Atender las necesidades de la población y a la vez contribuir al combate contra la COVID-19 son las líneas de trabajo priorizadas hoy por la unidad empresarial de base (UEB) Servicios Personales y Técnicos de Mayabeque, que tiene su sede en San José de las Lajas.
La rotura de una olla arrocera o un refrigerador, u otro equipo de uso cotidiano en el hogar, es un problema en tiempos normales. En condiciones de aislamiento social que obliga a permanecer en casa, se convierte en una dificultad mayor. Sin embargo, Mileidys Pérez Linares tiene una pronta respuesta para estos inconvenientes que pueden llegar a ser un serio dolor de cabeza para la familia.
Con calma y seguridad reforzada con una sonrisa, la directora de la UEB explica que la entidad no ha cesado su labor, continúa atendiendo a la población, y algunos de sus servicios los ha puesto además en función de las necesidades del enfrentamiento a la COVID-19.
Cuentan con lavandería, planchado, reparación de equipos electrodomésticos y de climatización, mientras que las costureras de sus atelieres (los hay en el propio San José, en Madruga y Bejucal) han reorientado su actividad hacia la confección, en sus casas, de los imprescindibles nasobucos, destinados al sector estatal, lo que incluye a los centros de aislamiento del territorio.
La población, si así lo desea, puede solicitar los servicios de la UEB a domicilio, sin que la recogida y entrega les cause ningún costo adicional. Ello evita que las personas salgan de sus hogares y constituye una gran ayuda para los más vulnerables.
Los talleres de reparación bajo la dirección de la UEB son 11, uno en cada municipio, y si bien se presentan dificultades con el abastecimiento de piezas, se buscan soluciones para no detenerse.
En diálogo con Ariel Vasallo, planchador y secretario general de la sección sindical, con 25 años de experiencia en el ramo de la tintorería, supimos que ante la aparición de la pandemia, una parte del colectivo se enfrascó en apoyar a los centros de aislamiento del territorio. Se destinan dos lavadoras y una plancha de las existentes en esa área para darle tratamiento especial a la ropa de cama y a las toallas. Se procesan diariamente unas 200 sábanas y fundas, y un número similar de toallas.
“A esta actividad, precisa, se dedican dos trabajadoras que se protegen con nasobucos, batas y guantes. Primero sumergen estas prendas en agua con cloro por 30 minutos, después las lavan durante 45 minutos, las someten por 25 minutos al secado a vapor y por último pasan a la plancha donde laboro yo, lo que garantiza su esterilización. Tan pronto están listas avisamos y las vienen a buscar enseguida para llevarlas al centro de aislamiento”.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …