Este espacio actualiza permanentemente información sobre el SARS.CoV-2, que centra la atención mundial desde que lo reportaron por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019
DATOS MUNDIALES
Desarrollan en Rusia un nuevo método para detectar el coronavirus
Un grupo de científicos rusos desarrolló un novedoso método de detección del virus SARS CoV-2 en muestras del epitelio nasal o de la faringe. Se basa en espectrometría de masas, una técnica de análisis de distribución de moléculas en función de su masa.
Así, detecta concretamente la proteína N de la cápside interior del virus, el compuesto orgánico más abundante en el material infeccioso, según un artículo difundido a manera de adelanto por ese equipo. Los autores aseguran que el procedimiento es más rápido que la reacción en cadena de la polimerasa, la cual se usa en el test tradicional y se enfoca en obtener numerosas copias de un fragmento particular del material génico. Además, percibe cargas víricas más bajas y asegura preparaciones mucho más simples de la muestra.
En particular, señalan que puede haber rastros del virus en la secreción nasal ya en una fase muy temprana de la enfermedad. Los estudiosos del Instituto de Ciencia y Tecnología de Skólkovo y de otros centros de investigación médica y bioquímica rusos sostienen que pueden detectar esos rastros en el lapso de una hora, al interceptar las proteínas únicas que se asocian con la descomposición de la membrana del SARS-CoV-2.
Según explica este martes la agencia TASS, el espectrómetro de masas ioniza las moléculas que se someten a examen para luego seguir su desviación en el campo magnético. El grado en que se desvían le permite al dispositivo calcular con exactitud la masa de esas moléculas. A partir de tales cifras, se determina si la sustancia estudiada contiene el compuesto en cuestión.
Los inventores probaron su método de búsqueda con la flema de personas que previamente dieron positivo al nuevo coronavirus y también con la de voluntarios sanos. Para comparar los datos, recurrieron además a dos métodos ya conocidos de diagnóstico. Los experimentos confirmaron que el espectrómetro detecta el SARS-CoV-2 incluso en muestras donde resultó invisible para los sistemas de test disponibles, debido a su escasa concentración.
Mutaciones del coronavirus no favorecen su propagación
El coronavirus SARS-CoV-2 ha experimentado miles de mutaciones desde que estalló el brote a finales del año pasado, aunque ninguna de ellas parece aumentar su transmisibilidad o proporcionarle ventajas de propagación, según un grupo de investigadores del University College de Londres (UCL).
Para llegar a esta conclusión, los científicos analizaron el genoma del patógeno aislado en aproximadamente 15.000 personas con covid-19 de 75 países, con el objetivo de comprobar si los cambio registrados en los genes del virus lo hacen más contagioso y más letal, una cuestión clave a la hora hacer previsiones sanitarias para los próximos meses.
El profesor François Balloux, que encabezó el equipo a cargo de la investigación, explicó que emplearon una nueva técnica para determinar si las cepas con nuevas mutaciones tienen mayor poder de transmisión. En primer lugar, estimaron cuántas mutaciones se habían producido repetidamente en distintos pacientes y se centraron en 31 que habían ocurrido al menos 10 veces de forma independiente durante la pandemia, según recoge un comunicado difundido por el University College.
El comunicado destaca tres posibilidades diferentes de que se produzcan las mutaciones: por errores de replicación; por interacciones con otros virus que infectan la misma célula (proceso que se denomina recombinación o intercambio); o aquellas inducidas por el sistema inmune u otros sistemas del huésped que modifican sus propios ácidos ribonucleicos (ARN).
Resultó que la mayoría de aquella muestra de mutaciones repetidas había sido inducida por el sistema inmune humano y que la mayoría era ligeramente perjudicial para el virus. De hecho, ninguna mutación parecía ser ventajosa para la transmisión posterior, aunque algunas eran neutrales.
Una mutación registrada en la proteína de la espiga del coronavirus y que fue denominada en su día D614G figura entre las mutaciones analizadas por el equipo de Balloux. Algunos virólogos habían especulado con la posibilidad de que dicha mutación podía hacer que el virus fuera más contagioso, algo que no se confirmó en el marco de este estudio.
El artículo redactado por los investigadores londinenses se encuentra pendiente de revisión científica en el servidor de preimpresión para biología bioRxiv. Los autores sostienen que el virus SARS-CoV-2 «saltó a la población humana a finales de 2019 desde un reservorio actualmente no especificado» y que el poco tiempo que ha pasado con los humanos hace posible que «aún no esté completamente adaptado a su huésped humano».
(Fuente: Xinhua, RT, PL, TeleSur, OMS)
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