La agricultura constituye eslabón fundamental para el desarrollo económico del país, pero la exportación y sustitución de importaciones resultan problemáticas urgentes a resolver, que no se detienen ni en medio de la pandemia.
Aunque en Camagüey la tradición del cultivo del tabaco no destaque como en otros territorios, este avanza al punto de que ya se mostraron en la bolsa de negocios de ExpoCam 2020, celebrada recientemente, algunos de los puros que bajo el sello Jose L. Piedra comercializa TabaCuba.
La materia prima sale de tierras agramontinas, principalmente de Guáimaro y Sierra de Cubitas. Luego son procesadas en la factoría El Surco y pronto en otra que se ubica en el poblado de Hatuey, en el municipio de Sibanicú, entidad en la que aún se trabaja para crear condiciones que permitan potenciar la calidad exportadora del producto.
Y es que el tabaco constituye fuerte renglón exportable, razón que guió a las máximas autoridades de la provincia a incentivar su siembra en todos los municipios. “El objetivo mayor es sembrar unas 10 hectáreas por territorios”, aseguró Ariel Santana Santiesteban, secretario del Partido en Camagüey; y aunque actualmente hay unas 100, se aspira a plantar en este año 70 más que en el anterior.
Proyecto de familia
El llamado del oro, que constituye la siembra de tabaco, un buen día llegó a oídos del camagüeyano Miguel Colón García. Desde que comenzó a trabajar lo hizo montado en un tractor y desde ese trono vivió unos 30 años. Pero desde hace ocho se decidió a buscar en otras tierras.
Muchos creyeron que era locura, calenturas de unos días. Mas, para él, era la posibilidad de encontrar su verdadera realización. No le importaba el almanaque, ni los achaques. Quería cambiar y ahora sembraría tabaco.
En busca del sueño partió junto a su mujer e hijo, y tanto gustó que este último hasta pidió sus propias tierras. “El tabaco es un producto que al final le hace daño a la humanidad, explica Miguel, pero da beneficios económicos.
“Ahora somos mi mujer y un muchacho que me ayuda los que trabajamos, y por eso solo tenemos una hectárea sembrada. Esto lleva gente. Yo entro a la vega a las seis de la mañana y mientras esté fresco yo sigo aquí atendiendo las hojas. Ya después me dedico a los otros cultivos. Pero me gusta, no me arrepiento”.
¿Beneficios o problemas?
Las rojas tierras de Sierra de Cubitas, dicen los quienes saben de sus bondades para el cultivo tapado de tabaco. Fue así que sucedieron las mejoras estructurales para que la producción aumentara y los interesados se acercaran.
En la Cooperativa de Créditos y Servicios Pablo Miguel Nápoles el tabaco, junto a la ganadería, la apicultura y los cultivos varios, es la razón que le quita el sueño al presidente Aliesky Ferrer Olachea.
“Lo fundamental, la tierra, es buena, pero escasea la fuerza de trabajo. Por muchos años esto no daba muchas ganancias, solo lo justo para pagar los créditos. Pero nos estamos recuperando y buscando soluciones, sobre todo ante la carencia de combustible”, asevera.
Las enfermedades son otra de las dificultades del cultivo de la hoja. Según José González Aguiar, uno de los campesinos que lleva unos 13 años sudando sobre el surco, eso provoca muchas pérdidas, “pero trabajando se puede lograr que crezca.
“Este producto lleva mucha atención, es exigente y a veces te maltrata, pero si limpias, riegas y fumigas las veces que lo lleva, todo sale bien. El secreto es trabajar porque cuando se hace, se gana”.