado en el contrato, no hay violación alguna y se evitan ausencias, traslados largos y dificultosos, llegadas tardes, desaprovechamiento de la jornada, molestias… La presencia física no siempre es sinónimo de cumplimiento y además, los nuevos tiempos requieren de la aplicación de ideas renovadoras, como tanto ha insistido Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República.
Aunque ya era conocido y aplicado en alguna medida, el trabajo a distancia y el teletrabajo tomó mayor fortaleza en nuestro país a raíz de la situación energética que se atravesó hace algún tiempo, pues las entidades estatales se vieron precisadas a realizar ajustes en sus horarios y actividades para disminuir el consumo de electricidad en los horarios de mayor demanda.
Esas formas de empleo tienen un respaldo legal en el Código de Trabajo, o sea, que en su aplicación no se vulnera nada de lo legalmente establecido y permiten, además, reducir los gastos de la entidad en materia de alimentación, electricidad, agua, transportación, y otros y aumentar la productividad. Resulta preciso, no obstante, planificar bien y controlar los resultados. Eso le corresponde a los empleadores, a los directivos de cada entidad y sobre todo, al jefe inmediato superior de cada trabajador.
Entre las medidas a aplicar en las tres fases de la recuperación, aparecen: en la primera, fomentar el trabajo a distancia en todas las actividades que se justifiquen y cuyas condiciones lo permitan; en la segunda y tercera, perfeccionar la implementación y el control, a partir de la definición de los cargos que por su naturaleza y funciones pueden utilizarla, el carácter permanente o parcial de la modalidad, las medidas para el manejo de la información clasificada y la ciberseguridad y el sistema de control para medir los resultados.
En uno de los más recientes espacios de la Mesa Redonda de la Televisión Cubana, Marta Elena Feitó Cabrera, ministra de Trabajo y Seguridad Social, informó que a esas formas de labor están incorporadas más de 600 mil personas en el país.
Entonces, ¿por qué existen direcciones de entidades que no promueven esas posibilidades en todas sus potencialidades? ¿Qué papel desempeña en ese sentido el sindicato, si se trata, en fin, de beneficiar a la entidad y al trabajador? ¿Por qué apegarse a los métodos tradicionales?
Si el trabajo a distancia llegó para quedarse, ¿a qué responde que no asuman en todas las entidades con el interés que merece tal?. A la vieja usanza el avance se obstaculiza.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.
Es hora de que las administraciones escuchen al MTSS, en cuanto al teletrabajo o trabajo a distancia; es inhumano y contra los principios humanistas de este pueblo revolucionario, mantener personas en un centro de trabajo cuando su labor puede ser desarrollada en casa; solo por el criterio de un dirigente que considera y hace publico en un Consejo de DIreccion que las personas que trabajan en su casa no se concentran. Lo peor es que teniendo los trabajadores y funcionariosesultados de trabajo superiores incluso a la rutina habitual, ni tan siquiera el sindicato haya protestado por ese criterio tan errado. Eso sin hablar del malagasto de energia, y las dificiles condiciones de trabajo en un mes tan dificil como agosto, sin kw en el plan, y por ello sin aire acondicionado ni elevador. En mi centro, en cuanto se paso a primera etapa, fue asi. Lo peor es que no hay trabajo, y lo que se hace es estudiar las nuevas normas, como si en casa no se pudiera leer
Me costo 4 meses lograrlo, 4 meses cobrando el 60×100 de mi salario, pase hambre, tedio y todas las necesidades habidas y por haber, gracias a mi jefe directo, ahora estoy en el trabajo a distancia y debo acudir al centro 3 dias a la semana,ya llevo 1 mes pero ,aun no he firmado el contrato.
Seguimos arrastrando los malos hábitos de no adaptarnos a las nuevas tecnologías que nos permiten desarrollar un trabajo de mayor calidad y con resultados superiores, que no sólo beneficia al centro de trabajo y al país sino que también se beneficia al trabajador que realiza su labor en mejores condiciones y con menores sacrificios. Lamentablemente,aunque ya nuestro presidente y ministros, se ha referido al respecto, para que de verdad se quede el trabajo a distancia, será necesario que los dirigentes superiores emitan orientaciones precisas al respecto por escrito a sus entidades, ya que, nos guste o no, estamos acostumbrados a ese mecanismo que algunos llaman «ordeno y mando».
es lamentable q en pleno siglo 21 nos sigamos manifestando como dinosarios tecnológicos descubriendo el agua tibia cuando el mundo ya lo ha hecho, yo mismo trabajo en una oficina d lecturas a kilómettros de mi hogar sin necesitar nada mas q un teléfono y una computadora y correo elelectrónico, y mi trabajo es monitorizado a todas horas, no entiendo xq tampoco mi novia q es educadora me dice q ha planificado todas sus clases y va a la escuela en q trabaja a no hacer nada.
Una gran parte de los dirigentes les gusta más tener una banda grande de trabajadores de los que pueda disponer incluso en labores distintas a las que le corresponde permitiendo que el dirigente demuestre su capacidad de improvisación y a la vez de coordinación. Por otra parte, estos dirigentes necesitan sentirse los padres de los subordinados, corrigiendo sus faltas, impuntualidades, y ausencias, les permite demostrar su ejemplar conducta de trabajo llegando temprano para diez minutos más tarde salir para la acostumbrada secuencia de reuniones en los niveles superiores, intermedios e inferiores, saliendo del trabajo después que todos porque no han dado tiempo para trabajar con tantas reuniones. Imagina que, si nadie viene por el teletrabajo, entonces el director de la empresa pudiera dirigir la UEB y no haría falta estos dirigentes. Ah me olvidaba, que hacemos con los tantos directores que tienen un solo subordinado?
Sabe por qué amiga lectora. Porque muchas administraciones han decidido cancelar esa posibilidad ya que les lleva más trabajo y control. El sindicato no se mete en eso. El sindicato hace lo que la administración dice. O sea las administraciones quieren trabajar menos y el sindicato aun no juega su rol en todos los lugares. Es la gran verdad. No se le hace caso al Presidente ni al Consejo de Ministros. Anclados en lo tradicional no somos capaces de avanzar a formas superiores de organización y control de los procesos productivos. Seguiremos por siglos clamando por el cambio de mentalidad……..