Obstaculizada por las sanciones económicas y el inhumano bloqueo impuesto por el Gobierno de Estados Unidos para adquirir medicamentos, equipos sanitarios y ayuda financiera exterior, la República Islámica de Irán realiza ingentes esfuerzos para controlar el contagio y la propagación de la mortal pandemia que azota a 184 países en los diversos continentes.
En entrevista con Trabajadores, el Excmo. Sr. Rashid Bayat Mokhtari, embajador de la nación persa en Cuba, se refirió a las medidas adoptadas:
“Irán estuvo entre los primeros países después de China, en hacer frente a la expansión del nuevo coronavirus, convirtiéndose rápidamente en uno de los principales focos de penetración de la enfermedad. Estos sucesos comenzaron a mediados del mes de febrero, o sea, exactamente cuando la población iraní se preparaba para las vacaciones de año nuevo persa.
“Durante esos días los iraníes tienden a concentrarse en centros comerciales. Son tradicionales las visitas a familiares, y los viajes recreativos alcanzan su cúspide. Como resultado, el Gobierno de la República Islámica de Irán se hallaba en una situación mucho más compleja para la lucha contra la expansión de esta epidemia desconocida, ya que la concentración de personas en los centros comerciales era mucho mayor de lo habitual, así como las visitas y los viajes podían complicar severamente la situación”.
El diplomático iraní añadió que no obstante —gracias a las oportunas medidas tomadas por el Gobierno de Irán al poder contar con un eficiente sistema de salud y a pesar de las presiones iniciales— se logró controlar el contagio y llevarlo a niveles aceptables, de modo que la expansión, pese a los cuantiosas pérdidas ocasionadas, no alcanzó las cifras de otras naciones de condiciones demográficas similares como Italia o España. A ello contribuyó “la creación de un Comité Supremo bajo la supervisión del Ministerio de Salud y al mando del Líder Supremo, estando obligados todos los órganos del país a acatar todo los acuerdos tomados por dicho Comité”.
“Inmediatamente fueron cerradas escuelas, mezquitas y centros deportivos, recomendándose a la población que se abstuviese de estar en aglomeraciones o de realizar viajes. El pueblo acató en gran medida las recomendaciones del Comité Supremo.
“Por primera vez en la historia del país se detuvo el funcionamiento de la red de trenes de pasajeros. Se cerraron los santuarios y centros religiosos de Irán que a lo largo de su existencia habían permanecido abiertos a los millones de peregrinos que cada año acuden a estos sitios durante los días feriados de año nuevo”.
Mokhtari, consideró, que al igual que los demás países, la rápida expansión de la enfermedad también tomó por sorpresa a Irán, aplicando gran presión sobre el sistema de salud: hospitales y personal médico y de enfermería.
La escasez de algunos equipamientos como mascarillas y equipos de respiración artificial, la cual era evidente al principio, fue gradualmente solucionada con la movilización de las fuerzas populares que contribuyeron a la producción de mascarillas en las casas, con la cooperación de los centros administrativos y gubernamentales, y con la ayuda brindada por algunas naciones amigas y organizaciones internacionales.
“El contagio de más de 100 mil personas y la muerte de más de 6 mil iraníes, entre los cuales se halla un grupo del sacrificado personal del sistema de salud, es el precio que el país ha tenido que pagar por el brote de esta enfermedad, aunque existen otros costos ocultos, como la pérdida de empleos, la caída de la producción y el cese de la actividades económicas, que exigirán realizar nuevos cálculos en el futuro”, opinó.
“En estos momentos, el Gobierno se ha concentrado en impulsar un proceso de normalización gradual y por etapas de las actividades, y se espera que, con la colaboración del pueblo, sea posible retornar a su ritmo de vida normal”.
Lamentablemente, aseveró, en esa etapa difícil y mientras Irán necesitaba con urgencia la ayuda internacional, el Gobierno de Estados Unidos, de forma despiadada, obstaculizó la obtención de ayuda financiera enviada a Irán por gobiernos y personas de todo el mundo. De igual modo, al oponerse a la solicitud de Irán para obtener un préstamo del Fondo Monetario Internacional, ha demostrado que ni siquiera las necesidades de seres humanos enfermos y agonizantes son un obstáculo para la terrible hostilidad.
Al hacer referencia al actual sagrado mes de ayuno del Ramadán, uno de los cinco pilares de la religión islámica, refirió que para los musulmanes de todo el mundo, entre ellos los iraníes, esta es una etapa durante la cual, mediante el ayuno y la participación en las ceremonias y ritos religiosos, el pueblo se vuelca a la adoración a su Dios y al fortalecimiento de sus creencias religiosas.
Las condiciones inusuales existentes como resultado de la enfermedad asociada al nuevo coronavirus y el inevitable cierre de los centros religiosos, las mezquitas y los santuarios, constituyen una situación particularmente dolorosa para las personas que esperaban impacientemente estos días. No obstante, habiendo comprendido la gravedad de la situación y en concordancia con las recomendaciones de los líderes religiosos, se han esforzado por practicar la adoración de forma individual y en sus casas durante este Ramadán, o han optado por participar a través de Internet en comunidades religiosas virtuales.
“Asimismo, durante el Ramadán las personas de bien hacen obras de caridad, distribuyendo alimentos entre los más necesitados, de acuerdo con sus antiguas tradiciones, una costumbre que naturalmente, también ha chocado con bastantes limitaciones durante estos días».
“Afortunadamente, ahora que la situación marcha hacia la normalización de las actividades, el Gobierno ha permitido recientemente la apertura de los centros religiosos y las mezquitas, siempre y cuando se cumplan los protocolos sanitarios anunciados. Se espera que el pueblo inteligente y consciente de Irán, mediante el cumplimiento de estos protocolos, pueda gozar de los beneficios de asistir a las ceremonias religiosas y realizar sus tradicionales obras caritativas».
“El Líder Supremo de nuestro país, en una alocución dirigida al pueblo de Irán, pidió que en esta difícil situación ayudasen a los más necesitados y a las personas cuya economía se había visto seriamente afectada como resultado del brote de la enfermedad, invitándolos también a valerse, de la mejor manera posible, de las tradiciones culturales existentes en Irán para asistir a los pobres y a los más desprovistos”, concluyó el diplomático iraní».